Si pudiera hablar con mi yo del pasado y explicarle que a los 27 años empezaría a trabajar en una unicorn liderada por mujeres (en plural) con presencia internacional, sé que le costaría creer. Hace dos años que trabajo como Country Manager en Nextdoor, una empresa en la que casi la mitad del equipo directivo son mujeres, empezando por Sarah Friar, nuestra CEO, y siguiendo con Tatyana, directora de Producto; Maryam, directora de Marketing; Heidi, directora general de Ingresos.

Joana Caminal

Hablar de liderazgo femenino es como hablar de liderazgo masculino. Hay de todo. Los referentes, las prioridades y la actitud de cada uno marcaran como emprender un proyecto y cómo gestionar al equipo. La cuestión está en lo que nos ha marcado históricamente. Las corporates e incluso las unicorns que conocemos, han estado lideradas por hombres, y el mercado aún no está familiarizado con el impacto de contar con mujeres en altos cargos. Trabajar más de dos años en una empresa liderada por tanto talento femenino ha sido inspirador. Sarah Friar, nuestra CEO fue Business Unit Leader en Goldman Sachs; SVP of Finance & Strategy en Salesforce; CFO en Square, y miembro del equipo directivo de Slack y de Walmart. En su carrera, ha demostrado que hay otra manera de hacer las cosas. Priorizando a las personas en cada decisión, entendiendo que, ante un proyecto, la clave siempre está en las personas que hacen posible que exista. Y cuando hablamos de personas, la transparencia es el leitmotiv. A Sarah la define su inteligencia: tanto la matemática como la emocional, lo que le hace ser buena negociadora, tenaz, cercana, con vocación por la comunidad, por los barrios.

Para mí, trabajar en Nextdoor, no solo ha significado comunicarse por Slack, tener flexibilidad horaria, o hacer reuniones de 15 minutos, como podemos encontrar en otras startups. También ha significado entender que las personas son lo primero. Que la empatía y la transparencia juegan un papel fundamental en el lugar de trabajo: empoderar al equipo, sabiendo cuándo toca Think big y cuándo la realidad se nos queda grande, llega una pandemia mundial, y podemos contar con un día de Mental Break que nos ayude a coger fuerzas.

Afrontar los proyectos sin miedo y con confianza ha sido clave en mi trayectoria como Country Manager. Entender que tomar riesgos, equivocarse y saber rectificar es parte del aprendizaje necesario para crecer y consolidarse. Y tener la confianza para trabajar flexible. Es decir, desde la oficina, desde casa o desde el pueblo de mi madre. Porque el motor de la empresa son las personas.

Y supongo que así es como se consigue que 11 años después, Nextdoor sea la plataforma de barrio más grande del mundo y la que más crece. Una unicorn valorada a $2,2 billones y, recientemente, añadiendo $170M de financiación, con más de 265,000 barrios en 11 países. Y que, en época de pandemia, pudiera crecer un 80% en usuarios activos globales.

Ni la empatía, ni la transparencia, ni la vocación por las personas son valores exclusiva o inherentemente femeninos. Quiero pensar que en algún momento ya no importará si nuestros jefes son mujeres u hombres. Pero para llegar ahí, tenemos que seguir contando con muchas jefas de producto, de marketing y de ingeniería que sigan abriendo puertas a nuevas generaciones. Como Sarah dice “no podemos ser lo que no podemos ver.” Necesitamos visibilidad para crear modelos a seguir, que muestren otra manera de funcionar. Algo que nos recuerde que somos más que un equipo que, aunque trabajamos desde San Francisco, Londres, Barcelona o Ámsterdam, somos vecinos y vecinas del mismo barrio.

Joana Caminal

Country Manager Nextdoor España