Por muy extraño que pueda parecer, mi historia como emprendedora -y la de Miriam Reyes Oliva, cofundadora de Aprendices Visuales- nace con un regalo.

Hace cinco años, mi vida cambió cuando decidí fundar Aprendices Visuales junto a Miriam. Este proyecto surgió de nuestra historia personal, ya que se produjo tras el diagnostico de autismo de nuestro primo pequeño. Le regalamos un cuento con pictogramas para dejar el pañal e ir solo al baño y funcionó estupendamente, así que lo compartimos en Internet y miles de familias de todos los rincones del mundo nos escribieron dándonos las gracias por este material.

Fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de que existía una enorme demanda social y decidimos poner nuestro tiempo y creatividad a disposición de niños como nuestro primo. Casi sin darnos cuenta, atravesamos una puerta que daba respuesta a nuestras inquietudes sociales. Queríamos contribuir a que todos los niños con mentes maravillosas pudieran dar lo mejor de sí mismos y nos comprometimos con esta causa.

Así, lo que surgió como una simple forma de ayudar a nuestro primo nos ha llevado a convertirnos en una organización internacional dedicada a la democratización de herramientas tecnológicas para niños con autismo, que ya supera las 100.000 descargas y 800.000 visualizaciones, y ha recibido más de una veintena de premios.

A nosotras nos gusta definir Aprendices Visuales como una pequeña ONG con una gran misión: que todos los niños con autismo puedan desarrollar el máximo de su potencial. Trabajamos para que algún día el autismo deje de ser visto como un problema. Por ello, tenemos que permitir que los niños puedan acceder a las herramientas que necesitan para evolucionar.

Desde nuestra organización, lo que buscamos es tener el mayor impacto posible en la sociedad. Nuestros materiales ya están disponibles en español, francés, inglés y portugués. Y el objetivo, el reto que nos hemos puesto este año, es ser millonarias en impacto social: queremos democratizar nuestra solución a nivel mundial para llegar al primer millón de niños.

Es en este camino con Aprendices Visuales que hemos tenido la oportunidad de dar nuestros primeros pasos en el mundo del emprendimiento social. Un mundo verdaderamente apasionante, lleno de personas más apasionantes aún, personas que están cada día trabajando para hacer de este mundo un lugar mejor. La creatividad, la pasión, la energía y el entusiasmo son las características que compartimos todos.

A nivel personal, el mayor aprendizaje que me ha dado convertirme en una emprendedora social es construirme a mí misma. Me siento muy afortunada de poder levantarme cada mañana abriendo el email y leer los mensajes que nos envían las familias para agradecer nuestro trabajo. Me siento afortunada de haber tenido el coraje de dar el primer paso saltando a un mundo que era entonces desconocido, pero en el que llevo ya cinco años trabajando. Y, sobre todo, me siento afortunada de saber que hemos conseguido poner nuestro granito de arena para mejorar la vida de miles de personas alrededor del mundo.

Todavía quedan muchísimas cosas por hacer. Por ello, saber que el emprendimiento se está “poniendo de moda” realmente me alegra. Creo sinceramente que hacen falta muchas otras personas comprometidas a comprender los problemas en su profundidad para poder desarrollar soluciones innovadoras y, en este compromiso, lo único que corre en nuestra contra es el tiempo. Ser emprendedor social es una carrera contra el tiempo.

Por último, un mensaje para todos aquellos que están dando o están pensando en dar sus primeros pasos en este mundo: gracias por tener el coraje de lanzaros, nunca dejéis de avanzar.

Amélie Jézabel Mariage
Licenciada en Economía y Derecho y
Máster de Periodismo Digital por la Universidad Europea
Fundadora de Aprendices Visuales y Macoco House