La pandemia vivida a nivel mundial está marcando un antes y un después en la sociedad actual, en todos los aspectos. En el terreno laboral, sin obviar la infinidad de puestos de trabajo que se han destruido, la crisis sanitaria ha obligado a las empresas y a los trabajadores a avanzar a marchas forzadas hacia esa transformación digital de la que tanto se hablaba en los últimos años.

Por tanto, si tuviéramos que hablar de una consecuencia positiva de esta lamentable situación esa ha sido la capacidad de adaptación de las personas, de forma individual y colectiva, para habituarse a una nueva realidad. La resiliencia colectiva que tanto ha destacado también en el ámbito laboral. Hemos sustituido las reuniones presenciales por salas virtuales, los on boarding han sido digitales, nos hemos adaptado al uso diario de plataformas de comunicación, hemos mejorado las conectividades bajo modelos seguros, hemos mejorado los reportes y uso de CRMs, consolidado la administración electrónica, hemos avanzado en la telemedicina, etc. Y todo esto ha sido gracias a la tecnología y ha supuesto un proceso forzado y acelerado de Reskilling y Upskilling.

Con toda esta situación, el sector tecnológico y la demanda de sus perfiles incrementaron su protagonismo durante los meses de confinamiento y se convirtieron en los más demandados por detrás de los profesionales sanitarios. De hecho, se estima que un 8% de los empleos creados entre marzo y mayo corresponden al área de IT y Telecomunicaciones. Y es que si algo ha mostrado esta crisis es que es necesario acelerar el proceso de digitalización que afecta a todos los ámbitos de nuestra economía, por lo que seguramente este sector seguirá aumentando su importancia en el empleo.

Al margen de este sector, han surgido grandes habilidades digitales en el resto de profesiones. Según el estudio Resetting Normal: redefiniendo la nueva era del trabajo, un 64% de los/as trabajadores/as siente que sus competencias digitales han mejorado en este periodo de pandemia y también demandan una mejora en las siguientes áreas: gestión del trabajo en remoto, desarrollo de soft skills (liderazgo, empatía y creatividad) y uso de plataformas/sistemas corporativos.

Los/as profesionales han tenido que adaptarse en una semana a procesos de transformación que llevan meses de trabajo en muchas organizaciones, lo cual demuestra, que el cambio en las empresas tiene que ver más con las voluntades que con las capacidades que están latentes, y todas las compañías se han tenido que dar cuenta de que tienen talento no optimizado a raudales.

Parafraseando a los periodistas deportivos: “es tiempo de juego”. Es tiempo de actuar, tanto para las empresas como para los/as trabajadores/as, ya que para el año 2030 un 14% de la fuerza laboral mundial (375 millones de personas) necesitará transformar sus capacidades y en esta coyuntura, el reciclaje profesional, la formación continua y la reimaginación son claves para que la automatización no derive en una destrucción de puestos de trabajo.

Todo este proceso de cambio que hemos acelerado a la fuerza debido a la pandemia requiere jefes/as con liderazgo, personas con inteligencia emocional y una visión estratégica que les permita trabajar en el hoy sin descuidar el mañana. Es la hora de líderes creativos e innovadores, con habilidades de comunicación para gestionar a los equipos. Equipos que deben de tener la capacidad de entender el momento, ser resilientes y, cada vez, contar con más competencias digitales.

Si algo nos ha enseñado también esta crisis sanitaria, es que el futuro es, más que nunca, cambiante. Por ello, debe ser percibido como un futuro repleto de oportunidades para todos/as aquellos/as profesionales que sepan adaptarse a los cambios.

Alexandra Andrade

Directora de Spring Professional