Existe una gran desigualdad en el mundo profesional del sector de las tecnologías, un espacio donde la mujer apenas ocupa un 15%, y que necesita una clara apuesta desde las instituciones para fomentar una vocación en una profesión que va a crear millones de empleos, con un salario superior a la media, y con una proyección internacional.

Fue una mujer, Ada Lovelace, la pionera en el siglo XIX de la programación informática, pero nos olvidamos del origen femenino de la informática para centrarnos en rostros más famosos que deben su éxito en gran medida a las mujeres como Bill Gates (Microsoft) o James Gosling (Java).

Las mujeres cada día luchan por tener mayor visibilidad y reconocimiento en el mundo laboral, y en un sector como el tecnológico, la capacidad de crecer es exponencial, al estar demostrado que funcionan mejor las empresas tecnológicas lideradas por mujeres que aquellas que no cuentan con talento femenino.

Según la OCDE, a los 15 años la gran mayoría de las chicas declaran no ser buenas en Matemáticas, y a los ocho años tienen la percepción que el liderazgo es masculino. Esto influye en su rechazo a las ingenierías ya que temen no ser capaces de sacar adelante los estudios. Los expertos aconsejan que, desde las aulas, y a una temprana edad, los lenguajes de programación se incorporen en la formación, para fomentar la idea de que todos puedes llegar a ser grandes profesionales y erradicar prejuicios que no tienen cabida en nuestra sociedad.

La programación es una de las habilidades más demandadas actualmente, de acuerdo a los datos disponibles en portales de empleo como ticjobs.es e Infojobs, y esta demanda no deja de crecer.

Un sector profesional en el que se calcula que en Europa hay una escasez de 300.000 programadores, y en España esa cifra llega a los 10.000, la educación tradicional no es capaz de producir profesionales adaptados a los rápidos cambios tecnológicos del sector y hacen falta enfoques pedagógicos innovadores y rápidos para cubrir esa brecha.

Centros de formación en habilidades digitales como Wild Code School, están también volcados en fomentar vocaciones femeninas por la programación. En este caso nuevamente fue una mujer, Anna Stépanoff, la cofundadora del primer campus en Francia.

Este año, Wild Code School se ha instalado en Madrid e iniciamos un nuevo campus. Lo hacemos con cinco becas 100% financiadas a mujeres a partir de los 18 años, de forma que puedan cursar su formación en Desarrollo Web y App.

En cinco meses, estas mujeres, junto con sus compañeros y compañeras de promoción, estarán preparadas para trabajar como programadoras junior. Esta filosofía es muy activa desde el origen del centro, y conseguimos atraer a un porcentaje cada día más importante de mujeres a nuestras aulas, alcanzando un 30% de alumnas, un porcentaje mucho más alto que el 10% de la realidad laboral, gracias a nuestra práctica inclusiva, mentorizando con perfiles femeninos, contratando a formadoras que son grandes referentes y, en definitiva, dando ejemplo cercanos a las chicas para que vean que hay hueco para ellas en este mundillo y que su aportación es imprescindible.

Algo se está moviendo. Esperemos que la inercia continúe y que, dentro de unos años, podamos hablar de igualdad y contar con referentes femeninos de peso que animen a las chicas a lanzarse al mundo de la tecnología con confianza. En Wild Code School formamos profesionales cada día para conseguirlo.

María López-Obrero

Responsable en España de la Escuela de programación Wild Code School