María Luisa de Miguel Corrales es mentora sénior desde el año 2002, coach ejecutiva certificada por AICM y AECOP y directora ejecutiva de la Escuela de Mentoring. Recientemente ha lanzado el libro Mentoring: Un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional, un libro en el que orienta a sus lectores hacia nuevas formas de aprendizaje y adaptación.

María Luisa de Miguel Corrales, una vida dedicada al Mentoring. ¿Podríamos decir así? ¿Puedo empezar preguntándole cómo ha nacido esta pasión, esta vocación-misión?

No sé si una vida dedicada, pues comencé con el mentoring hace 18 años, pero sí una vida por dedicar al mentoring. Creo que la pasión nació conmigo, desde muy pequeña me ha encantado conversar, preguntar, siempre me han interesado mucho las historias de vida de las personas mayores. Me recuerdo sentada en la cocina con mis abuelos, mi bisabuela y mi tía bisabuela, preguntándoles por las historias de la guerra y la posguerra, las historias de mi abuelo en el ferrocarril y en sus negocios. Mi vida desde muy pequeña ha estado rodeada de largas sobremesas y conversaciones familiares. Conversando se aprende mucho sobre uno mismo, los demás y la vida, y en la esencia del mentoring está el aprendizaje a través de las conversaciones. En mi anterior andadura profesional como asesora jurídica de empresas también tenía la oportunidad de conversar, de preocuparme por las necesidades de las personas para ayudarlas a resolver sus problemas. Cuando descubrí el mentoring creo que se alinearon mi pasión y mis mejores fortalezas o habilidades y, poco a poco, fui adentrándome y profundizando más en esta práctica hasta convertirla en mi trabajo y misión.

¿A quién está dirigido este libro?

A todas las personas que quieran optimizar la forma en la que aprenden, desarrollan habilidades y logran metas, que quieran aprender a tomar mejores decisiones y mejorar como personas y profesionales y, especialmente, convertirse en herramientas para mejorar el aprendizaje, cambio y desarrollo de otras personas, sea como padres y madres, educadores, orientadores, profesores, líderes, responsables de equipos, etc. Y también a quienes dirigen organizaciones o toman decisiones que afectan a las personas dentro de ellas, para aprender otras formas de desarrollar el talento, de liderar, de relacionarse y de conversar.

¿Cómo explicaría a una persona no iniciada en el tema qué es el Mentoring y cuál es su importancia?

El mentoring es una práctica muy antigua que se basa en el aprendizaje a través de la reflexión sobre la experiencia utilizando la conversación como herramienta. Lo que yo he hecho y explico en el libro es investigar sobre dicha práctica para desentrañar sus claves y, en base a todo el conocimiento científico del que actualmente disponemos, diseñar una metodología en torno a dicha práctica que permita guiar los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo de las personas para optimizarlos.

El mentoring se basa en conversaciones sobre la experiencia, pero no solo sobre la experiencia del mentor, sino más aún sobre la experiencia del mentee o aprendiz, y no solo sobre la experiencia externa sino también sobre la experiencia interna. Porque una misma experiencia es vivida de diferente forma por dos personas distintas, y nuestras emociones, pensamientos, ideas, decisiones y acciones dependen mucho más de cómo interpretamos y vivimos la experiencia a nivel interno que a nivel externo.

La importancia del mentoring radica en que la supervivencia del ser humano a nivel físico, mental, emocional, existencial depende de su capacidad de aprendizaje, cuanto mejor sea más preparado estará para lidiar con las demandas del entorno, que cada vez son más, más complejas, más inciertas, y se suceden de forma más rápida y cambiante.

¿Es la crisis del sistema educativo la que empuja a redescubrir el Mentoring y su función?

Más bien diría que es una crisis a nivel más global, es una crisis de la humanidad. Las personas hemos claudicado nuestra responsabilidad de liderar nuestras vidas, de ser agentes de cambio en el entorno, dejándolo en manos de instituciones, mercado, influencers, redes sociales y otras herramientas o sistemas. Estamos dejando de utilizar nuestras capacidades más humanas, creatividad, comunicación, reflexión, intuición, consciencia, atención, poder de decisión, capacidad relacional y empatía, y si no se usan se atrofian y acabaremos convirtiéndonos en animales o máquinas. Si es verdad que todo ello comienza en cómo somos educados en nuestra más temprana edad, pero de nada sirve intervenir con el mentoring en el sistema educativo si no se hace también en la misma línea en las relaciones familiares, personales, la sociedad civil y la empresa.

Usted define el Mentoring como “un nuevo agente educativo”. ¿Se trata de una figura más o se trata de mejorar la formación de profesores/educadores?

En el libro hablo del mentor y mentora como nuevo agente educativo, y con ello no me refiero a una figura más, distinta al del educador o profesor. De hecho, en el rol de mentor hay una vertiente pedagógica muy importante. Ser mentor es un rol y un estilo de ejercer diferentes roles. Lo que promuevo, cuando hablo de nuevo agente educativo, es generar consciencia acerca de cambiar el modelo de ser guía de aprendizaje, y esta función de guía de aprendizaje está presente en muy diferentes roles sociales (padres y madres, profesorado, servicios de orientación vocacional y profesional, líderes, consultoría, directivos y directivas, responsables de equipos) y va a estarlo siempre, porque como digo el aprendizaje forma parte de nuestras vidas. Al hablar de mentor/a como agente educativo quiero llamar la atención sobre el hecho de que todos somos en diferentes momentos de nuestra vida, roles y con respecto a diferentes personas guías de aprendizaje y que debemos ser conscientes de ello y asumir esa responsabilidad convirtiéndonos en mentores y mentoras y eso implica mucho trabajo personal de mejora con uno mismo para estar en las mejores condiciones para guiar a otros. Quién no se guía bien asimismo difícilmente puede contribuir a guiar bien a otros.

