A mí que, como oradora, me gustan tanto los silencios, ahora me encantaría disponer de uno, bien grande, tamaño “punto y aparte” -como les suelo decir a mis alumnos-, para honrar a todas esas personas que han fallecido en esta crisis del coronavirus; y a sus familias, que sufren en el confinamiento. Siendo optimista como soy, me niego a ver esta situación trágica que estamos viviendo como algo positivo que nos está pasando.

Otra cosa es que, ante la realidad, saque mi lado más resiliente, como persona, como profesional, y como directora de la Escuela Europea de Oratoria, mi empresa. ¡Qué sector tan olvidado por los medios, el de las entidades de formación de profesionales! Vemos en la televisión cómo se habla del turismo, de las fiestas populares, de los eventos deportivos, de los cines y los teatros… que, por supuesto son importantes pero… ¿y los de aquellos que nos dedicamos a ayudar a los trabajadores de cualquier ámbito para que sean más capaces, estén más preparados y sean más felices?

En la Escuela Europea de Oratoria, como en tantas otras empresas, la crisis de la COVID-19, nos ha golpeado de lleno. Todos nuestros cursos en abierto e in company pospuestos ante un futuro incierto. Alumnos y profesores en sus casas, y las aulas vacías. “¿Por qué no hacéis cursos online?”, me pregunta mucha gente. Y sí, los tenemos, pero de todas las materias que se pueden enseñar en este mundo, resulta que la de Oratoria es fundamental aprenderla en modalidad presencial. El miedo a hablar ante un auditorio no se quita leyendo un libro o viendo un vídeo. Es precisamente en clase, con todos los compañeros mirando, y bajo el escrutinio estricto del formador, cuando se aprende a mover las manos, colocar la postura adecuada, emplear bien la voz, realizar los silencios, o enganchar y seducir al público.

Mientras esperamos que nuestras aulas se vuelvan a llenar de profesionales, en la Escuela Europea de Oratoria no paramos. Además del curso online de “Oratoria con Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüística”; contamos con los entrenamientos personalizados de hablar en público, para personas que tienen que preparar una presentación específica; disponemos de nuestro libro “Tips de Oratoria a Golpe de Tuit”, e incluso damos consejos de hablar en público a través de los dispositivos Alexa de Amazon.

Pero quizás la labor más importante que estamos haciendo en este confinamiento es la de estar presentes, para alumnos, profesores, y cualquier otra persona con necesidad que llegue hasta nosotros. Algunos se han visto afectados, de manera muy cercana, por la enfermedad, y desde la Escuela Europea de Oratoria, llevamos un seguimiento muy estricto, para lo que puedan necesitar. Es la oportunidad de vivir un momento de ayuda, proporcionando a veces consuelo, un hombro virtual para llorar, o un chascarrillo para hacer sonreír bajo una mascarilla. Y es un momento de agradecer, a sanitarios, camioneros, policías, y hasta la cajera y el repartidor del supermercado.

Como ser humano, mi mayor satisfacción es contribuir a que las personas que están a mí alrededor, conocidos o desconocidos, estén lo mejor posible en estas circunstancias. En la Escuela Europea de Oratoria, abriremos de nuevo nuestras puertas cuando nos dejen, con todas las medidas de seguridad que se establezcan, y el mismo cariño de siempre. Pero mientras ese momento no llega, no estamos parados, seguimos agradeciendo y ayudando.

Mónica Pérez de las Heras

Directora de la Escuela Europea de Oratoria