Pues así como quien no quiere la cosa, han pasado los días, que se han convertido en semanas y de repente, llegó SEPTIEMBRE.

Me parece increíble que lleve dos meses sin asomarme por estas páginas, pero la verdad es que he aprovechado bien el tiempo. Entre sol, playa, campo, comidas familiares, vinos de sobremesa, encuentros con amigos, charlas nocturnas, atardeceres frente al mar y tormentas de verano, he tenido algún que otro hueco para poder leer y, sobre todo, ver.

Ya que el artículo anterior estaba dedicado al teatro, quiero dedicar este a la ficción televisiva, esa de la que tanto se habla últimamente y que (dicen) está viviendo su edad de oro, por prolífica e innovadora. Me gustaría arrancar la vuelta al cole con un breve resumen de las series que me han hecho disfrutar este verano y que me han devuelto la fe en la televisión, que como el cine, puede ser un arte.

Mi inmersión en la ficción nacional e internacional ha sido de lo más variopinta, pero tras un primer repaso, me encuentro con la grata sorpresa de que, de un modo u otro, todas tienen algo en común:

Puedo encontrar mujeres sobresalientes, fuertes e independientes.

Un claro ejemplo es House of cards, el drama político que pretende destapar las cloacas del poder, con la maquiavélica Claire Underwood a la cabeza, interpretada magistralmente por Robin Wright. Esta serie demuestra, una vez más, que la realidad supera a la ficción, ya que, tras el despido del prota masculino (Kevin Spacey) por acusaciones de abuso sexual, la última temporada se centra absolutamente en ella como presidenta del despacho oval. Nunca sabremos si este giro argumental hubiese sido posible si no se hubiese destapado el escándalo de su compañero de reparto… Pero nunca es tarde, y Robin Wright, haciendo honor al personaje que interpretó, se ha convertido en el prototipo de mujer con poder, dispuesta a que la vida (como en la serie) comience de nuevo pasados los cincuenta. Después de haber dirigido ya algún episodio de House of cards, se ha casado con un treintañero ejecutivo de Yves Saint Laurent y afronta un nuevo reto profesional poniéndose tras la cámara para dirigirse a sí misma en la película Land. ¡Ole y ole! ¡Guionistas y showrunners del mundo, superen eso!

Siguiendo con mi periplo de series protagonizadas por mujeres, tengo que destacar Big little Lies, que en su segunda temporada suma al reparto de impresión a una increíble Meryl Streep que se sale de la pantalla. Además, la productora de la serie es Reese Witherspoon, una de las actrices, y todos los episodios están dirigidos por una mujer. Un acierto y un gusto verlas a todas en pantalla.

Y ya acercándonos a casa, no puedo dejar de mencionar dos de mis redescubrimientos:

el bautismo televisivo de la mano de mi compatriota Jorge Coira de la gran Candela Peña en Hierro. Borda su papel, interpretando a una brillante jueza que es madre soltera a cargo de un hijo con diversidad funcional. Un thriller que me atrapó por el preciosismo del paisaje de la Isla del Hierro y por la magnífica interpretación.

¿Quién dijo que no se podían hacer series de éxito con protagonistas femeninas de más de cuarenta? Quien haya sido estaba muy, pero que muy equivocado… Todos estos ejemplos demuestran lo contrario.

Y para cerrar este recorrido, no quiero dejar escapar una de mis debilidades, Paquita Salas, luchadora, emprendedora, tierna, honesta, sincera, terrenal, disfrutona. Resulta que ella es él (Brays Efe) y él es ella… pero, ¿de verdad importa? Lanzo la pregunta para desarrollar en el siguiente artículo.

Nos leemos el mes que viene. ¡FELIZ VUELTA AL COLE!

Mónica Regueiro

Productora y actriz

Fundadora de Produccionesoff

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