No salgo de mi asombro al leer una de las noticias que han revolucionado los medios de comunicación y redes sociales a lo largo de este miércoles. El eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke ha defendido ante la Eurocámara que las mujeres deben ganar menos porque son más débiles y menos inteligentes que los hombres. ¡Sí, así es!, uno de los representantes del Parlamento Europeo puede lanzar este tipo de declaraciones sin perder su sillón en la institución parlamentaria. Lo cual nos lleva a pensar: ¿cuánto tiempo tendremos que esperar para alcanzar ese ansiado mundo 50-50, si el machismo llega allá donde podamos imaginar? La política, el mundo científico y tecnológico, las empresas… la desigualdad aún impera en infinidad de campos y sectores. Y uno de ellos es el lingüístico.

Concretamente, la RAE define sexo débil como “el conjunto de mujeres” y sexo fuerte como “el María-Canoconjunto de hombres”. Ambas acepciones han impulsado a una joven de 18 años, Sara Flores Romero, a iniciar una petición a través de change.org con el fin de que se retiren ambas definiciones. Bajo el nombre ‘RAE: La mujer no es el sexo débil y el hashtag #Yonosoyelsexodébil’, la petición de esta joven cuenta ya con el apoyo de 57.471 personas y es la más popular del portal.

Sin lugar a dudas, es intolerable que se mantengan este tipo de acepciones. Y es que sexo débil y fuerte no son las únicas. Indagando un poco más en el manual de la lengua encontramos la “brecha lingüística” entre los términos Mujer pública: “prostituta” y Hombre público: “aquel que tiene presencia e influjo en la vida social”. De hecho, en esta línea, la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) pidió a la institución en octubre de 2016 que eliminara del diccionario la acepción “mujer del juez” como uno de los seis significados del término “jueza”.

Ya en la 23 edición de la RAE, publicada en 2014, la institución lingüística tuvo que modificar el significado de una serie de términos como el de Femenino: “débil, endeble”; Mujer: “que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia”; Periquear: “dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad”; Hombre: “Ser animado racional, varón o mujer / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza, entre otros”.

En definitiva, este caso de sexismo lingüístico nos muestra, una vez más, como no hay duda de que en pleno 2017, el machismo llega allá donde imaginemos. ¡Hagamos todo lo que sea posible para que no sea así!

María Cano Rico

Periodista