Buena parte de la imagen de España la han elaborado otros. Conocemos la seducción que han tenido los paisajes meridionales para los forasteros y, en concreto, Andalucía ha sido narrada por una mirada ajena, por alguien de fuera que descubre y que cuenta lo que ve. Parece que Andalucía se hubiera conformado con la imagen que se da de ella, aunque sea la de un encantador paraíso, amable y donde siempre es posible que ocurra una pasión. Algunos viajeros románticos al atravesar Despeñaperros sabían que llegaba la etapa más jugosa de su aventura española. A partir de esa frontera, podían ser asaltados por bandoleros o seducidos por mujeres fatales con una faca en la media. Esa imagen ha pesado demasiado y ha eclipsado otras. Como siempre ocurre, ha fallado difundir lo que hemos hecho,

Eva Díaz. Foto de Antonio Acedo

Eva Díaz. Foto de Antonio Acedo

en el fondo creer en nosotros mismos. Y, sin embargo, muchos viajeros andaluces en la época del Descubrimiento fueron pioneros a la hora de describir frutos o animales jamás vistos en Europa, porque son los primeros que los contemplan y los que se sorprenden al verlos llegar en los barcos que arriban a los puertos andaluces. El malagueño Ruy López de Villalobos bautiza las entonces llamadas islas del mar del Sur y de Poniente como Filipinas en honor a Felipe II, pero ¿alguien lo recuerda? Y el jerezano Cabeza de Vaca fue el primer europeo en realizar una crónica sobre las tierras que hoy forman los Estados Unidos.

Travesías históricas. Viajeros andaluces que contaron el mundo coloca el foco en personajes que hemos olvidado: Esteban Martínez, el viajero que llegó a Alaska; Antonio de Ulloa, el científico que midió el meridiano; la cruzada pacífica de don Fadrique Enríquez de Ribera en Jerusalén; los inventos escenográficos de Fortuny en Venecia; el misterioso intelectual sefardita Miguel de Barrios en Ámsterdam o el gran Emilio Herrera Linares, el piloto granadino que proyectó un viaje a la luna truncado por el estallido de la Guerra Civil y que también realizó un diseño que inspiraría el futuro traje espacial.

¿Y las mujeres? Hay una mujer increíble: Carmen de Burgos. La periodista y escritora almeriense fue la primera mujer en tener columna propia en un periódico. Ella viaja por Europa y le sorprende la Gran Guerra. Después de pasar un complicado episodio, pues en Alemania la consideran espía rusa, se dedica a escribir estupendas crónicas sobre el conflicto. Y, además, convierte esas vivencias en material para sus novelas. También aparece la malagueña Pepita de Oliva, que llevó los bailes andaluces por los teatros del mundo y tuvo tanta fama que aún hoy su nombre de pila sirve en la República Checa o Alemania para denominar un tipo de tela que ella solía utilizar en sus actuaciones.

Travesías históricas rescata a viajeros curiosos de todas las épocas. Parto de los viajes de peregrinación medieval con personajes como el caballero cordobés Pero Tafur para entroncar luego con nuestra extensa tradición de viajes del Descubrimiento y seguir más tarde con las expediciones científicas del siglo XVIII. Luego, en el siglo XIX, aparecen políticos exiliados, artistas y escritores como el admirable Juan Valera, que cuando visita las cortes europeas como diplomático todo el mundo espera que cumpla con el arquetipo del andaluz torero o bailaor pasional. En sus cartas revela que cuando pretenden enseñarle a comer caviar les explica que las huevas de esturión ya aparecen citadas en El Quijote y se comercializaban en la Sevilla del siglo XVII.

Eva Díaz Pérez

Escritora y periodista

Autora de ‘Travesías históricas. Viajeros andaluces que contaron el mundo’