La diversidad de género en los Consejos de Administración es un concepto cuya importancia ha empezado a destacar de manera relativamente reciente. Las empresas buscan una buena gestión de la diversidad como herramienta de atracción del talento que permita convertirlas en organizaciones que reflejen los intereses de todos los grupos y que influye, cada vez con más peso, en las decisiones de los inversores, sobre todo internacionales.

Además, la diversidad de género se ha convertido en un asunto político en muchos países, cuyos gobiernos han establecido recomendaciones o cuotas sobre la presencia mínima de mujeres en los órganos de gobierno societarios con el fin de incorporar el talento femenino a los mismos.

Como se recordará, en el nuevo código de Buen Gobierno Corporativo de las empresas cotizadas, presentado en febrero de 2015, la CNMV recomendaba que, dada la insuficiente presencia de mujeres en los Consejos de Administración, se incluyeran objetivos específicos que la favoreciesen. En concreto, recomienda que el Consejo apruebe una política de selección de consejeros que, entre otros, favorezca la diversidad de conocimientos, experiencia y género, y promueva el objetivo de que, en 2020, el número de consejeras suponga al menos el 30% del total de miembros del Consejo de Administración.

Y, ¿qué ha pasado en estos años? ¿Cómo ha sido la evolución?

womenceo

Como se ve, en los últimos años se ha acelerado un poco la incorporación de mujeres, creciendo de 2016 al 2017 en 2,6 puntos porcentuales, la mayor subida registrada hasta ahora. Si esta tendencia se mantiene y preferiblemente se acelera un poco más, parece que en 2020 podríamos llegar a conseguir el objetivo fijado.

Pero esto va más allá de la necesidad de renovar los Consejos de Administración, nace también de la crisis que hemos atravesado, fruto también de pésimas decisiones, tanto técnicas como éticas. Los mercados han tomado nota y la sociedad lo ha sufrido.

Por eso, es imprescindible contar con consejeros y consejeras que aporten verdadero valor a la compañía, con sus conocimientos y capacidades para detectar oportunidades y peligros.

El currículo y la experiencia se imponen para enfrentarse a los retos del futuro.  Las mejores empresas ya han empezado a abrir sus Consejos a las demandas de los nuevos públicos, accionistas e inversores que exigen eficacia, pero también ética, así como diversidad en la composición de las cúpulas para asegurar la amplitud de criterios, necesaria en la sociedad global en la que vivimos.

Las mujeres somos las abanderadas de esa diversidad con un buen número de ellas capacitadas para acceder a los puestos más altos, en justa competencia con los colegas masculinos, aunque aún nos quedan muchas barreras internas y externas que superar.

Estas barreras externas pasan por realizar una selección cada vez más profesional de los consejeros. El comité de nombramientos y retribuciones tiene un buen papel que hacer en este sentido. Las empresas del IBEX se han ido moviendo más porque son más visibles, reciben presiones de inversores y están a la caza de talento, pero que esto no nos confunda ¿Qué datos tenemos del mercado continuo? ¿Y qué pasa con las empresas familiares? Sobre todo en el primer caso, la opacidad es total.

Alegrémonos de que haya más consejeras que en 2010, pero sin conformarnos. Hay mucho camino por delante que recorrer y somos nosotras también las que tenemos que tomar el testigo. Tenemos que hacerlo con determinación, solidaridad y esfuerzo. A cara descubierta y sin complejos.

Ana Lamas

Presidenta de WomenCEO