La puesta en valor del trabajo femenino en el desarrollo rural

Hablar de la Navidad es hablar de mantecados y polvorones de Estepa, pero no siempre vienen a nuestra mente las mujeres estepeñas que elaboran estos dulces tradicionales desde hace más de 150 años en esta localidad sevillana ubicada en pleno corazón de Andalucía.

En Estepa este proceso productivo, a lo largo de su historia “ha llegado a convertirse en el motor económico de la localidad, rige el ciclo de vida de sus habitantes y es un referente de representación ideológica. Por lo tanto, el mantecado constituye un elemento objetivo sobre el que se ha creado la identificación local de esta comunidad, es un referente básico de caracterización, su marcador más representativo y llega a tener tal valor que afecta a todos los habitantes del pueblo, constituyendo parte de su identidad y de su identificación colectiva” (Téllez, 2000: 92)1. El importante número de mujeres que trabajaban y trabajan en las fábricas de mantecados durante la campaña hace que un elevado porcentaje de grupos domésticos estepeños dependan económicamente, en gran medida, de los ingresos obtenidos por esta actividad temporal. Pero ¿se valora hoy en Estepa el trabajo femenino y está en igualdad de condiciones que el masculino?

Queremos destacar la pluriactividad laboral de las mujeres rurales y el papel esencial que han jugado y juegan en el desarrollo endógeno de sus territorios. Mujeres, que han cargado sobre sus espaldas el trabajo doméstico y el extradoméstico, en el campo, en la casa, en la fábrica…Y ese es el caso de las mujeres estepeñas, sobre todo las más mayores y en épocas pasadas. Porque, efectivamente, estas mujeres saben de fabricar mantecados en la campaña de Navidad, de recoger la aceituna del verdeo o la negrilla en otoño e invierno, saben de dulces de Semana Santa hechos en casa que se llevaban al horno para cocerlos (ochíos, roscos trenzados, cocochas, madalenas…), saben de llevar sus casas, de cuidar de los demás, y no siempre con condiciones laborales como las actuales. Durante décadas se ha infravalorado el trabajo femenino en nuestro país, y aún existen discriminaciones laborales que se sustentan en la mentalidad androcéntrica y machista de nuestra cultura.

Aunque hoy en día la concienciación en positivo del trabajo femenino de la población local tiene su reflejo en los homenajes que se han realizado y se siguen haciendo a “La Colchona”, a las mujeres mantecaeras, al trabajo femenino en esta localidad. Efectivamente, a ello puede que haya contribuido el estudio que realicé y el posterior libro publicado por el Ayuntamiento en 2002 titulado LAS «MANTECAERAS» DE ESTEPA. UN TRABAJO ANTROPOLÓGICO SOBRE UNA INDUSTRIA LOCAL2, así como las diversas iniciativas que desde las instituciones locales y la concejalía de la mujer del Ayuntamiento de Estepa se han desarrollado valorando el trabajo de las mujeres en esta industria local. Además, hay una intención manifiesta de ello también por parte del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas “Mantecados de Estepa” y “Polvorones de Estepa”3, y por la mesa sectorial.

Hay que destacar que los ingresos creados por esta actividad generan, por su cuantía, un flujo económico que repercute en el entramado económico del municipio y de la comarca de Estepa. Las rentas obtenidas por el trabajo en las fábricas de mantecados se constituyen en las más importantes de estos grupos domésticos. Si bien, hay que puntualizar que esta tendencia se ha modificado sutilmente en los últimos diez años, quizás afectada por la crisis desde 2009, la mujer estepeña ha cambiado sus hábitos en esta década, y hoy son muchas las que apuestan por otra actividad laboral alternativa al mantecado como medio principal de sustento económico.  Téngase en cuenta, aquellas que tienen estudios universitarios, abren su propio negocio, las que optan por la formación no reglada, o las que se incorporan a las nuevas profesiones, en gran medida ligadas a los servicios sociales, personas dependientes y/o ayuda a domicilio. El perfil de las nuevas y jóvenes mantecaeras, se ha ido modificando y son ellas las que hoy en día reivindican un trato de igualdad laboral con sus compañeros hombres en las fábricas estepeñas.

En los meses de septiembre a diciembre, gracias a la industria del mantecado y a la campaña de recogida de aceitunas, el paro desciende en esta localidad al 7% (este año ha llegado al 6,7%), tanto el masculino como el femenino, evidenciando cómo esta producción de dulces navideños singulariza a Estepa y sigue siendo un motor económico “feminizado” y de empleo “femenino” para esta comarca sevillana.

Estepa es un municipio de 12.503 habitantes (6.238 hombres y 6.265 mujeres (2018)4, y en esta localidad se produce el 95% del total de mantecados y polvorones que se consumen cada Navidad en España. A su vez, entre el 10% y el 15% de la producción se exporta a países tales como Francia, Alemania, Argentina, Brasil, Suiza y Estados Unidos.

El Consejo Regulador es el organismo encargado de controlar la garantía y fomentar la calidad de los mantecados, y de las 22 empresas de mantecados que hay hoy en día 19 pertenecen a él. Desde 2011 se ha obtenido la Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Mantecados de Estepa” y en 2016 la de “Polvorones de Estepa”, quedando así ambas incluidas en el Registro de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas de la UE.

A comienzos de la pasada campaña, en septiembre de 2019, este municipio vuelve a presentar una envidiable realidad con datos mínimos de paro, que la sitúan en lo que podríamos considerar “pleno empleo”. Si en septiembre de 2018 había 710 personas desempleadas en Estepa para ese mismo mes en 2019 ese número se ha reducido a 577 registradas.

