Cuando Margaret Thatcher dijo aquello de “Si quieres que algo se diga, pídeselo a un hombre; pero si quieres que se haga, encomiéndaselo a una mujer”, muchos se echaron las manos a la cabeza, metafórica y literalmente hablando. La ex primera ministra británica estaba poniendo sobre la mesa una realidad que los años han confirmado: la gran capacidad del liderazgo femenino para ejecutar con éxito un proceso de alineamiento estratégico, más allá de las palabras.

Estas líneas no van a caer en el tópico de hacer una apología de las diferencias de género en el management corporativo. Sin embargo, sí expondré algunas habilidades y comportamientos que he identificado, a lo largo de mis años de trabajo con hombres y mujeres en comités directivos y a nivel empresarial que, de manera sobre saliente, poseen las directivas frente a sus colegas hombres.

El primer punto es la cuestión del ego que tantas conversaciones informales, pero también sesudas e incluso académicas, ha acaparado. Sí, hay una perspectiva diferente respecto al papel del Yo cuando se opina sobre liderazgo empresarial en femenino o en masculino. He percibido que las empresarias y directivas, en general, no se dejan condicionar tanto por el factor ego en las rutinas de gestión. Tienden a apostar más por un trabajo eficaz desde la modestia y la humildad. Ellas no suelen tener como meta los laureles propios, sino los objetivos corporativos. Saben que, en un equipo, el ego colectivo es mucho más importante que el individual, y predican con el ejemplo.

Otro de los pilares del alineamiento estratégico es la gestión racioemocional y en esto las líderes empresariales destacan sobre manera. Tal vez se deba a que los roles tradicionales que, inicialmente, la mujer desarrolló en la sociedad, permitía que fuera adquiriendo un enorme bagaje en habilidades basadas en la ayuda, la compasión y la comprensión. Todas ellas son fundamentales para lograr que, en el día a día, la gestión del talento se haga elevando la tasa de aciertos estratégicos.

Por último, la capacidad femenina de estar al tanto de los detalles es especialmente relevante en un proceso de alineamiento estratégico, y puede suponer un punto de inflexión entre el éxito o el fracaso de un proyecto. Ellas tienden a comprobar, más allá de las palabras, que los miembros de su equipo han entendido las directrices y están al corriente del camino que se ha de tomar. Es interesante cómo el mix que todo empresario tiene que poseer de thinker y doer, la cuestión de género hace que el porcentaje sea diferente, dependiendo si se habla de hombres o de mujeres. Con todo, en el contexto actual es muy recomendable que todo directivo sea capaz de pensar y ejecutar, y para esto el enfoque femenino es más integrador.

Además, las mujeres monitorean, de una manera informal, lo que acontece a su alrededor, lo que les permite tener inteligencia informativa para saber cómo actuar con cada miembro del equipo, ya sea apoyo, ayuda, ánimo o colaboración.

En definitiva, los aportes del liderazgo femenino al alineamiento corporativo enriquecen las estrategias que este utiliza. Se consigue, así, que las creencias y los comportamientos individuales lleguen a estar cohesionados y ser coherentes con los intereses, objetivos y valores de la organización.

Jesús V. Izquierdo

Chief Executive Leader de The Worldgate Group