Nos gustaría no haber tenido nunca que redactar este artículo, ya que el panorama que se nos presenta es a todas luces  devastador.

Nada hay peor para las empresas que la incertidumbre y, en estos momentos, respiramos inseguridad a todos los niveles. El pesimismo que ronda la escasa actividad empresarial que sigue en marcha y el abatimiento de l@s empresari@s que están en sus casas planteándose qué va a ser de su vida, está apuntando la dirección de lo que va a ser el panorama de los próximos años.

El cierre forzado de los comercios durante el estado de alarma conllevará la no reapertura de muchos de ellos que ya estaban antes de ello con la cuerda al cuello. Las empresas colapsadas por falta de todo y con exceso de personal, además de pérdidas millonarias en los diversos sectores, comportará una subida del paro que incrementará el gasto público con todas sus consecuencias.

La posibilidad de que este confinamiento vaya a más, hasta el punto de prolongarse en el tiempo más de un mes, de que obliguen al cierre de cualquier actividad (excepto las esenciales), o de que cierren las autonomías, son medidas sanitarias  probablemente fundamentales, pero desde la perspectiva económica y empresarial mortales.

Lamentablemente sino se articula un sistema de ayudas viable y permanente durante un periodo amplio, la crisis del 2008 quedará como una anécdota frente a la que se derivará de la coyuntura actual.

Ahora bien, una vez hemos llorado y pataleado, es momento de buscar salidas, reencontrar el optimismo y ponernos en movimiento.

Una vez consigamos vencer al virus, vendrá el ¿y ahora qué?, como si de una postguerra se tratara. Y como en tal situación, habrá personas/empresas que valorarán nuevas oportunidades y obtendrán beneficios. Por tanto, como emprendedor@, autónom@ o empresari@ no me puedo quedar con la lágrima y el pañuelo, es el momento de valorar qué es lo que va a requerir la sociedad a partir de ese momento, qué productos/servicios subirán, y cuáles desaparecerán y, si estoy en el sector descendente, tratar de reorientar mi negocio antes de que sea demasiado tarde.

Parece ser que derivado del Covid-19 se está disparando todo lo online. El hecho que, durante el confinamiento, desde la educación, hasta el ocio, las compras, o la cultura se esté realizando vía Internet, provoca un cambio en los hábitos que probablemente se prolongará en el tiempo más allá de la victoria sobre el virus. Por tanto, quizás sea buen momento para plantearnos cómo puedo transformar mi negocio en versión online, qué servicios adicionales puedo ofrecer, qué recursos me sobran y qué otros necesito.

No debemos perder un segundo, ni un esfuerzo en algo que no funciona. Tu zona de confort dejará de serlo en breve y de forma radical, así que dedica toda tu fuerza a gestionar el cambio.

No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que más se adapta al cambio”. Charles Darwin

Maite Regaira

Presidenta de ADEME (Asociación de Empresarias de Castilla y León)