Una docena de niños corretea por los pasillos de la Crowne Plaza de Monterrey junto a sus madres, que llevaban colgadas sus acreditaciones. Uno de los salones del hotel se habilitó para dar cobijo a los juegos de los pequeños, mientras que las mujeres participan en mesas y ponencias en las que se debaten los puntos críticos de sus vidas como mujeres, madres, investigadoras. Los niños juegan a ser científicos en talleres mientras que sus madres comparten la ciencia que han desarrollado, conjugando el tiempo con las responsabilidades de la crianza. Metáfora de la compleja realidad, recreada en las moquetas de un establecimiento hotelero.

IMG_5297Iberoamérica es, probablemente, el espacio geográfico donde más se produce la polarización de géneros y donde las mujeres tratan de romper con mayor virulencia con una sociedad que muchas veces las relega al hogar. Una sociedad eminentemente masculina y machista que ve a la mujer como un competidor de segunda fila y, más aún, si es madre. “Las leyes lucen muy lindo”, dice una profesora, madre y discapacitada. Pero su reflexión en voz alta deja claro que lo cierto es que la sociedad latinoamericana no está preparada para integrar plenamente a las féminas y se sigue discriminando. Durante tres días de noviembre, la ciudad de Monterrey, en México, se convirtió en la ciudad donde las investigaciones de género más recientes se ponían sobre la mesa para debatir, desde las universidades, las tendencias que van a marcar el camino de los estudios sobre la mujer en los próximos años. El debate ha sido constructivo, crítico y, a ratos, incluso polémico. No podría haber sido de otra manera.

De hecho, la presencia masiva de mujeres en un evento académico de esta magnitud, con sus propuestas y sus discursos de género, suponía una auténtica revolución de las reglas no escritas de la vida universitaria en Iberoamérica. La experiencia de Monterrey ha constituido, en ese sentido, un paso de gigante en el intento de igualar la balanza de la presencia específica de lo femenino en la sociedad.

Mujer y liderazgo

IMG_5429En uno de los paneles magistrales de este III Congreso de Investigadoras Iberoamericanas (www.ainvestigadores.com), que tuvo lugar en Monterrey (México) del 9 al 11 de noviembre, el tema a debatir fue el empoderamiento y el liderazgo de las mujeres que deciden. Las cuatro personas que se sentaron en la mesa tenían muchas cosas en común. Todas son profesionales reconocidas. Algunas se dedican al mundo de la academia, otras a la política o a las finanzas. Pero todas ellas, al relatar su trayectoria personal y profesional coincidían en el mismo argumento: ser mujer y líder es mucho más complicado que liderar siendo un hombre. Desde pequeñas, han estado escuchando que no podían ser lo que ellas soñaban ser. Son historias -las que nos cuentan- de mujeres que han alcanzado el éxito profesional-, que vencen al miedo, al propio y al ajeno, con el objetivo de ser respetadas en sus derechos.

Pero los investigadores, -algunos hombres entre un nutrido grupo de mujeres de ciencia-, no sólo han aportado sus proyectos académicos, sino que comparten además una visión de futuro sobre lo que debe ser la inclusión de la mujer en el ámbito científico y, por ende, en todos los espacios sociales. Mi visión como investigadora, europea y latina en este congreso, ha quedado marcada por una perspectiva de género que desconocía, dada la problemática particular de la mujer en América Latina, donde sigue siendo la piedra angular de la familia mientras intentan avanzar para ocupar su espacio en el ámbito público. En varias mesas de trabajo y paneles se debatía, por ejemplo, sobre el cambio de mentalidad que permite a las mujeres acceder, siendo madres o no, en las mismas condiciones que un hombre a la carrera académica, provoca interminables discusiones, acaloradas intervenciones.

Han sido más de trecientas las investigadoras de todo el espacio iberoamericano que se han dado cita Congreso Monterrey 2en Monterrey, en un congreso auspiciado entre otras, por instituciones mexicanas como la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla o la española Universidad Loyola Andalucía. Angélica Mendieta, directora del Congreso, destacaba que las mujeres que deciden en el día a día lo hacen empoderadas o con liderazgo y sin dejar de pensar en el ser humano. Se ha estereotipado de generación en generación un constructo social que ha establecido para las mujeres un lugar exacto en la sociedad. Ahora, se trata de no retroceder en los avances conseguidos. Hay que revisar lo existente, analizar las realidades actuales y mejorar la presencia de las mujeres en la sociedad.

Estadísticas vs. realidad

En teoría, el mundo de la universidad es un espacio mayoritariamente femenino. En México, por ejemplo, ya son alrededor del 55% del total de la población estudiantil. La universidad debería hablar por ello en femenino, o en cualquier caso, con un discurso que buscara la equidad de género y que es, de momento, sólo visible en las cifras estadísticas. En la universidad rigen las mismas leyes que en el resto de la sociedad, y los cargos más altos y las carreras más prometedoras casi siempre están en manos de los hombres.

En este congreso, precisamente, se le ha querido dar visibilidad al trabajo de las mujeres y IMG_5507lasinvestigaciones con perspectiva de género. Se trata de buscar espacio, de reconocer las investigaciones y el papel de las mujeres en Iberoamérica, el ámbito cultural donde más ha crecido la educación superior en la última década. Por ello, este Congreso no se ha centrado en una única área. Las mesas han ofrecido una visión multidisciplinar donde se proponen ponencias de investigaciones de campos tan diferentes como la enfermería, la sociología, la biología o la educación de adultos, entre otros muchos.

Todos los ámbitos del saber se abordan en este congreso a través de un discurso que habla de jerarquías de poder donde son las mujeres las que ocupan las posiciones de subordinación la mayoría de las veces, tanto en el ámbito público como en el privado. A pesar de que se haya avanzado en casi todos los escenarios, siguen existiendo grandes brechas, como es el caso del empoderamiento económico de las mujeres: la igualdad de salario entre lCongreso Monterrey 1os trabajadores y las trabajadoras por el mismo trabajo realizado sigue siendo una utopía en muchos lugares. Tenemos por delante un gran reto. La tarea es ver cómo conseguimos hacer entre todos de esta sociedad compleja una sociedad más inclusiva y más humana.

Precisamente porque las investigaciones deben poseer un contenido que obligue al cambio social, como académicas no existe pretexto para no embarcarnos en proyectos o investigaciones cuyo impacto social, cuyo beneficio social no pueda ser constatado. El mundo necesita proyectos que cambien aunque sea mínimamente la situación de las personas a mejor. Los organismos internacionales y nacionales saben que actuar en proyectos de género o con un beneficio directo en las mujeres es clave para transformar la sociedad y asegurar su futuro. En los próximos años, viviremos un cambio que llevará a estos organismos a primar los proyectos de impacto social sobre cualquier otro. Es el momento de sumarse como mujeres investigadoras a esta iniciativa. ¡No hay excusas!

Emma Camarero

Profesora Titular del Departamento de Comunicación y Educación.

Universidad Loyola Andalucía

Directora de documentales.

Miembro del Comité Científico del III Congreso de Investigadoras Iberoamericanas