Encuentros entre España y China: la importancia de compartir experiencias y conocimientos entre  empresarias ante la actual globalización

Desde la  Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, ASEME, consideramos que los encuentros empresariales con mujeres empresarias de otros países y culturas son muy importantes para favorecer la proyección internacional de las participantes, conocer la situación de las mujeres en otros países y culturas e intercambiar experiencias y propuestas que se estén llevando a cabo en otros países y en el nuestro, a fin de acoger y completar aquellas que ayuden y aceleren  el avance de la mujer en nuestra sociedad.

En la actualidad, las mujeres contamos con unas ventajas que no tenían nuestras predecesoras: las _SET1968nuevas tecnologías, el pleno acceso a la información global, los actuales medios de transporte y, lo más importante, un creciente avance y protección de la incorporación de la mujer al mercado laboral por cuenta ajena y apoyo al emprendimiento femenino. Ventajas que hacen que hayamos pasado en muchos casos de ser el último escalafón social  a ser consideradas, desde Goldman Sachs hasta el Fondo Monetario Internacional, como un género necesario para incrementar el PIB de los países.

Recientemente, hemos celebrado un encuentro empresarial con una delegación de empresarias chinas que forman parte de ‘China Women’s Develop Fundation’, y que nos ha permitido tanto conocer su cultura, forma de hacer negocios, situación de la mujer en China, como abrir vías para establecer una red de apoyo comercial entre las empresarias españolas y China.

Actualmente, existen más de dos millones de empresas privadas en China que, en su mayoría, son pequeñas y medianas empresas con gran proyección internacional, pudiendo decir que la economía china es dinámica y próspera, constituyendo las mujeres el 40% de la fuerza de trabajo y cerca del 25% del tejido empresarial, concentrado en pequeñas y medianas empresas que aúnan todo tipo de sectores a nivel nacional y que, a pesar de su tamaño, superan con creces el volumen de facturación de sus homólogas en Europa.

A pesar de las diferencias culturales y los kilómetros de distancia entre España y China, podemos afirmar que hoy en día las mujeres empresarias en China, pese a ser poco conocidas en Occidente, son un sector en crecimiento, consolidado y de gran reputación, que ofrece una nueva manera de hacer negocios con China. Por su carácter, temperamento, tesón y forma de hacer los negocios, son transparentes, éticas, con una gran capacidad para relacionarse y de comunicación, tiene iguales problemas de conciliación que las españolas y europeas y, por sus convicciones socioculturales, la familia se encuentra integrada en su proyecto empresarial porque es un símbolo de buena suerte, motivo por el cual acostumbran a estar casadas, aunque su relación se haya acabado. Mantienen su status de casadas, e incluso llegan a mantener al marido de entenderlo necesario para el negocio.

Al igual que las empresarias españolas, tienen problemas de acceso a la financiación externa (y dada su desconfianza a los extraños, acuden a financiación de su sector familiar), tienen falta de proyección internacional, invierten poco tiempo en ocio personal, tienden a la contratación femenina, y en ambos casos, acostumbran a tener una implicación total y absoluta en su proyecto empresarial, al que transmiten tanto los valores familiares como su propio liderazgo emocional.

En ambos casos, la historia ha sido la que ha marcado su crecimiento y evolución. Si en el caso de China nos encontramos que las mujeres chinas eran relegadas al último escalafón social por las teorías de Confucio, dependiendo de la autorización paterna o marital, e incluso de sus hijos varones en caso de quedar viudas; las mujeres españolas también tuvieron limitaciones como la autorización marital para ejercer el comercio.

La mujer china tuvo que esperar a la Reforma de los 100 días para obtener el derecho a recibir educación en 1898; al posterior movimiento Maoísta que contribuyó a la plena integración de la mujer en el mundo laboral, urbano y rural para, finalmente, en 1954, recogerse en la Constitución la plena igualdad de los géneros. Junto a esto no hemos de obviar que la apertura a Occidente ha sido muy aprovechada por las mujeres en China, en especial por las empresarias, a pesar de que siguen siendo muy reservadas respecto a su vida privada.

Aunque la Constitución de 1931 reconocía que el hombre y la mujer eran iguales, la mujeres españolas, con carácter previo, necesitaban autorización para trabajar fuera de casa e incluso era el marido o el padre el que gestionaba y cobraba su salario por ella; con posterioridad, se siguió limitando el acceso de la mujer a determinados trabajos y se mantuvo la autorización marital hasta la Constitución de 1978, momento a partir del cual la mujer tuvo vía libre para acceder al mercado laboral y cultivar su iniciativa privada.

Podemos concluir que tanto la empresaria china como la española tienen muchas similitudes más allá de los términos mujer y empresaria, que influyen favorablemente en la forma de desarrollar sus proyectos empresariales, más allá de los kilómetros de distancia y diferencias culturales.

Eva Serrano Clavero

Presidenta de la Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid