El equipo de Galejobs, el portal de empleo gallego que nació hace seis meses de la mano de las emprendedoras María Hermo, Judit Garrós y Noelia Amado, comenta la situación laboral de la mujer

Recuerdo cuando, sentadas en una mesa en la universidad, soñábamos con salir del aula y comernos el mundo. Soñábamos con demostrar que las mujeres somos capaces, somos líderes, somos todo eso que durante años se había negado a nuestras madres y abuelas.

En 2009 llegó la crisis y agudizó nuestros miedos a no poder afrontar los retos crecientes, a no ser mejores que la competencia y, en definitiva, a no llegar a la altura de nuestras -propias y externas- expectativas. Seamos honestas: no nos lo han puesto fácil.

No, no es imposible ser mujer y tener una carrera profesional de la que nos sintamos orgullosas. Pero sí, sí arrastramos todavía prejuicios que desembocan en conceptos como la brecha salarial, la dificultad de la conciliación o los ‘riesgos’ que teóricamente implica contratar a una mujer en edad reproductiva.

Sin embargo, cada vez más, la creencia de que podemos y merecemos igual trato en el entorno laboral está apoyada por más y más empresarios y empresarias. ¿Y si somos nosotras mismas, desde los puestos de poder, las que rompemos los patrones discriminatorios y apostamos por los profesionales, al margen de su género, que mejor cumplan las funciones requeridas? ¿Y si ayudamos a las que empiezan a crecer y, lo que es más importante, a creer en sí mismas?

Galejobs emprendedoras1Desde Galejobs tenemos una triple labor a ese respecto: de cara a las empresas, fomentar la ruptura con esa discriminación tan arraigada; de cara a las candidatas, insistir en la valoración de sus virtudes y superación de sus defectos; y de cara al público en general que nos mira con curiosidad, demostrar que una empresa sólo de mujeres puede funcionar y ser competitiva igual que cualquier otra.

Gallegas y directivas
Ya en el siglo XIX, las mujeres abandonaron el ámbito doméstico en el que estaban recluidas y empezaron a entrar en el mercado laboral externo para poder duplicar la mano de obra disponible para la creciente industria.

Dos siglos después, y tras muchos avances, damos un paso más. El hecho de que una mujer trabaje fuera de casa es una situación normal y necesaria tanto a nivel económico como para su propia realización profesional. Pero, ¿por qué no puede hacerlo cobrando lo mismo? ¿O, incluso, siendo quien paga? Como portal de empleo y consultora de RRHH y Formación creada sólo por mujeres, Galejobs aboga no sólo por la presencia de las profesionales, en sus áreas profesionales, sino por su aterrizaje en puestos directivos.

No somos muchas, pero el 14% de las mujeres ocupan ya puestos directivos, según cifras de Actualidad Económica publicadas en un informe de PwC. Una de ellas, María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter decía: “Las mujeres son la mitad del mercado laboral. Una empresa que renuncia al 50% del talento está cometiendo un error estratégico”. Pena que este tipo de frases todavía no sean habituales en boca de los hombres gerentes.

Si revisamos los datos publicados en la EPA del primer trimestre de 2016 correspondientes a Galicia, las mujeres estamos un poco peor pagadas y un poco más paradas. Es un ‘poco’ que se convierte en ‘mucho’ por ser una constante en casi todas las franjas de edad. La tasa de paro de las mujeres es de un 18,6%; la de los hombres, un 17%. Y aunque la diferencia no parece grande, aumenta su importancia cuando vemos que la diferencia se mantiene allá donde mires. La tasa en menores de 25 años es de 42,9% para ellas frente al 42% para ellos; en mayores de 25 años, es de un 17,4% para ellas frente a un 15,7% para ellos. La diferencia está ahí prácticamente siempre.

¿Cómo podemos darle la vuelta a las cifras?

