43.754 corredores -más de un 25% de ellos mujeres- han participado este año en la Maratón Schneider Electric de París, cuyas categorías masculina y femenina han sido conquistadas respectivamente por Paul Lonyangata y Pureza Rionoripo. Ha sido un año de éxitos en femenino: cinco mujeres han terminado por debajo de la marca de 2 horas y 23 minutos y ha sido el primer año con podio femenino en Handisport (para personas con discapacidad).

La competición se ha fijado este año como objetivo fomentar la diversidad de género y promover la participación de las mujeres. Las maratones son de los pocos eventos deportivos en los que hombres y mujeres compiten juntos, con idéntico número de kilómetros por delante, un objetivo compartido de superación, y el mismo sufrimiento y placer. Como embajador #HeForShe IMPACT, Schneider Electric apoya al movimiento @HeForShe, que lanzó Naciones Unidas a finales de 2014. El compromiso conjunto hecho por Schneider Electric y A.S.O. (Amaury Sport Organisation) para promover la igualdad de género ha promovido tres acciones en el marco del Maratón: asegurar la paridad de género en los premios del maratón (hasta 50.000 euros), con premisas iguales tanto para hombres como para mujeres; promover la paridad en la cobertura mediática de la entrega de premios, asegurando que tanto la ceremonia femenina como la masculina fueran retransmitidas en vivo; e incrementar la notoriedad de la igualdad de género en el deporte a través del stand de la campaña #HeForShe en Le Salon du Running, que tuvo lugar en la Paris Expo Porte de Versailles durante los tres días anteriores a la maratón.

Superando mis barreras en la Maratón Schneider Electric Paris

No sé si alguna vez habéis tenido ocasión de presenciar de cerca la línea de llegada de una maratón. Ante ti pasan cientos de personas, cada una con su historia. En algunas caras vislumbras una profunda emoción, en otra euforia, hay otros que cruzan la meta sabiéndose vencedores del dolor que les ha perseguido en los últimos kilómetros, pero ninguna de sus miradas te deja indiferente. El 3 de abril de 2016, observando los corredores de la línea de llegada de la Maratón de Schneider Electric 37823219París, tomé una decisión impulsada totalmente por la emoción del momento: el año siguiente quería estar entre las personas que cruzasen la meta. Quería vivir en primera persona lo que ellos estaban sintiendo. Y, más cerca de los 50 años que de los 40, decidí que en 2017 correría mi primera maratón.

Antes de continuar con mi historia, permitidme que me presente. Mi nombre es Florentina Totth, como mi nombre delata no soy española, sino de Rumanía, y desde hace algo más de un año vivo y trabajo en Barcelona. Creo que no puedo negar que me gustan los retos: fui la primera persona rumana en presidir Schneider Electric en ese país y, además, fui la primera mujer presidenta en los 17 años que entonces llevaba la compañía en el país.

Me gusta el deporte; de hecho, de joven corría los 60 metros y jugué bastante a balonmano. Empecé a correr como algo fácilmente compaginable con mi vida profesional para mantenerme en forma. Sin embargo, hasta el año pasado, nunca había pasado de los 10 kilómetros. Esa era mi frontera. Ahí creía yo que estaba mi límite.

Los primeros meses los dediqué a leer y aumenté mis salidas para correr. Leí y pregunté muchísimo… ¿cómo se prepara alguien para correr su primera maratón? ¿Cómo se prepara una mujer de mi edad y condición física para afrontar una maratón? Y tracé un plan a largo plazo. Yo, que siempre he sido una persona impaciente, de decisión rápida y que lleva bastante mal equivocarse, tuve que aprender a fijar la vista en el objetivo final e ir avanzando poco a poco hacia él, aprendiendo de los errores que iba cometiendo por el camino, amoldándome a las circunstancias del entorno.

La preparación ha sido dura. Pasar de los 10 a los 14 Kilómetros fue todo un hito, pero la alegría, como muchas de las compañeras que viven experiencias similares, dura poco menos que segundos… rápidamente te acuerdas de que en pocos meses tienes que ser capaz de hacer el doble del doble.

Y aunque muchos amigos y compañeros me habían hablado de ese “momento” en el que tú te sientes estupendo corriendo, te confías, le pides más a tu cuerpo saltándote pasos en el proceso de entrenamiento y te “rompes”… No hice caso, me “rompí” en febrero y durante un par de semanas tuve que aparcar mis entrenamientos.

Llegó la media maratón de Barcelona y pensé que era un buen momento para volver a probarme. Y, aunque la verdad es que sentía dolor, era soportable y conseguí acabarla. Me sentía más cerca de mi objetivo.

Y llegó París. Con los nervios de la carrera y con la emoción contenida que se respiraba en la línea de salida, olvidé sincronizar mi pulsómetro, y ahí estaba yo a minutos de que me diesen la salida buscando la señal y ajustando la configuración. Y empecé a correr. Mi objetivo no era el tiempo, era cruzar la línea de llegada, y para conseguirlo era básico saber dosificar el esfuerzo en los primeros kilómetros: “Piensa en cada paso que das, no quieras correr mucho, quieres llegar y llegar bien”, me había repetido una amiga con bastante más experiencia que yo.

Dicen que hay un momento en la carrera, aproximadamente en el kilómetro 30, en el que el cuerpo deja de tirar de las reservas de glucógeno y busca las reservas de grasa que no pueden quemarse de forma tan eficiente. Es el muro del kilómetro 30 y, aunque es quizás el momento más duro de la carrera, sabía que iba a pasar, dejé de pensar en el final de la carrera y me obsesioné por superar un kilómetro, y después otro y otro.

De la carrera recuerdo esa sensación de mariposas en el estómago en el momento de tomar la salida; los sentimientos encontrados a lo largo de la carrera cuando veías a compañeros que lo estaban pasando realmente mal y como otros se paraban a ayudarlos; y, por supuesto, los gritos de “we are not tired” cuando nos acercábamos al punto de llegada. Y recuerdo la llegada, abrazarme con los muchos compañeros y compañeras de Schneider Electric que habían corrido conmigo la maratón; la sensación de unidad: en ese momento, no había jerarquías, no había trabajos pendientes, lo habíamos logrado. Y eras protagonista de esa emoción que el año anterior sólo había podido vivir como espectadora, de esa emoción que me empujó a tomar la decisión de entrenar y correr.

No soy la misma que hace un año. Los entrenamientos, la lesión, el esfuerzo me han ayudado a replantearme mis límites. A tomar conciencia de que en muchas ocasiones somos nosotras mismas, nuestras creencias, las que nos creamos barreras y límites. He aprendido a fijarme objetivos a largo plazo, a trazar un plan y confiar que, si lo voy ejecutando, tarde o temprano conseguiré llegar a mi meta.

El objetivo de mi primer maratón era conquistar la distancia, sin darle importancia al cronómetro. Después de conseguir recorrer los 42.195 Kms en 4h49′, mi siguiente objetivo es mejorar mis tiempos y correr el Maratón Schneider Electric de París 2018 en 4h15′. ¡Y terminar feliz y alegre!

Florentina Totth

Participante de la Maratón de París

Presidenta de Schneider Electric