Además, habla de “transformación humanística en la educación” que vaya a la par de la transformación digital; un desafío enorme… ¿Por dónde empezar?

Por concienciarnos de que las personas no pueden estar al servicio del Estado, del mercado o de otros intereses; que el mercado, el estado… está al servicio de las personas. Y esto se puede ver en planteamientos del tipo: ¿Educar para el mercado o educar para la realización personal? ¿Desarrollar el talento para que produzca en el mercado o desarrollar el talento para que las personas sean más felices y contribuyan a la felicidad social? ¿Educar para ser técnicos especialistas en una materia o educar para ser personas integradas cívicamente en una sociedad y que, además, se puedan especializar en un rol concreto que demanda esa sociedad y encaja con sus intereses personales?

El Mentoring es aprendizaje a través de otros, eso implica una interacción social que genera diálogo y permite ampliar el pensamiento. Hoy se habla mucho de diálogo a varios niveles, pero se practica poco… ¿Cómo se aprende el verdadero diálogo?

Dialogar comporta un conjunto de habilidades, tales como la reflexión, el pensamiento crítico, la formulación de preguntas, la empatía, la escucha, por citar algunas. Todas estas habilidades se aprenden a base de una práctica continuada y repetida hasta que se interiorizan. En el modelo Integral Generative Mentoring, que describo en el libro, no solo enseñamos a dialogar, entrenamos en la práctica de conversaciones inteligentes, entendiendo por inteligentes las conversaciones que nos guían para lograr nuestras metas y aprender de una forma más óptima, ágil y efectiva.

Tenemos un modelo de conversación que implica primero adquirir una conversación interna inteligente para luego exteriorizarla y usarla con otros y que aprendan a su vez a interiorizarla a base de rituales conversacionales reiterados en el tiempo. Las sesiones de mentoring son sesiones de entrenamiento en la práctica conversacional del mentoring según nuestro modelo. De esta forma, la persona aprende a conversar consigo mismo y con los demás de una manera inteligente a través de la conversación con un modelo conversacional que es el mentor o mentora.

Necesitamos poner a la persona en el centro y trabajar por una educación que les permita desarrollarse íntegramente, convertirse en un ser humano bueno y útil para sí mismo y para los demás”. En una sociedad (al menos por lo que se refiere a España) que enfoca todo el debate casi exclusivamente en el género, me llama la atención (¡muy positivamente!) que usted hable de ‘persona’, ‘ser humano’, ‘bueno’, ‘útil’… Coméntenos.

El género es una construcción social en la que se han basado muchas diferencias que se han convertido en discriminación y desigualdad. En el mentoring se trabaja poniendo a la persona en el centro, respetando sus diferencias y características singulares y ayudándola a desarrollarse desde ahí, desde quien es y quiere ser, sin imposiciones, instrucciones, normas o directrices. El mentoring es una práctica empática y empoderante que no solo permite sino que impulsa a que la persona haga uso de una de sus mayores facultades, la libertad de elección, con la responsabilidad que también implica elegir. Eso sí, en el mentoring también trabajamos la contextología, las personas nos construimos, desarrollamos y actuamos en un contexto dado, que influye en nosotros y sobre el que también influimos. La mirada en el mentoring no es solo interna sino también externa, para lograr un aprendizaje inteligente que equilibra las demandas, necesidades y posibilidades internas y externas.

“El Mentoring es aprendizaje de la sabiduría”. Sabiduría es otra palabra que hoy se escucha poco… Habría que recuperarla también en la práctica. La actual emergencia mundial que ha desencadenado el coronavirus, ¿puede ser también una oportunidad para recuperar una sabiduría existencial a nivel personal y colectivo?

La sabiduría es el último peldaño de la escalera del aprendizaje, no podemos renunciar a llegar a él, realmente la educación y el desarrollo de las personas deben estar enfocados en alcanzarla. Precisamente lo que destapa una crisis como la que estamos viviendo es la falta de sabiduría, se reacciona sin pensar, presas del miedo, la inercia, la última idea o sugerencia. La sabiduría implica tomar decisiones que equilibran lo racional y emocional, el yo y el nosotros, las consecuencias a corto y a largo plazo, las circunstancias internas y externas. Ojalá esta crisis nos haga más sabios, pero si algo requiere la sabiduría es una gran reflexión sobre la experiencia para extraer aprendizajes que eleven nuestro nivel de desarrollo. El futuro dirá de si de aquí salimos más sabios, lo que se traducirá en no cometer los mismos errores y estar más preparados para afrontar nuevas situaciones que ponen a prueba nuestras capacidades.

Desde la Escuela de Mentoring que dirijo hemos puesto en marcha una iniciativa de encuentros virtuales de mentoring grupal bajo el nombre de “Conversaciones con propósito”, cuyo objetivo es desarrollar la sabiduría individual y colectiva para impulsar cambios en nuestros entornos inmediatos, que no solo nos hagan pasar esta crisis de forma más óptima, sino construir un futuro esperanzador e inspirador.

Anna Conte