Janna Lorenzo, estudiante de Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la Universidad de León; Alberto Mostazo, estudiante del grado en Finanzas y Contabilidad en la Universidad de Extremadura; Diego Trujillo, estudiante de Ingeniería mecánica en la Universidad de León; Álvaro Aguirre, estudiante de último año de Economía en la Carlos III de Madrid; Nerea Cruz, estudiante del grado Derecho en la Universidad de Murcia; Sandra García, estudiante de Biología en la Universidad de León; Luis González, estudiante de Ingeniería Informática en la Universidad de Castilla-La Mancha; Ilda Mar, estudiante de Enfermería en la Universidad de León; y Carla Gensana, estudiante de Biología en la Universidad Autónoma de Barcelona. ¿Qué tienen en común todos estos jóvenes? Han sido los nueve universitarios elegidos para formar parte del proyecto de mecenazgo solidario ‘Apadrinar a un becario’.

María-CanoUn programa que tiene el objetivo de recaudar 14.000 euros por medio de crowdfunding para subvencionar a nueve alumnos matriculados en universidades públicas españolas. Estudiantes que se caracterizan por su alto rendimiento académico, pero que se encuentran en una situación económica precaria. Los participantes fueron elegidos tras un competitivo proceso de selección en el que se han tenido en cuenta parámetros como los resultados académicos, las posibilidades económicas y la situación personal. “Nueve universitarios brillantes con un futuro muy incierto”.

Promocionado a través de plataforma de crowdfunding solidario Kukumiku, el proyecto ha sido lanzado por La Facultad Invisible, una asociación sin ánimo de lucro que nació con el objetivo de trabajar por la mejora del sistema universitario público  y cuyo núcleo fundacional está formado por personas que han sido galardonadas con el Premio Nacional de Excelencia Académica que concede el Ministerio de Educación.

A día de hoy, ‘Apadrinar a un becario’, cuyo crowdfunding finalizará el 20 de febrero, ha recibido un total de 273 donativos y recaudado 10.701 euros. Estamos hablando de un total de 1.555 euros para cada estudiante, una cantidad que para muchos puede ser insignificante, pero para otros puede implicar un futuro y un sueño por cumplir. Faltan poco más de 3.000 euros para cumplir su propósito. La sociedad les apoya pero, ¿y el Estado? ¿Por qué no busca más medidas para fomentar la igualdad en la educación? ¿Por qué no se inician más acciones de esta índole?

Qué duda cabe que de la formación de los jóvenes depende el bienestar de un país. Gracias a esta iniciativa, estos nueve universitarios pueden tener un futuro prometedor, además de ser una fuente de riqueza, ya que la educación es la base para conseguir una mayor competitividad a nivel internacional, fomentar el impulso científico, el desarrollo tecnológico y la riqueza empresarial. Pero, ¿qué pasará con el estudiante que quedó en el décimo lugar? Un universitario brillante “con un futuro totalmente incierto”.

María Cano Rico