El mundo envejece a gran velocidad. Las personas de 60 años o más representan el 11% de la población mundial y en 2050 alcanzarán el 22%. Son datos de Naciones Unidas, que asegura también que el envejecimiento es un triunfo del desarrollo y que su impacto en la sociedad y en la economía debe ser valorado.

Laura Fernández LordSin embargo, los sistemas de protección social de algunos países, lejos de proteger a sus mayores, dejan a muchos, especialmente a las mujeres, sin posibilidad de una jubilación digna y equitativa. En América Latina, donde la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) impulsa el desarrollo social y económico de personas desfavorecidas a través de las finanzas productivas responsables y un método sostenible, existe un problema de base: sólo la mitad de las mujeres participan en el mercado laboral formal. Una presencia que disminuye cuanto mayor es su vulnerabilidad: mujeres con educación primaria a lo sumo, rurales o indígenas, madres adolescentes, cabezas de hogar y mayores de 60 años. Éstas encuentran puestos peor cualificados y pagados que los de los hombres (con una brecha salarial del 19%) y, a menudo, informales (sin derecho a percibir una prestación social).

En estas circunstancias, y con una carga de trabajo no remunerado (tareas domésticas, cuidado de niños y mayores y contribución al negocio familiar) hasta tres veces superior a la de los hombres, tienen que elegir entre trabajar en la informalidad, depender económicamente de un tercero o emprender.

Precisamente, América Latina es la región con mayor tasa de emprendimiento femenino del mundo: cuatro de cada diez mujeres eligen trabajar por cuenta propia. Allí se concentra también el mayor número de emprendedoras mayores, de entre 45-64 años, según el Global Entrepreneurship Monitor. Los negocios de las mujeres suelen ser pequeños, informales y de escasa productividad (producción de alimentos, puestos callejeros, confección de ropa…) porque surgen como una extensión de la actividad doméstica. Esto limita su potencial de crecimiento, al que se añade la dificultad de acceso a la financiación: en los países en desarrollo, más del 60% de las pymes de mujeres carece de financiación suficiente.

Ligia, Emprendedora mayor de 60 de la FMBBVA en ColombiaLas mujeres mayores de 60 años se encuentran con una limitación legal adicional: la edad de jubilación y la falta de esquemas de provisión de ahorro. En algunos países en los que está presente la FMBBVA, las mujeres se jubilan hasta cinco años antes que ellos (en Chile, a los 60 años y en Colombia y Panamá, a los 57). Esta discriminación legal hacia la mujer tiene un impacto sustancial en el ahorro para su jubilación. Cuentan con menos base y años de cotización (la renta promedio de nuestras clientas es un 25% inferior a la de ellos).

Las mujeres mayores de 60 años representan el 11% de las emprendedoras a las que atiende la FMBBVA y tienen un valioso impacto en su comunidad: el 78% tiene personas dependientes en el hogar (casi la mitad son además cabezas del hogar) y el nivel de ventas de sus microempresas es un 15% superior a los negocios de las menores de 60. La fundación reconoce el enorme arrojo de estas mujeres, que emprenden a pesar de estar próximas o haber alcanzado la edad legal de jubilación para vivir dignamente la última etapa de sus vidas.

En 2050, habrá 2.100 millones de personas con más de 60 años. Esta realidad innegable debe acompañarse de iniciativas públicas y privadas para que la edad no lleve a millones de personas a situaciones de vulnerabilidad y pobreza.

Laura Fernández Lord

Responsable de Empoderamiento de la Mujer de la FMBBVA