Cada entrenamiento que realizo lo vivo como un regalo. Es mi momento de disfrutar y de sentirme completamente libre. Sin embargo, me entristece en muchas ocasiones lo que tengo que llegar a sufrir y lo peor, saber que no soy la única. Nunca lo cuentas a la familia ni a los amigos pero lo vives y, al final, lo acabas aceptando como algo cotidiano. Además, quizás te tachen de exagerada por dar demasiada importancia a lo que ocurre, total si siempre ha sido igual. Pero un buen día sientes verdadero miedo y te planteas que el entrenamiento tiene dos caras, aquella que es visible al mundo y la que queda guardada para ti. Esa que por ser mujer tienes que soportar y que la sociedad no quiere ver: sentirte intimidada por cobardes cuando entrenas sola.

1521864_10201349307714874_1977941137_nEse día vas a correr sin compañía y, sin darte cuenta, tu cabeza ya está pensando qué vas a ponerte de ropa que no llame mucho la atención porque por la zona a la que vas a ir no es muy segura para una mujer porque apenas está transitada. Te vistes con ropa más ancha, una cola y visera para tapar la cara y listo; eso sí, el mp3 con el volumen bajo para estar en alerta. Esto lo haces de manera instintiva porque los años te enseñaron ciertas cosas:

– No puedes quejarte porque un hombre te piropee, es un halago.

– Sabes que al ir sola alguien te gritará alguna estupidez que te hará sobresaltarte porque estás absorta en tus entrenos y no esperas que nada pueda interrumpirlo.

– Antes de salir de casa dejas bien dicho dónde vas a estar.

Ser mujer y en este caso deportista conlleva que muchos hombres crean que pueden demostrar su hombría frente al volante de su coche o con los amigos cuando te ven corriendo por el asfalto. Quizás no se paran a pensar por qué lo haces. Algunos tienen hijas y tú estás ahí rompiéndote el alma para reivindicar la figura de la mujer en el deporte y en la vida. Lo haces porque sus hijas vivan en igualdad de condiciones y, sin embargo, su padre o su hermano le falta el respeto a una mujer. Intimidar siempre ha sido la clave de los cobardes, de los que se alimentan de sus miedos y hacen que sus mentes se empequeñezcan aún más.

He vivido muchos días esa sensación de rabia e impotencia por soportar situaciones en las que no puedo hacer nada. En más de una ocasión he llegado a sentir miedo y tener que ocultarlo, controlando los nervios y las ganas de gritar, porque si te enfrentas quién sabe…

Mi padre me educó como mujer libre, mis amigos me aportan grandes valores y la vida me ha dado la oportunidad de alcanzar mis sueños gracias a la ayuda de un gran hombre que cree firmemente en la mujer y lucha para que nunca más tengamos que bajar la mirada por vergüenza.

La mujer tiene historia, siempre hemos sabido avanzar a pesar de los obstáculos que nos hemos encontrado, defendemos nuestros sueños y ahora sabemos que aún nos queda un largo camino. La sociedad conserva todavía muchas murallas pero podemos derribarlas no a base de golpes, ni gritos, ni intimidaciones, sino con palabras que nacen de nuestro corazón.

Sonia Macías,
Ultrafondista y co-creadora de La Princesa del Desierto
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