Ser mujer y emprender no es una cuestión fácil. Si además le sumamos que mi actividad se desarrolla en el sector de la construcción en un país que no es el mío de origen, el reto es cuádruple.

Es por eso que hoy quiero contar un poco de mi historia y de cómo llegue a posicionarme con mi estudio de arquitectura en España.

Cada uno somos la clave para automotivarnos y alcanzar nuestras metas. La base de la felicidad está en disfrutar del día a día sin perder la motivación por un sueño. Eso nos hace ser constantes en la lucha por lo que queremos. Soñar con tener un estudio internacional de arquitectura no se logra por casualidad. Y despertar cada mañana pensando que el paso que estás dando es parte de la construcción de ese sueño que poco a poco se convierte en realidad.

Me considero una mujer muy afortunada de tener una familia que siempre me ha apoyado en mis decisiones; soy la mediana de tres hermanos, crecí siempre admirando a mi hermano mayor, ayudando a mi padre en sus trabajos de mecánica y admirando a mi madre por entregar su vida a nuestro cuidado.

Tenía 16 años cuando tuve que tomar una de las decisiones más importantes que definiría mi vida: me decidí por unos estudios que me convertirían en una profesional que desempeña una labor fundamental para el ser humano, como es diseñar los espacios donde habitamos.

Cuando inicié mis estudios en la Universidad Santo Tomas de Colombia, creí que sería suficiente con saber dibujar bien, pero con el tiempo me di cuenta de que la labor de arquitecto va mucho más allá: creamos espacios de vida, generamos confort y calidad a las personas. Durante mi carrera tuve la oportunidad de realizar intercambios internacionales, en ese entonces no se me pasaba por la cabeza tener un estudio de arquitectura, ni mucho menos salir del país, pero esto me permitió salir de la conocida “zona de confort”.

Esta zona de confort es un estado mental donde la persona utiliza conductas de evitación del miedo y la ansiedad en su vida diaria, utilizando un comportamiento rutinario para conseguir un rendimiento constante. Lejos de mi familia, amigos y compañeros; emprendí mi viaje a Argentina, donde conocí personas de diferentes partes del mundo, culturas, políticas y religiones, que al final se convierten en tu familia.

Gracias a esto, mi visión de seguir aprendiendo se amplió aun más; después me fui a México a trabajar en el estudio de Tatiana Bilbao. Cuando finalicé mi carrera trabajé en algunos proyectos de vivienda y gestión en obra de edificios sostenibles en Colombia; al año siguiente emprendí otra aventura, esta vez en Estados Unidos para mejorar mi nivel de inglés y, ahora, en España donde he realizado mis estudios de arquitecto experto y BIM en la Universidad Europea.

Estas experiencias me llevaron a pensar en otras formas de habitar y diseñar arquitectura, en preservar lo existente y cuidar lo natural y es, por ello, que surge NATIVA -mi proyecto-, un estudio de arquitectura que se basa en diseños sostenibles.

Para llevar a cabo mi plan de empresa realicé un análisis CAME, en el cual se estudia primeramente las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades (Análisis DAFO). Identifiqué qué factores corregir, afrontar, mantener y explotar, para hacer que el plan de negocio se desarrollara en la dirección adecuada.

Pero esto es un poco en teoría, para lograrlo hay que trazase unos objetivos Smart, que sean medibles y alcanzables; y trazar fechas para convertirlo en realidad.

Para poder llevar a cabo esto he tenido que apoyarme en otros trabajos como camarera, repartidora, servicios de limpieza, cuidado de niños, call center… En fin, tareas varias. Al no tener reconocido mi título universitario como arquitecta en España, no me era permitido ejercer mi profesión, ya que debía homologar el título o convalidar materias, lo que me llevaría un año más en gestión y después cursar un Máster habilitante que te permite firmar como arquitecto en Europa, de acuerdo con el plan Bolonia.

Un poco frustrada por esta situación y en medio de una pandemia, cuando todo parecía estar mal, mis objetivos no se estaban cumpliendo en los plazos que había estimado, los trámites y promoción de la empresa no se estaban dando como lo había planeado… fue entonces cuando me detuve a pensar que después de haber cruzado el océano y haber salido de la zona de confort, no me podía quedar paralizada por estos problemas.

Los problemas deben ser vistos como una oportunidad, y así fue: tras meses de encierro, las personas comenzaron a darse cuenta de la importancia del lugar donde habitan y de la calidad de vida. La vivienda debe ser adaptable tanto al entorno, como a las necesidades del usuario, y en consecuencia de esto, NATIVA busca dar soluciones eficaces a las necesidades de hoy en día.

Gracias al “thinking out of the box”, o pensar fuera de la caja, es que hoy en día NATIVA cuenta con conexiones en más de cinco países y su visión apunta al desarrollo de la Agenda del 2030, con ciudades sostenibles.

Como joven emprendedora, cada día es una oportunidad, y este reto apenas comienza.

Natalia Vargas Higuera

Arquitecta BIM y Alumni de Universidad Europea