En la edición de octubre de 2017 comentábamos en este mismo espacio que el rey Salman bin Abdelaziz y el príncipe heredero Mohammed bin Salman habían emitido un decreto que habilitaba a las mujeres saudíes a conducir automóviles a partir de junio de 2018. Pues bien, el pasado día 24 por fin llegó el día en el que se levantaba oficialmente esta prohibición que afectaba a millones de saudíes.

El decreto, enmarcado en el programa Visión 2030, un plan de reformas económicas y sociales diseñado para “modernizar” a Arabia Saudí, ordenaba la creación de un órgano ministerial que diera asesoramiento en la materia a todas las interesadas y desde marzo numerosas mujeres se han estado preparando en las autoescuelas -exclusivas para ellas- creadas a raíz de la promulgación de la norma.

Hasta el momento, Arabia Saudí era el único país del mundo en el que una mujer no podía conducir y necesitaba contar con un conductor privado o un familiar varón que les ayudara en sus desplazamientos.

Según la última edición del Informe Global de Brecha de Género de 2017, Arabia Saudí “era uno de los países con mayores avances desde 2006 por su participación y oportunidades económicas”, pero continúa situándose en la posición número 138, tan solo por delante de Malí, Irán, Chad, Siria, Pakistán y Yemen, y lucha por derechos tan básicos como el de poder conducir, cuya prohibición se basaba en un edicto religioso que promulgaba que las mujeres que conducían vehículos cometían pecado.

Esta prohibición tenías graves consecuencias que intensificaban aún más la desigualdad entre ambos géneros. Así, muchas saudíes no podían trabajar debido al elevado presupuesto que suponía contratar a un chofer para llevarla de uno a otro lugar. Por ello, este era un aspecto cuya conquista era clave.

De este modo, la promulgación de este decreto prevé un ascenso de mujeres en el mercado laboral que, además, tiene una influencia directa en otra de las propuestas del programa Visión 2030: “el incremento de la cifra de trabajadoras del 10% actual a un 30%”. Aun así, para muchas saudíes sirve de poco tener derecho a conducir mientras se mantenga el sistema de tutela. Y es que este país musulmán y ultraconservador obliga a la mujer a solicitar la autorización de un miembro masculino de su familia para realizar numerosas gestiones de la vida cotidiana, entre ellas, obtener el pasaporte o las tarjetas de identificación, casarse o acudir a cualquier tipo de operación médica. Por ello, el punto de mira de la lucha por la igualdad en Arabia Saudí debe centrarse ahora en la independencia social de la mujer y la eliminación del sistema de tutela, una batalla primordial para seguir avanzando en favor de la igualdad.

María Cano Rico