El sector del mantecado da empleo en su campaña productiva de cuatro meses (desde finales de agosto a diciembre) a unas 4.000 personas, creando de media cada temporada unos 2.000 empleos directos y más de 2.000 indirectos (en industrias auxiliares tales como talleres de maquinaria, artes gráficas, fábrica de plásticos y de cartón, transportes…). De estos empleos directos en plantilla de las fábricas de mantecados y polvorones, de media el 83%, son mujeres, por lo que la industria del mantecado en Estepa sigue siendo una producción esencialmente femenina.

Según los datos ofrecidos por el Consejo Regulador a finales de 2019, la última campaña de elaboración de polvorones y mantecados de Estepa esperaba alcanzar un récord de producción, aumentando entre un 3% y un 5% la fabricación de estos dulces navideños, como venía ocurriendo en las últimas campañas anteriores tras unos años de crisis que se reflejaron en cierta medida en el sector, pues en la campaña de 2017 se incrementó un 5% la producción y en la de 2018 un 3%. Para la temporada de 2019, las estimaciones preveían conseguir una producción de 22.000 toneladas que permitían mirar con optimismo el futuro de esta industria local. Una industria que  facturará 70 millones de euros, mientras en España demandemos mantecados y polvorones por Navidad.

Hemos de reconocer que las condiciones laborales de las mujeres mantecaeras ha ido mejorando considerablemente a lo largo de las últimas décadas, y hemos de poner en valor las medidas en políticas de igualdad de género y trabajo que se recogen en el actual Convenio Colectivo para las empresas de fabricación y venta de mantecados, polvorones, roscos y alfajores y demás productos que se elaboran en Estepa (2016-2020).

Es merecido agradecer el trabajo de las mujeres mayores en las fábricas de mantecados de Estepa, pues en gran medida fue gracias a su sacrificio, a su capacidad de trabajo, a su esfuerzo, a su entusiasmo, a su empeño, a sus muchas horas quitadas al sueño, a su hacer malabares para compaginar llevar la casa y el trabajo en los “mantecaos”, como hemos llegado hasta el presente. Ha sido y es gracias a las mujeres estepeñas como esta localidad mantiene una actividad productiva que permite generar empleo en una región donde el paro condena a miles de familias al desempleo estructural y la crisis se ha dejado notar severamente. Estepa pues es, desde hace décadas, una isla industrial en una comarca agrícola olivarera, de trabajo en femenino, que va reconociendo el trabajo de sus hombres y de sus mujeres.

Estas mujeres mantecaeras mayores, las que están y las que ya se han ido, las abuelas, bisabuelas, tatarabuelas de las niñas de hoy, con sus malas condiciones de trabajo en décadas del siglo XX, muchas de ellas sin contrato, sin cotizar a la seguridad social, sin jubilación, sin una adecuada valoración de su trabajo…han permitido que esta industria se mantenga y que sus familias pudiesen vivir con unos ingresos complementarios a los obtenidos del trabajo en el campo. Son ellas las verdaderas artífices del desarrollo rural de la localidad. Ellas y su trabajo doméstico y extradoméstico, su flexibilidad horaria, su disponibilidad, su temporalidad de campaña, su destreza manual (adquirida por todo un proceso de socialización femenina impuestas por las representaciones ideológicas de género y trabajo en nuestra sociedad).

Nadie pone en duda que las corrientes feministas y de valorización del trabajo femenino en general, unido a las políticas sociales impulsadas en la última década, también han calado en Estepa y en el sector del mantecado. Hoy una chica de veinte años, sabe cuáles son sus derechos salariales y laborales. Son conocedoras de lo que supone un convenio laboral y, en muchos casos, la mano de obra femenina proviene de una población de mujeres que son estudiantes, que, o bien están realizando sus estudios y necesitan el dinero para hacer frente a cada curso universitario en las ciudades, o bien son mujeres que han finalizado sus estudios y aún no han encontrado un empleo para el que se han formado. En ambos casos, su formación no solo las prepara para una especialidad, sino que, además, les da el conocimiento básico para saber cuáles son sus derechos como trabajadora. Ahora, y cada vez más, podemos encontrar dentro de las fábricas de mantecados ocupando puestos de responsables de calidad, compras, administración, Recursos Humanos…

Pero estas mujeres estepeñas, como el resto de la población femenina de la comarca de Estepa y de la Sierra Sur, también saben que han de encontrar otras salidas laborales, otros nichos de mercado que les permita trabajar durante todo el año en actividades diversificadas, si quieren vivir y disfrutar de su localidad, Estepa, quizás… “una de las ciudades que mejor huele y más bonita de España”.

Dra. Anastasia Téllez Infantes

Profesora Titular de Antropología Social. Universidad Miguel Hernández de Elche

1 Téllez Infantes, Anastasia (2000) “Una industria alimentaria generadora de identificación local: el caso de Estepa y la fabricación de mantecados” Rev. Zainak. Cuadernos de AntropologíaEtnografía. “Nutrición, alimentación y salud: confluencias antropológicas”, nº 20, pp. 91-106. Edita: Eusko Ikaskuntza- Sociedad de Estudios Vascos. San Sebastián. ISSN: 1137-439X http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/zainak/20/20091106.pdf

2 Téllez Infantes, Anastasia (2002) LAS “MANTECAERAS” DE ESTEPA. UN TRABAJO ANTROPOLÓGICO SOBRE UNA INDUSTRIA LOCAL. Estepa: Ayuntamiento de Estepa y Diputación Provincial de Sevilla. Leader II. (U.E.)  392 páginas. ISBN: 84-932236-3-8

3 http://mantecadosypolvoronesdeestepa.com/

4 https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/sima/ficha.htm?mun=410