Cómo resolver el puzle profesional de una pareja
Casi todas las mujeres científicas a partir del nivel de postdoctorado que he conocido en mi carrera científica y profesional en Alemania y España tienen familia. Durante mucho tiempo, me he preguntado acerca del origen de su éxito en ambos planos, científico y familiar. Algunas de sus parejas eran también científicos de igual o mayor éxito. De ellos, sin embargo, me preguntaba poco acerca del origen de su éxito.
Mirando con un poco más de detenimiento, veía cómo muchas de ellas habían seguido a sus maridos a las ciudades o países (incluso continentes) donde ellos habían conseguido un puesto de trabajo. Esto, en el argot, se llama ‘two-body problem’. Es decir: a una persona se le ofrece un trabajo y ésta plantea a su empleador que en el paquete de incentivos debe ir un acomodo laboral para su pareja, o al menos un intento. Y, como digo, muchas de estas científicas eran ‘two-body problems’ resueltos. ¿Quiere decir esto que ellas habrían hecho mejor (o peor) ciencia en otro lugar? ¿O simplemente habrían seguido otra línea de investigación? ¿Quizá la que a ellas realmente les interesaba? ¿Habrían conseguido ellos el mismo éxito de haberlas seguido a ellas a su lugar de elección?
Evidentemente, una decisión como mudarse de país se toma en pareja o en familia, y no dudo que estas parejas valoraron pros y contras durante mucho tiempo antes de decidirse. Sin embargo, resulta curioso que en casi todos los casos, la balanza había caído del lado de él. ¿Quizá sea porque a ellas no se les ofreció ningún puesto del rango de los que se le ofrecían a él? ¿Nos debe acaso consolar una respuesta afirmativa a esta última pregunta?
Llegó el día en que eran mis propios compañeros de promoción del doctorado los que decidían a dónde ir para sus estancias postdoctorales. Solicitaban plazas, valoraban ciudades, países (incluso continentes) y los que tenían pareja… lo hacían en pareja.
Contaré el caso de una pareja muy cercana. A él (danés) le ofrecieron una plaza fija en una universidad de su país para implantar una línea en la que es uno de los líderes mundiales. Ella estudió sus opciones y se dio cuenta de que allí no había nada que le interesase científicamente. Se fue a San Francisco. Han estado cerca de cinco años viviendo en continentes distintos. Ahora, a ella le han ofrecido una plaza fija en una de las instituciones científicas más importantes de Europa. A él, a quien tampoco le apasionaba estar en Dinamarca, le están buscando un puesto similar cerca de ella.
En este caso, ninguno de los dos ha renunciado a sus aspiraciones científicas para poner su vida familiar por delante. En la generación anterior (la que contaba al principio del artículo), lo que probablemente habría pasado es que ella se habría ido a Dinamarca, renunciando así a su formación en San Francisco, que es la que le ha conseguido su trabajo soñado de vuelta en Europa.
El ‘two-body-problem’ no es sencillo de resolver, y por supuesto, no sólo se da en el ámbito científico. Normalmente, supone poner en espera tus aspiraciones vitales y familiares por cumplir las profesionales, o bien, que uno de los dos ponga en espera (e incluso renuncie) a las profesionales en aras de las familiares. En nuestra mano (la de las mujeres) está que sepamos luchar por nuestra carrera igual de bien que lo hacen los hombres.
Dra. Elena Quesada Hernández
Vicepresidenta de la asociación de Científicos Retornados a España