Parece que este otoño el maldito “bicho”, como ya le conocemos todos coloquialmente, no va a darnos tregua alguna, todo lo contrario. Esto abre un debate que siempre estuvo ahí (desde la incorporación de la mujer de forma generalizada al mercado laboral) y que ahora cobra más presencia e importancia si cabe.
¿Nos encontramos en igualdad de condiciones frente a nuestros compañeros? Y digo compañeros porque creo firmemente en la lucha común para conseguir la tan ansiada igualdad de la que aún estamos muy lejos. Creo que los hombres deben unirse a la lucha por la conciliación y reclamar el uso equilibrado de los tiempos en todos los ámbitos: el laboral, la paternidad, los cuidados a mayores o dependientes, etc.
Ante una situación de crisis sin precedentes y a todos los niveles (económico, social y sanitario) que seguramente dejará consecuencias gravísimas que aún están por llegar, los grandes damnificados siguen siendo los grupos más desfavorecidos, entre esos grupos nos encontramos las mujeres: hogares en precario, con uno o dos miembros en paro, hogares en los que es imposible teletrabajar y mucho menos conciliar, situaciones complicadas para afrontar el cuidado de menores y ancianos a cargo de las familias… una vez más, se repite la cantinela que suena ya a vieja conocida. Si alguien tiene que renunciar, somos las mujeres, en un porcentaje altísimo y por amplia mayoría. ¿Alguien se está preocupando por este aumento en la brecha de la desigualdad que supone una discriminación directa hacia la mujer? Y más que preocuparse, ¿están tomando las instituciones pertinentes medidas para evitar que esto sea así? Bajo mi punto de vista, pocas e insuficientes. Solo por ser mujeres nuestras condiciones salariales y las posibilidades de desarrollo profesional son menores, esta diferencia aumenta exponencialmente si, además, somos madres. Las cifras hablan por sí mismas:
- 7 de cada 10 mujeres se sienten solas en la crianza de sus hijas e hijos.
- 7 de cada 10 mujeres hubieran tenido más hijos si contasen con medidas de conciliación que no penalizasen su salario.
Creo que más que nunca, no debemos mirar hacia otro lado, los cuidados son una responsabilidad de toda la sociedad, no solo de las mujeres. Cualquier país que presuma de democrático y avanzado, está obligado a buscar soluciones y preocuparse por implantar medidas que nos dirijan hacia una sociedad justa e igualitaria, donde no siempre los mismos paguen los platos rotos. Desde mi pequeño rincón hago esta llamada. Más que una llamada, esta reflexión, plagada (a pesar de las circunstancias) de esperanza para las generaciones futuras. Ojalá mi hijo vea un mundo distinto, mejor… yo voy a pelear para que así sea.
Mónica Regueiro
Actriz y productora Fundadora de ProduccionesOff