Cuando hablamos de conciliación pensamos en flexibilidad de horarios, en maternidad y paternidad, en igualdad de oportunidades, pero también debemos prestar atención a otros conceptos, no menos importantes, como el liderazgo, el teletrabajo, la competencia profesional, la promoción de la salud laboral o la calidad del empleo. En definitiva, hablar de conciliación es sinónimo de progreso, o lo que es lo mismo, de personas.

Y eso lo he constatado en el Foro DONAiDONA que impulsamos desde EVAP (Asociación de Empresarias, Profesionales y Directivas Valencianas) y, que este año, en su segundo encuentro, ha puesto de relieve el estado y situación de la conciliación en nuestro país.

Y es que, según el Barómetro de la Conciliación, “España registra una mejora y recupera el nivel perdido con la crisis”. Este resultado también es corroborado por el informe de Másfamilia, que revela un avance de 3,2 puntos, respecto a informes anteriores, principalmente en mejoras relacionadas con el ámbito social y empresarial.

Y es que, apostar por la conciliación es incentivar la productividad, la salud laboral -mejorando niveles de absentismo-, fomentar el valor social de las organizaciones y las buenas prácticas, generando un entorno positivo que, sin duda, redunda en beneficio de todos.

Hoy en día, nos encontramos con un escenario cambiante, en el que debemos hacer frente a grandes desafíos y retos, principalmente en el área laboral y, por ello, debemos centrar nuestros máximos esfuerzos en las personas, en llevar a cabo políticas que favorezcan la compatibilidad de su vida laboral y familiar, siendo uno de los objetivos crear un clima apropiado, que atraiga el talento, que genere reputación, y que potencie la capacidad de nuestras empresas.

Para ello, es necesario implantar un modelo de organización, que se adecue a la nueva era, a las nuevas demandas, al futuro más inmediato, siendo necesario contar con una evaluación y diagnóstico previo al desarrollo de actuaciones específicas, encaminadas a conseguir que las organizaciones sean más seguras, más humanas, más justas y más solidarias.

Cuando irrumpió la crisis, las empresas tuvieron que realizar un gran esfuerzo, principalmente llevando a cabo ajustes en el presupuesto, pero, sin duda, esta inflexión económica ha permitido poner de relieve la importancia del capital humano, siendo este uno de los principales activos. Es por ello, que las compañías han entendido como una gran responsabilidad el garantizar la conciliación, potenciando así un mecanismo que favorece el grado de bienestar de los trabajadores.

Cada vez más las empresas se preocupan por la situación de sus empleados, y apuestan por llevar a cabo iniciativas en virtud de un marco más saludable, que impacte positivamente en las relaciones laborales y directamente en los resultados, fomentando así una mayor competitividad empresarial.

Conciliación, como decía anteriormente, es sinónimo de progreso, y eso lo saben MUY bien países que se erigen como referentes en esta área como Dinamarca, Noruega, Suecia o Alemania. En España, según los últimos datos se avanza por el buen camino, máxime teniendo en cuenta que cada vez más el trabajador pone en valor su “salario emocional”, que no es otro que aquel que garantiza la conciliación, la salud y el bienestar, en definitiva, que vela por el equilibrio y la estabilidad.

 

Carmen Soler Pagán

Asociada de EVAP e integrante del Comité RSE

Consultora Estratégica en Bienestar Organizacional, Bienser, Conciliación e Igualdad