Dos días de reflexión que unieron a un centenar de mujeres que ven en su trabajo por visibilidad
Cuando hablamos de igualdad de género, no se debería pensar como una necesidad solo para las mujeres, sino de la sociedad en general y cómo el mundo empresarial sería el trampolín idóneo para reafirmar lo que todo mundo dice saber: “a igual capacidad, el género nunca debe marcar la diferencia”.
Estoy segura que el Foro Andaluz de Empresarias y Profesionales, celebrado en Córdoba los días 19 y 20 de octubre, ha sido un importante evento para el trabajo en positivo por la igualdad de la mujer en el mundo de los negocios. Aun así, me queda una sensación agridulce al comprobar la situación de las mujeres en su vida profesional. Hemos avanzado, sí, pero aún queda mucho camino, no solo por recorrer, sino, en muchos casos, por definir.
Y hay que ser valientes para reconocer dónde están los verdaderos frenos a esta carrera. Ese valor pasa por mirar donde las mismas mujeres ponemos el freno y donde la presión social actúa hoy en día tanto como antes, pero en la sombra.
Dentro de nuestra asociación, FEPC, tenemos la satisfacción de haber reunido a grandes mujeres empresarias, trabajadoras y directivas en un foro abierto, amplio de miras y libre para opinar y desarrollar conclusiones.
Tanto en la mesa de debate como en el auditorio, manifestaron la importancia de la visibilidad de la gestión empresarial femenina en el ámbito económico de su ciudad como vía real a la igualdad.
Grandes o pequeñas, empresas de los más diversos sectores, están dirigidas por empresarias que no buscan la exclusión, sino el cambio de protocolos que vienen heredados de otras épocas donde la empresa se escribía en género masculino y, eso, ya no es así. Hay que trabajar para que las improntas femeninas se aprecien y no resulten excluyentes, sino todo lo contrario, que sean valor añadido al staff de nuestra empresa.
El encuentro se celebró en el auditorio del Conservatorio profesional de música, donde un árbol presidía el escenario, un árbol que representaba como cada una de nuestras empresas era un fruto con un tronco común, un resultado final en la unión de las empresarias con unos objetivos universales.
Para definir una línea de desarrollo del evento, se estructuró como la vida de una mujer que comienza con la gran importancia de la formación, una mesa compuesta por la Universidad de Córdoba, Loyola Andalucía, Universidad de Deusto y la Universidad de Huelva. Debatimos sobre las consecuencias de las desigualdades en el ámbito de la universidad y de las profesiones aún masculinizadas, de los casos de acoso por género y de la progresión de la mujer en el ámbito universitario. Llegamos a una conclusión, que la educación, desde la escuela a la universidad, en corresponsabilidad es fundamental, saber que la evolución de la palabra conciliación que no refleja realmente lo que es la igualdad de hombres y mujeres a la hora de afrontar la gestión de su tiempo y sus objetivos de compatibilizar la vida profesional y personal.
Es necesario acabar con la brecha entre mujeres altamente cualificadas y mujeres en puestos directivos, el cambio de mentalidad tiene que empezar con la educación, y el progreso no es que la mujer asuma todas las metas, sino que se trabaje por acabar con la coacción social a la hora de asumir esa corresponsabilidad, y el gran error de la mujer, ser superwoman, ahí es donde hay que trabajar, pues es el gran problema de la profesional de hoy.
Al llegar al emprendimiento, el germen de la mujer como empresa nos lleva a establecer la necesidad fundamental de redes de colaboración que ayuden a superar las trabas que hay por ser mujer.
Desde el punto de vista de una empresa emergente como caracol Tour, el Grupo Informaria, el IMDECC y Fundación Mujeres, se llegó a la idea de que son un gran número de mujeres las que tiene el sueño y el intento real de emprender.
