El deporte es un espejo de la sociedad y cuando nos miramos en él aparece una figura con un perfil machista que se empeña en seguir discriminando a la mujer. La desigualdad de género sigue golpeando a un deporte femenino que continúa preso de los estereotipos e insultos sexistas. “Más te vale aprender a cocinar”, “estarías mejor fregando en tu casa” o “marimacho” son algunas de las perlas que martillean a diario a una mujer a la que se mira como objeto, no como deportista.

El trasero de una jugadora de vóley que se ha lanzado por un balón, la falda que se le levanta a una tenista o la ropa ajustada de una atleta. La pose, el cuerpo o la ropa priman más que los resultados deportivos. La cosificación convertida en deporte nacional por aquellos medios que buscan el clic fácil con la venta al por mayor del cuerpo femenino.

El periodismo se ha convertido en un chiringuito permanente donde la falta de escrúpulos se impone a los valores y resultados deportivos. Titulares vergonzosos que hablan de las más sexis del deporte, las buenorras de los Juegos Olímpicos o los mejores culos del voleibol. Sigue existiendo una mentalidad retrógrada que coloca techos de cristal donde debería haber un oasis de igualdad.

El fútbol impone modelos masculinos de éxito en un mundo de lujo. Y frente a los contratos millonarios, los encajes de bolillos que tienen que hacer las futbolistas para conciliar deporte con estudios y trabajo. La brecha salarial duele. La mujer no puede vivir del deporte en España. Hay años luz entre los contratos y sueldos del deporte masculino y las migajas que se lleva el femenino. Sin recursos y sin ayudas, no queda otra que conciliar deporte con trabajo y estudios.

El desamparo es evidente y la desprotección jurídica daña los sentidos. Dentro del deporte nos encontramos con normativas machistas, con reglamentos que discriminan y con leyes que, directamente, se olvidan por completo de la existencia de la mujer. No hay una categoría que recoja la profesionalización de la mujer en el deporte o que se ocupe de las mujeres que deciden ser madres. Y, mientras tanto, se sigue haciendo la vista gorda ante esas cláusulas antiembarazo que limitan los posibles deseos de la mujer de formar una familia.

Hay deportistas a las que se les prohíbe participar en pruebas y campeonatos por el simple hecho de ser mujer. Los premios económicos que reciben son inferiores. Cuando comparten campeonato con selecciones masculinas, los peores vestuarios, los horarios menos adecuados y el material deportivo de menos calidad están asignados a ellas. En muchos casos, para poder acudir a competiciones tienen que financiarse sus viajes con ayuda de la familia o campañas de crowdfunding. Los patrocinadores no apuestan firmemente por el deporte femenino. Los recursos escasean y la atención es inexistente.

Lo que desayuna Messi, el último tatuaje de Neymar o cualquier fanfarronada de Cristiano Ronaldo interesa más que un mundial o medalla de oro logrado por cualquier mujer deportista. Solo el seis por ciento de las noticias deportivas que aparecen en los medios de comunicación están relacionadas con el deporte femenino. Y muchas de las publicaciones están vinculadas a las parejas, la belleza, la moda o la condición sexual del cada una de ellas.

El deporte femenino necesita una mayor visibilidad y promoción. Esto pasa por promover la integración y la igualdad de manera efectiva. Hay que normalizar la imagen y los éxitos de las mujeres deportistas. Los medios tienen un papel importante. Se tienen que quitar las caretas y dejarse de farsas. Los minutos de la basura no son suficientes. Y tampoco basta con esos titulares fáciles al calor de los grandes triunfos. 

Con el objetivo de dar visibilidad al olvidado deporte femenino y de aportar un granito de arena en la lucha por la igualdad de género nace Nosotras, una colección de historias de vida y deporte, de superación y esfuerzo, de acelerar cuando vienen curvas y de saltar todos esos obstáculos con los que se encuentra la mujer deportista. Un libro protagonizado por 34 deportistas de élite, campeonas mundiales y olímpicas que, con sus experiencias vitales, dan voz a todas esas deportistas femeninas que también llevan en su ADN un amor incondicional por el deporte. Mujeres con historias increíbles, con resultados notable y éxitos impresionantes. Profesionales del deporte por dedicación, esfuerzo y compromiso que, sin embargo, no son tratadas como tal.

Nosotras es una historia de mujeres valientes que se enfrentan con una sonrisa al cáncer o a la bulimia, mujeres que se levantan y vuelven a volar tras ser marginadas por su condición sexual, mujeres que compiten con sus hijos de la mano, mujeres comprometidas al máximo con su deporte, mujeres que tienen que luchar en minoría en un mundo de hombres, mujeres que transmiten valores a la sociedad con sus proyectos deportivos, mujeres que son toda solidaridad, mujeres que piden paso, mujeres que merecen ser respetadas, mujeres que aman de manera incondicional el deporte y, sobre todo, mujeres que son felices, a pesar de las tormentas, con lo que hacen.

Rubén Guerrero

Autor de Nosotras