LoadingLa era de la tecnología debería encaminarnos a un mundo de oportunidades, de placer; sin embargo, ha provocado la inmediatez tanto en la comunicación como en el alcance de objetivos, sometiéndonos a presiones de diversa índole (laborales, familiares…). Ya no disfrutamos del camino, sino que nos frustramos al no llegar al destino en un tiempo determinado; ello, junto con que en ocasiones nos planteamos metas que van en pro de la aceptación social, hace que nos alejemos cada vez mas de nuestro propio bienestar.

Anna moralEntre todo este cúmulo de información, imágenes, objetivos… que provoca la ruptura con nuestro mundo interior, no nos damos cuenta de que el ser humano es, por definición, un ser inacabado, siendo su inconclusión parte intrínseca a su experiencia vital. Debemos recuperar el concepto de evolución basado en el conocimiento social y propio. Con ello, en ocasiones, surge una innovación radical que rompe con el paradigma anterior, por lo general, basada en el autoconocimiento, lo que supone un acercamiento a la felicidad.

Todo ello no es aplicable únicamente al pensamiento individual, sino también al colectivo, así como a la educación. Los docentes tenemos la posibilidad, no sólo de enseñar, sino de transmitir parte de nuestro propio pensamiento. De hecho, por muy asépticos que intentemos ser, siempre existe una huella marcada por nuestra personalidad.

Teniendo en cuenta la problemática que existe en la actualidad respecto a la inserción de los estudiantes al mundo laboral, se puede pensar que el aprendizaje basado únicamente en la consecución de objetivos que preparen al alumnado para tal fin es la forma óptima de desempeñar nuestra función. Sin embargo, la practicidad reduce tanto a docentes como al alumnado a la categoría de máquinas, cada vez más especializadas, lo cual termina influyendo en mayor o menor grado en la personalidad.

Por ello, considero que la enseñanza no debe ser únicamente preparar, sino también compartir, transmitir, contradecir antiguos teoremas o ideas estipuladas en pro de que el alumnado adquiera capacidad de pensamiento crítico. La autonomía en el pensamiento va a ayudar a no caminar alienados resolviendo problemas de forma mecánica.

Necesitamos tomar conciencia de que somos seres inacabados, en continuo aprendizaje, que nuestro fin no es avanzar como autómatas hacia objetivos concretos y que la consecución de los mismos no implica parar, dejar de aprender, sino sustituirlos por otros nuevos acordes con nuestro desarrollo personal. Si perdemos la capacidad de aprendizaje, si caemos en el conformismo de sentirnos completos al conseguir objetivos comunes, si no buscamos en nuestro interior y no somos capaces de mirar más allá, nunca encontraremos la llave de nuestros sueños y, como dijo Pierre Curie, “Il faut faire de la vie un rêve et faire d’un rêve une réalité”.

Anna Moral. Profesora del departamento de Biología Molecular e Ingeniería Bioquímica. Grupo ECOWAL. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla