La Asamblea General de Naciones Unidas decidió en 2015 nominar el 11 de febrero como el ‘Día Internacional de la Mujer y Niña en la Ciencia’ con el objetivo de concienciar sobre la participación femenina en este área. El propósito es centrarse en incentivar e incrementar la participación en la investigación y en la ciencia, tradicionalmente más asociada al género masculino. Esto, en mi opinión, Rocio_MILLAN (SP)se ve reforzado por el hecho de que sean casi siempre hombres los que ocupan el liderazgo en este ámbito. Aún hoy, en muchas carreras de ciencia e ingeniería, es fácil ver a más chicos que chicas y se ha estimado que la probabilidad de que un hombre termine los estudios de máster y doctorado se puede duplicar en muchos países frente a las chicas que hacen los mismos estudios. Motivos sociales y culturales parecen que juegan un gran papel en este problema, al igual que las referencias a grandes descubrimientos se asocien al género masculino quedando, en muchos casos, ocultos los logros obtenidos por investigadoras que poco a poco van conociéndose. Hasta hace no mucho, sólo unas pocas afortunadas eran reconocidas en la historia de la ciencia.

Mi caso es de una vocación temprana hacia la biología y los temas medioambientales, una curiosidad hacia lo que pasaba a mi alrededor que se vio culminada con los habituales procesos de licenciatura y doctorado. El camino es largo, tras pasar por becas y contratos, con la eterna incertidumbre de saber si podría vivir haciendo lo que realmente me gustaba, que era investigar. En estos ya más de 25 años de carrera profesional no me arrepiento de aquella decisión: el trabajar en la conservación de nuestro medioambiente, concretamente en la recuperación de suelos contaminados, en proyectos de mejoras agrícolas, de desarrollo de técnicas de descontaminación de base biológica y en restauración ambiental de áreas degradadas, me ha permitido crecer como investigadora y como persona. Pero no nos engañemos, no todo es tan bonito. La falta de recursos y  financiación hacen que sea una lucha continua por mantener los grupos de investigación y poderlos dotar del equipamiento e infraestructuras mínimas necesarias para desarrollar el trabajo. Por otro lado, está la satisfacción de trabajar con la ilusión de que cada proyecto nuevo es un nuevo reto, con nuevos datos que incentivan  mi curiosidad, nuevos desarrollos y, sobre todo, el poder devolver a la sociedad con mi trabajo lo que se invierte en investigación.

Si tenemos en cuenta lo que la ciencia aporta al desarrollo de un país es de interés general fomentar las carreras de investigación, haciendo ver que la ingeniería y la ciencia es un mundo tanto de hombres como de mujeres, pues todos sumamos y podemos alcanzar puestos de responsabilidad. Espero que no haya que tener un día especial para hacer visible esta realidad, sino para celebrar que las mujeres y las niñas tienen su propio sitio en la investigación, la ciencia, las ingenierías y la tecnología. En las actividades desarrolladas por la Unidad de Excelencia María de Maeztu de Física de Partículas, CIEMAT-FP, participé con una charla de motivación al final de la primera jornada. En mi intervención, intenté esbozar en qué consiste mi trabajo y en el amplísimo espectro de posibilidades para quienes se deciden a desarrollar una carrera científica. La respuesta de las alumnas asistentes fue particularmente interesante, entreviéndose ya algunas futuras vocaciones. Confío en que lleguen a ser una realidad.

En mi trabajo actual, centro mis esfuerzos en la rehabilitación de suelos contaminados para darles un uso sostenible teniendo en cuenta factores medioambientales y socioeconómicos, además de los técnicos. Otra línea científica es la enfocada a la protección y recuperación de suelos agrícolas utilizando los recursos de la zona y potenciando prácticas y cultivos adaptados al lugar. Y, por citar otra de las actividades en las que estoy involucrada, es la transferencia de conocimientos y experiencias en países en desarrollo, sobre todo en la problemática del mercurio como contaminante global y en temas relacionados con zonas mineras, siendo la minería artesanal del oro donde se aúnan ambas temáticas y donde intervienen aspectos medioambientales y sociales que hay que tener en cuenta. Por último, en mi opinión, es de suma importancia la comunicación de los resultados e informar de los trabajos que se realizan, no sólo en foros científicos especializados, sino llegando a los diferentes actores implicados y así, dar visibilidad y aplicabilidad al trabajo de investigación, y que no sea algo que se realiza en laboratorios al margen de la sociedad, sino por y para ella.

Rocío Millán

Departamento de Medio Ambiente, responsable de la División de Suelos y Geología Ambiental  y de la Unidad de Conservación y Recuperación de suelos

Unidad de Excelencia María de Maeztu de Física de Partículas, CIEMAT-FP