Glasgow, en Escocia, acogió el que se considera como primer partido de fútbol moderno entre mujeres, entre dos clubes locales, en 1892. Dos años después, en 1894, Nettie Honeyball, una activista de los derechos de la mujer, fundó el primer club femenino, el ‘British Ladies Football Club’.​ Honeyball declaró que, con esto, quería demostrar que la mujer podía emanciparse y tener un lugar importante en la sociedad y representación en el Parlamento.

Desde entonces, la historia del fútbol femenino ha ido creciendo y expandiéndose. Según revelaba el informe de la UEFA, ‘El fútbol femenino en las federaciones nacionales en 2017’, el número de jugadoras registradas pasó de 1.270 millones en 2016 a 1.365 millones en 2017, un incremento del 7,5% en un año; países como Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda, Noruega y Suecia cuentan con más de 100.000 jugadoras, o, por ejemplo, que el número de jugadoras profesionales y semiprofesionales se ha doblado en cuatro años, pasando de 1.680 (2013) a 3.572 (2017).

España también cuenta con clubes y selecciones importantes y con algunas estrellas internacionales. Hasta octubre de 1980 no fue reconocida por la Federación y el primer campeonato no oficial, la Copa Reina Sofía, hoy Copa de la Reina, comenzó en 1982. La Liga comenzó en la temporada 1988/89.

En la temporada 2017/2018, la Liga Iberdrola de fútbol femenino experimentó una notoriedad relevante: se televisaron 65 partidos en abierto, de los que 32 registraron más de 100.000 telespectadores. Además, desde 2011, las licencias tramitadas por la Real Federación Española de Fútbol casi se han duplicado.

Hoy día, son muchos los avances que está consiguiendo el fútbol femenino. De hecho, por poner un ejemplo, en abril, el Athletic Club hizo historia al conceder su primer One Club Woman. En 2015, el equipo lanzó el galardón One Club Man para premiar a futbolistas cuyas trayectorias en un único equipo representen valores que el Athletic Club considera unidos a su identidad.

Este año, el equipo ha decidido entregarlo por primera vez a una mujer, siendo la elegida la futbolista sueca Malin Moström. La ex jugadora es una de las grandes referencias del fútbol femenino de su país en los últimos años. Las 12 temporadas que estuvo en el Umeå IK, desde su debut en 1995 hasta que colgó las botas a finales de 2006, la han convertido en todo un icono para el club en donde disputó toda su carrera profesional.

Y en junio tendremos la oportunidad de ver un hecho histórico: se celebrará la primera Convención Mundial de Fútbol Femenino en París, antes del inicio de la octava edición de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, que se disputa en Francia. El encuentro reunirá a líderes del mundo del deporte y la política para debatir acerca de cuestiones fundamentales relacionadas con el desarrollo y el empoderamiento de las mujeres en el fútbol.

Solo un dato más, 56.000 espectadores acudieron al Wanda para ver el primer partido del Atlético Féminas contra el Barça, colgando el cartel “no hay billetes”… ¿lo sabíais? Parece que aún falta camino por recorrer: retos como una mayor visibilidad y una mayor difusión del fútbol femenino siguen todavía en el tintero y los medios de comunicación pueden, y deben, contribuir a su difusión: porque el deporte rey también tiene su reina.

Inma Sánchez