Había tomado una decisión, por fin. La idea de abrir un blog de viajes me rondaba la cabeza desde hacia años y había llegado el momento de pasar a la acción. Mi miedo al fracaso era inevitable, pero la ilusión por sacar adelante mi proyecto hizo que la balanza se inclinase (afortunadamente) hacia el sí. Recuerdo como si fuera ayer el vuelo de Moscú a Madrid. Saqué una libreta y un bolígrafo. Una veintena de posibles nombres hasta que escribí La Vida son Dos Viajes. Lo tenía. Acababa de encontrar el nombre del blog. Cinco palabras que reflejan la esencia del proyecto: la pasión por viajar y conocer mundo, unida a la necesidad imperiosa de aprovechar la vida al máximo. La vida son dos días y nos empeñamos en procrastinar. Aplazar ese viaje que tanto nos apetece, buscar excusas para lanzar un proyecto por miedo a no conseguir el resultado esperado.

Emprender es ser valiente. Emprender es atreverse. No siempre sale bien. Tampoco es un camino de rosas. Pero, quien no arriesga, no gana. Yo lancé La Vida son Dos Viajes con mucha incertidumbre. El feedback inicial que recibí de familiares y amigos fue muy positivo. “¡Qué van a decirme!”, pensaba yo. Con constancia y mucho trabajo, un año y medio después sigo publicando artículos sobre mis aventuras por el mundo, doy consejos para ahorrar viajando, recomiendo los mejores alojamientos y restaurantes en cada ciudad y, lo más importante, lo cuento con honestidad.

Actualmente recibo miles de visitas mensuales de personas hispanohablantes que me leen desde los cinco continentes. Jamás hubiera imaginado que esta aventura llegaría tan lejos. Porque emprender es una aventura que estimula las emociones. La alegría cuando me escriben personas desconocidas para darme la enhorabuena; la satisfacción de ayudar a mis lectores a viajar más veces y más barato; la ilusión al ver que La Vida son Dos Viajes sigue creciendo, y la sensación de estar en un tiovivo constante del que no quiero bajar.

Pero emprender conlleva ciertos retos. ¿De dónde podía sacar tiempo para el proyecto, contando con la dificultad añadida de compaginarlo con otro trabajo a tiempo completo? ¿Podría sacar adelante un blog de viajes yo sola? Son preguntas que me planteaba antes de lanzar la web. Hoy puedo confirmar que el tiempo se saca de donde se puede y que sí es posible abrir un blog sola. El proceso de crecimiento es más lento en solitario, no cabe duda. Pero, al mismo tiempo, me ha permitido plasmar mis propias ideas justo como yo las imaginaba. Contenido veraz, contrastado y lo más profesional posible, siempre con un toque personal. Si no, ¿cómo iba a conseguir que otras personas se vieran reflejadas en mi forma de viajar?

Tomar decisiones, probar y fallar una y mil veces, reinventarse hasta dar con la clave, no tener miedo al cambio y luchar contra mi perfeccionismo. Como me decía un buen amigo: lo perfecto es enemigo de lo bueno. Echo la vista atrás y creo que la aventura de emprender está mereciendo la pena. Creo no, estoy convencida. Es, sin duda, el viaje más apasionante en el que me he embarcado. Una maleta llena de ilusión como equipaje. Memoria para recordar lugares fascinantes que hoy comparto con mis lectores. Y ganas, muchas ganas, por todo lo bueno que está por venir.

 Paula Morales

Creadora del blog La Vida son Dos Viajes