El emprendimiento, motor del cambio económico y social, nunca ha gozado de tanta popularidad como hoy en día. Podríamos decir que emprender “está de moda”. Hoy hablamos de emprendimiento, emprendimiento social, intraemprendimiento… y valoramos al emprendedor como un profesional innovador, dispuesto a asumir el compromiso y el riesgo de sacar un proyecto empresarial adelante. Reconocemos al joven que entiende las nuevas dinámicas del consumo digital, al experto que aplica su conocimiento y experiencia en la identificación de oportunidades de negocio, y al profesional que busca una forma de trabajo más flexible y dinámica que la que ofrecen las empresas más asentadas. Sin embargo, todavía son muchas las personas que quieren emprender y que no dan el paso porque “no tienen la gran idea, los conocimientos necesarios, o el capital para poner en marcha el proyecto”.

1MGNo cabe duda de que antes de embarcarnos en un nuevo proyecto empresarial debemos hacernos éstas y otras muchas preguntas. Sin embargo, también hay algunos mitos que debemos desmontar y que animan a muchos de los que creemos en el emprendimiento como una necesidad social y una experiencia vital para dar el paso adelante.
En primer lugar, innovar va más allá de tener “la gran idea”. De hecho, a veces las grandes ideas están sobrevaloradas. Una gran idea sin una adecuada ejecución no llegará nunca al mercado y, por tanto, a ser una innovación.

En segundo lugar, el emprendedor no tiene por qué saber de todo. ¡Nadie sabemos de todo! Todos necesitamos de otros profesionales para sacar nuestro trabajo adelante. Emprender tiene más que ver con la actitud que con el conocimiento. El emprendedor está comprometido con su proyecto y debe ser humilde para reconocer sus limitaciones y el talento que ha de incorporar a su equipo.

Por último, e íntimamente relacionados, la financiación y el plan de negocio. Sería iluso decir que no necesitamos capital para emprender y, probablemente, irresponsable afirmar que no debemos hacer un plan de negocio. Lo importante es que la oportunidad de negocio esté claramente definida y que el equipo emprendedor sea capaz de adecuar el modelo y la gestión a la realidad del mercado cuando comience sus operaciones y conozca las verdaderas claves de éxito.

Por eso, hoy es tan utilizada la filosofía de trabajo Lean Startup (1), que propone testar cuanto antes la realidad para, por una parte, ser realistas en la definición del modelo de negocio y, por otra, poder probar y demostrar la viabilidad del proyecto y la valía del equipo para su ejecución. Usando la terminología Lean Startup, tenemos que testar la necesidad con prototipos y analizar la viabilidad del proyecto con el Mínimo Producto Viable (MPV). Si estos test son positivos, será más sencillo obtener financiación y, si no lo son, nos darán las pistas necesarias para modificar, e incluso abandonar, nuestra idea de negocio antes de perder tiempo, energía y dinero.

Así que, ánimo y ¡a emprender!

(1) Ries, E. (2011), The Lean Startup: How Today’s Entrepreneurs Use Continuous Innovation to Create Radically Successful Businesses, Crowne Business; y Blank, S. & Dorf, B. (2012), The Startup Owner’s Manual: The Step-By-Step Guide for Building a Great Company, K&S Ranch Publishing.

Marta Muñiz, Vicedecana del Área de Empresa

de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad Europea