book-2869_640En el marco del Foro Mundial de Educación que se ha celebrado en Dubai los días 15 y 16 de marzo, la maestra palestina y refugiada en un campo de Belén, Hanan al-Hroub, ha recibido el galardón Global Teacher Prize en su segunda edición por su trabajo en Cisjordania con niños traumatizados por la violencia. Dotado con un millón de dólares, la Fundación Varkey creó este premio, conocido como el “Nobel de la Educación”, hace un año. Una iniciativa excelente ya que no hay herramienta más eficaz para la consecución de la igualdad de oportunidades y el progreso de la sociedad que la formación y el conocimiento.

A raíz de este tema, se me ha venido a la cabeza una entrevista que hace un par de meses tuve la oportunidad de hacerle a una antigua estudiante de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que actualmente está realizando un doctorado en la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, Maryland. En la entrevista, la estudiante comentaba que el sistema educativo español no tenía nada que envidiar al estadounidense. “Estamos muy bien formados y somos competentes al mismo nivel o más que el que nace en EE.UU.”, así concluía su entrevista. Esta idea me ha hecho reflexionar sobre la evolución de la educación en España, y más concretamente en Andalucía, a lo largo de los últimos años.

María CanoLa educación en España ha mejorado significativamente. A pesar de ello, hay una tendencia latente a denunciar el sistema educativo. Y qué duda cabe que la crítica constructiva es una herramienta fundamental para el progreso. Es cierto, ¡aún queda mucho por hacer!, pero la evolución del sistema educativo ha sido importantísima y debemos saber reconocerla. Su principal logro ha sido, sin duda, la universalización de la escolarización entre los 3 y los 16 años de edad.

Por lo que respecta a Andalucía, a comienzos del siglo XX, la tasa de analfabetismo se situaba en el 72%. En 1981, esta tasa seguía diferenciando a la comunidad andaluza del resto de España. Uno de cada tres analfabetos españoles era andaluz. Actualmente, el analfabetismo es residual y la enseñanza pública ha incorporado medidas de gran trascendencia.

Desde que finalicé Bachillerato, las directrices y estrategias llevadas a cabo han mejorado los cimientos de la educación, ofreciendo un panorama totalmente diferente e innovador. Los centros educativos han hecho una firme apuesta por la enseñanza de idiomas, incorporando el bilingüismo y la formación de diversas lenguas como el chino y el portugués. Además, la implantación de las tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) y la digitalización de los centros educativos han permitido que los estudiantes incorporen el uso de los ordenadores en su quehacer diario. Asimismo, la educación se ha adaptado al panorama actual impulsando la cultura emprendedora y ampliando la oferta académica de la formación profesional.

Estas estrategias se suman a otras tantas que parten de dos ideas fundamentales: la universalización y la igualdad. Y es que el contexto social y la situación económica del alumnado no deben contemplar ningún tipo de discriminación. Actualmente, la educación promueve la accesibilidad y, para ello, pone en marcha diversas medidas como las becas y ayudas al estudio, la gratuidad de los libros de texto o el transporte escolar.

En este punto, es obligado subrayar que esta favorable evolución ha descansado en buena medida en la fortaleza de la educación pública. O lo que es lo mismo: en un sistema basado en la equidad, la eficiencia y el esfuerzo. De este modo, y a pesar de las críticas, ¿no debe ser este el modelo a seguir? Es hora de situar a la educación en el lugar que le corresponde, un pilar de progreso y la mejor herramienta para el desarrollo de la sociedad.

María Cano Rico
Periodista