Galejobs emprendedoras5Brecha salarial: Atrévete a pedir lo que mereces
No sólo es difícil encontrar trabajo o entrar por primera vez en el mercado laboral, sino que tenemos que sufrir una brecha salarial que nos pone a Galicia a la cola de España.
Hacemos de nuevo un viaje mental hasta nuestra veintena, recorriendo los pasillos de la universidad cargadas de apuntes y libros. Allí debatíamos, razonábamos y le dábamos vueltas a términos como la igualdad. “La igualdad llegará cuando cumpláis la demanda formativa de los mercados”, nos decían. Y nosotras estudiábamos, trabajábamos, volvíamos a estudiar, hacíamos contactos y al final conseguíamos el título. ¿Después? Un máster, un posgrado, prácticas no remuneradas, prácticas (mal) remuneradas, idiomas, otro máster… ¿Y después? De toda esa formación y experiencia, ¿dónde o cuándo te enseñan a exigir lo que mereces?

Ya. Estamos en crisis. Y es difícil llegar a una entrevista de trabajo con exigencias. Pero, si pudieras ver con una cámara oculta a los demás candidatos al mismo puesto negociando sus condiciones, ¿qué crees que verías?

Hoy por hoy, más del 54% de la comunidad universitaria está copada por mujeres, pero esto no se refleja en el mercado laboral, ni en cantidad ni en calidad -ya la brecha salarial en Galicia es profunda-. Además, más de 100.000 gallegas están contratadas a tiempo parcial, bien por no encontrar a tiempo completo o bien por el peso de los cuidados familiares que sí, todavía recaen mayoritariamente en ellas.

Nos han enseñado a tener miedo de miedo de pedir, a aguantar, a callar… “por si acaso”. Pero ellos piden, exigen, reclaman y sí, medran. ¿Por qué no pedir lo que merecemos? Paloma Pérez, directora de Marketing de Carrefour, comentaba: “Ser mujer directiva requiere fortaleza y equilibrio emocional para convivir en un entorno cuyo código genético es aún masculino y donde los comportamientos más frecuentes reflejan ese código”.

Ese código, hijo del patriarcado en que se nos ha educado, es un peso extra que se nos pone sobre los hombros, un escalón más alto para nosotras que nos cuesta saltar. Nos vemos obligadas a defender nuestra maternidad, demostrando que no es una perturbación o interrupción de la producción de nuestras empresas. Y es que ese verbo aún nos persigue: demostrar.

Sectores feminizados: Trabaja donde quieras, no donde se espera
El tejido empresarial de Galicia se constituye mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas. Según datos del INE, sólo existen 50 empresas con más de 250 trabajadores y trabajadoras, y sólo 12 que superan los 1.000. No somos, por tanto, una de las Comunidades Autónomas con mayores empresas, pero sí sigue habiendo oportunidades que, sin embargo, se polarizan en función del género.

Se busca secretaria, limpiadora o profesora frente a se busca ingeniero, fontanero o conductor. A través de nuestra experiencia profesional tanto previa como actual en Galejobs, nos hemos encontrado con ese tipo de ofertas constantemente. Todavía cuesta usar un lenguaje inclusivo que se refiera a ambos sexos como potenciales candidatos de un puesto y son muchos los empresarios y empresarias que asumen que un determinado sector es más adecuado para un hombre o mujer. No es que una “-a” al final de una palabra sirva para solucionar una desigualdad sistemática y estructural; si bien, sí es cierto que su ausencia es sintomática de una doble enfermedad social.

Por un lado, la ausencia de “-a” implica la invisibilización de la mujer. Es la constatación de que nosotras estamos pero detrás. Se supone que estamos, se espera que estemos y se da por hecho que, si lo merecemos, estaremos. Pero no se nos ve, no se nos oye. Según el uso idiomático del castellano, estamos detrás de, al lado de, de la mano de. Pero no se nos pone por delante. Se usa un ‘ellos’ donde se nos supone, pero se nos ve.

Por otro, la presencia de “-a” sólo en trabajos históricamente atribuidos a la mujer demuestra que la enfermera, la profesora, la niñera siguen siendo ellas. Ellas siguen siendo consideradas las mejores para empleos relacionados con los cuidados. El femenino se visibiliza en las profesiones en que se espera que esté, invisibilizando a los hombres que desempeñan esas labores.

Nuestra “-a” no es el objetivo de nuestra lucha, pero sí un peldaño más en busca de la tan anhelada igualdad que, a base de demostración y esfuerzo, nos hemos ido ganando. Esperamos que, al menos, empresas como Galejobs sirvan para fomentar que más mujeres se lancen a convertir sus sueños de universidad en realidades.

Equipo de Galejobs