¿Sabías que el imaginar con placer una cosa aumenta la creatividad, libera la mente y mejora la vida? Soñar con los ojos abiertos vale la pena, ya fuera solo por esos motivos. Cuando conseguimos apropiarnos de unos minutos para regalarnos el placer de soñar, conectamos con nuestras emociones, vaciamos la mente de preocupaciones y abrimos parcela de belleza con nuestros deseos.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAHe leído recientemente un estudio realizado en la Universidad de California que me ha sorprendido gratamente y me ha confirmado muchas de las intuiciones que tenía sobre lo bueno que puede ser soñar con los ojos abiertos.

Un grupo de investigación, liderado por Jonathan Schooler y Jonathan Smallwood, junto a Eric Klinger de la Universidad de Minnesota, ha estudiado los beneficios de la tendencia a la abstracción y a la distracción momentánea.   Una de las conclusiones más sorprendentes a las que han llegado es que sin la capacidad que tiene el ser humano de abstraerse del presente, la vida sería un horror. La fuga de la atención, explican estos científicos, es una auténtica liberación.

Dicen, entre otras cosas, que la capacidad de activar con la abstracción nuestra fantasía nos transporta a la infancia y nos conecta con nuestro niño interior. Soñar con los ojos abiertos significa, en términos psicológicos, reconquistar un espacio de evasión y de libertad que deja emerger, con espontaneidad y autenticidad, nuestro verdadero ser.

Seguramente lo habrás experimentado más de una vez. Por ejemplo, mientras conducías, o con el coche parado delante de un semáforo antes de que se pusiera verde. Tu mente de repente ha volado y te ha hecho viajar a espacios muy distintos de los que atravesabas en esos momentos.

Soñar nos transporta sobre un plano diferente: continuamos haciendo lo que estábamos haciendo, pero nuestra mente vuela y se aleja. Es por ese motivo que conviene aprender a concedernos momentos para soñar con los ojos abiertos, en circunstancias que reúnan garantías de seguridad, sin correr el riesgo de desconcentrarnos y sufrir un accidente.

Se vive mejor si somos capaces de escuchar nuestro interior, siendo una de las mejores maneras de liberar las increíbles potencialidades que cada uno de nosotros posee. Darnos la posibilidad de soñar, imaginar y visualizar nuestros deseos positivos nos hace capaces de construir proyectos, idear retos y objetivos, construyendo así nuestra resiliencia.

Soñar decodifica nuestras emociones y nos puede ayudar a encontrar el camino de lo que buscamos o de lo que realmente necesitamos. Seguramente nos facilita el contacto con nuestras exigencias más profundas.

Hace un momento he dejado de escribir estas últimas líneas y me he asomado a la ventana, olvidándome de lo que estaba haciendo. He pensado que mi hija llegará dentro de unos días a Sevilla y he imaginado la entrañable Navidad que disfrutaré con ella. Ese momento de abstracción me ha llenado de felicidad, este sueño con los ojos abiertos me confirma que imaginar con placer mejora la vida.

Manuel Bellido

Director del Grupo Informaria