Nos quedamos con dos frases, la primera es que “si eres visible eres creíble” y, sobre todo, que “la mujer lleva el 
emprendimiento en su ADN”. Estas afirmaciones chocan con lo que peor sonó en esta mesa que, es la falta de confianza de las entidades financieras en el emprendimiento femenino. Un discurso en positivo que se basa en el aumento año tras año de emprendedoras, que si bien se encuentren en minoría, crecen en un porcentaje mayor y encuentran el apoyo de asociaciones e instituciones. Seguimos hablando de camino por recorrer, pero siempre desde la construcción.
Al abordar el tema de consolidación y liderazgo, nos centramos en la necesidad de constancia, perseverancia y pasión. Y, sobre todo, en tener la seguridad de que podemos.
Por mucho que queramos, la equidad tiene que estar sustentada en unos resultados empresariales y, para ello, hay que creer. De ahí salió la frase que definió esta mesa ‘Creer es Crear’. Una afirmación que ya había estado latente en las otras mesas, y que se definió con valentía y claridad. Son las trabas que las mismas mujeres nos ponemos consecuencia de la educación, de la sociedad o del entorno y que, a veces, hay que superar con una correcta planificación del proyecto que queremos emprender.
Mujeres con puestos de gran responsabilidad en sus empresas (Business in fit, Steag, Mujeres & Cia, Endesa) contaron cómo ni la maternidad, ni la gestión del tiempo, ni los roles masculinos, consiguieron que no cumplieran sus sueños. Difícil, sí, pero viable.
Altos niveles de auto exigencia están siempre detrás del emprendimiento y del liderazgo femenino, pero eso creo que va intrínseco en la educación que se ha dado y en la búsqueda de una vida personal y profesional de calidad, por lo que vuelve a salir el término que, junto con la visibilidad, se ha considerado el centro del problema: la corresponsabilidad.
Al acabar la mañana, vimos que estamos fraguando una nueva forma de ver a la mujer en el mundo empresarial, una mujer fuerte y con objetivos definidos que no entra en confrontaciones estériles, sino que debe definir sus objetivos y crear nuevas estructuras y redes que consoliden socialmente el papel profesional de la mujer sin, por ello, renunciar a una vida personal de calidad.
Al día siguiente, comenzamos hablando de la mujer en el ámbito rural. En este caso, volvimos a ver la misma problemática de la mesa anteriores, las mismas conclusiones, pero acrecentadas por un medio que aún más frena la visibilidad de la vida laboral y empresarial de las mujeres.
Afirmaciones de que en el mundo rural es más complicado emprender. Es una realidad y el punto de partida de un duro trabajo por parte de colectivos de mujeres de ese ámbito.
Finalizamos con la mesa de asociaciones, donde presidentas de distintas asociaciones empresariales (Sevilla, Huelva, Aje Córdoba, Fepc ) reafirmaron las conclusiones que se habían visto ya en el transcurso del encuentro. No hay equidad en el mundo laboral y, mucho menos, en el empresarial, la visibilidad es el camino y la red de colaboración el medio. El mundo empresarial necesita de las mujeres para ampliar su competitividad y es, a través de las esenciales redes de cooperación empresarial, como las mujeres pueden trabajar de forma constructiva en la búsqueda de la igualdad.
Finalmente, destacar la afirmación de que el asociacionismo debe de considerarse un activo más para la empresa y es, especialmente importante, tomar conciencia de ello en el ámbito del empresariado femenino.
Dos días de reflexión que unieron a un centenar de mujeres que ven en su trabajo por visibilidad, por una renovación de los protocolos de negocios que, en muchos casos, están obsoletos, y una opción para generar la igualdad social a través de la consideración y la equidad de las empresarias y profesionales que, día a día, trabajan para crear unas estructuras que les permitan desarrollar proyecto sin tener que hablar de lucha, sino de construcción de un futuro común.
Nuestro agradecimiento sincero a todas las participantes, a las instituciones locales y autonómicas, a FAME, CECO, AJE, etc. Y, sobre todo, a las EMPRESARIAS que buscan VISIBILIDAD.
Inmaculada Pérez
Presidenta de la Federación de Empresarias y Profesionales de Córdoba
