Zan TV, cuya traducción es la televisión de las mujeres, se ha convertido en la primera cadena de televisión hecha por y para mujeres en Afganistán. Nacida el pasado mes de mayo en Kabul con muy bajo presupuesto, ha sido por el momento muy bien acogida y tiene una gran cuota de pantalla.

Este proyecto emprendedor, formado por un grupo de cincuenta periodistas de entre 17 y 28 años, nace con el objetivo de empoderar a las mujeres y las niñas y posicionar a la mujer en el lugar que le corresponde. Para ello, la programación incluye todas aquellas materias que influyen en el progreso de la mujer en la sociedad como finanzas, emprendimiento, educación, liderazgo femenino, derechos reproductivos, violencia de género, matrimonio infantil…

Pero Zan TV no es el único ejemplo de medio de comunicación impulsado y liderado por mujeres. Situada en Kunduz, al norte de Afganistán, Radio Shaista fue la primera radio afgana dirigida por mujeres. Esta emisora, cuyos contenidos se basan en discusiones con académicos religiosos sobre los derechos de las mujeres, ha sido saqueada en diversas ocasiones. Sin ir más lejos, en 2015, cuando la ciudad fue tomada por un grupo armado de talibanes y sus periodistas tuvieron que huir. Una vez fue recuperada la ciudad, las profesionales han vuelto a emitir, a pesar de las amenazas. Un ejemplo de ello es el de Zarghoona Hassan, su directora, que tuvo que huir cuando la acusaron de convertir a sus oyentes al cristianismo y anunciaron una fecha para su ejecución.

Por otra parte, también el pasado mes de mayo nació el primer número de Gellara, la primera revista femenina liderada por un grupo de jóvenes universitarias.

Zan TV, Radio Shaista y Gellara, tres proyectos emprendedores liderados por mujeres que buscan la libertad y además denuncian la desigualdad que caracteriza al país desde la llegada del fundamentalismo islámico en 1996. Y es que, hasta hace 16 años, las mujeres no podían acceder ni al periodismo ni a la educación en Afganistán. Por fin, en 2001, tras la derrota del grupo Talibán, fue posible desde el punto de vista legislativo ver a una mujer al frente de un medio de comunicación, ya que, previamente, la normativa prohibía su accesibilidad tanto al sector de la comunicación como a la educación en general.

Ahora, después de 16 años, en una sociedad donde aún impera el patriarcado y se encuentra marcada por el machismo y la desigualdad, las periodistas afganas están devolviendo la voz a una comunidad silenciada gracias a estos proyectos de emprendimiento. Medios de comunicación que cumplen dos importantes funciones, por un lado, la de reivindicar y, por otro, la de fomentar la empleabilidad con una mayor presencia de mujeres, valientes, emprendedoras e innovadoras que, por desgracia, viven con temor por las constantes amenazas, pero que son optimistas y confían en que más pronto que tarde la igualdad llegará a Afganistán.

María Cano Rico