El día que Francesca Polti revolucionó el mundo de la limpieza

 Inventar productos e identificar las necesidades de los usuarios es algo que me viene de familia. Lo he vivido desde niña y me ha ayudado a entender la evolución de Polti. Mi padre innovó en el mercado creando dos nuevos y revolucionarios productos: el primer centro de planchado para uso doméstico, Vaporella (1978), y el limpiador a vapor para toda la casa, Vaporetto, que permite prescindir de productos químicos (1983). Ese fue el punto de partida para comenzar a entender lo que demandaban los usuarios y así cubrir sus necesidades. Desde ese momento no hemos dejado de escucharlos y de desarrollar productos que cuidan de nuestro hogar de forma totalmente natural y eficaz, con la magia del vapor.

Francesca_PremioMejorProductoMoppyCon esta mentalidad, a lo largo de los años, hemos ido generando muchas ideas y sobre todo patentes con soluciones innovadoras. Pero, ¿cómo se pasa de una simple idea a una patente?

Primero de todo, con mucho trabajo. Al principio, piensas, en conceptos que podrían mejorar la vida de las personas, ideas abstractas, muchas de las cuales si se convirtieran en producto no tendrían una cabida amplia en el mercado, bien por precio o por responder a una necesidad minoritaria. Y nuestra filosofía es solucionar necesidades reales, generales, que están desatendidas o no del todo resueltas, o que han aparecido por cambios en nuestro estilo de vida. Este es el caso de la limpieza de suelos: hay varias maneras de hacerla y todos agradecemos una casa, un lugar de trabajo u ocio limpio. Pero, ¿realmente a alguien le compensa dedicarle tanto tiempo y esfuerzo? Estaba convencida de que la respuesta era “no” con las soluciones tradicionales. Quería ir más allá.

En 2014, tras años jugando con la idea de reinventar la fregona, comenzamos a desarrollar Moppy. En los dos primeros años realizamos investigaciones con los usuarios para identificar los desafíos críticos. Los consumidores echaban en falta un producto que eliminara bacterias y gérmenes, ácaros,… que limpiara de verdad, que fuera rápido y práctico de usar todos los días, donde los cables y el peso no fueran un problema. Casi nada. ¿Rápido y ligero? El agua quedaba casi descartada. Eficaz… nosotros buscábamos una solución sostenible y ecológica. Teníamos que pensar en un nuevo concepto porque el agua, jabón y desinfectantes de toda la vida nunca podrían responder a lo que nos pedían.

Polti tenía un gran punto de partida: somos especialistas en vapor, y eso nos permitía mirar al problema desde un punto de vista original. Pero ese no era el único reto, nos encontramos con cómo transferir la energía generada por la electricidad en forma de vapor para limpiar sin aumentar demasiado el peso que le restaría practicidad; o cómo hacer que la cal no fuera un problema y el producto fuera perdurable en el tiempo, y otros más específicos.

Teniendo en cuenta todo eso, creamos varios prototipos del producto e hicimos pruebas e investigaciones internas y externas. El prototipado es una fase muy importante en el desarrollo de producto, donde aparecen los mayores retos con los que tienes que enfrentarte y que, de hecho, pueden poner en jaque la idea inicial. Lo positivo es que todos estos retos permiten desarrollar soluciones creativas que no hubieras imaginado en otras situaciones y probablemente permitan crear nuevas ideas o soluciones para otros productos con los que ya cuentas y que pueden reinventarse o evolucionar.

Cuando te enfrentas al tipo de retos que mencionaba, en muchas ocasiones tienes que decidir entre modificar la idea preestablecida para que sea posible realizarla de forma más rápida y menos costosa, o decidir que prefieres invertir más dinero y tiempo para conseguir la solución que se había decidido y que cumple con las expectativas iniciales. En nuestro caso, con Moppy decidimos invertir sin renunciar a ninguna de las necesidades que señalaban nuestros usuarios. De hecho, creímos que era la única manera de aportar una solución de éxito. Y tuvimos que probar con distintos materiales de producción, componentes, alternativas de diseño ergonómicas, sostenibles, atractivas,… hasta registrar el prototipo final que patentamos.

Sin duda, para nosotros, el proceso desde que tienes una idea hasta que lo materializas en una patente y comienzas a trabajar en el prototipo es mágico. Esa ilusión te da energía para, una vez que tienes el prototipo listo, producirlo, lanzarlo y trabajar para que el mensaje llegue a los consumidores y entiendan cómo va a ayudarles en sus vidas. Y todo esto, sin perder de vista los valores de Polti: honestidad, familia, medio ambiente, lo que nos llevó a decidir que Moppy fuera un producto “made in Italy” y que funcionara sin productos químicos. También, por eso, es un producto especial. Y, afortunadamente, el mercado valora todo eso: Moppy logró vender 10.000 unidades en España y más de 50.000 en Europa en su primer semestre en el mercado en la segunda mitad de 2017.

Para mí, desarrollar una idea y transformarla en una patente es como tener un hijo y más en este caso, que era mi primera creación como directora de la compañía. Creo que hemos sabido entender muy bien la necesidad que tenía el usuario. Ahora, nuestro objetivo es que llegue a definir una categoría, como lo hacen Vaporella y Vaporetto y sería fantástico que en pocos años se integre en el lenguaje y se escuche ‘voy a pasar el Moppy’ de forma natural, incluso si es de otra marca.

 Francesca Polti

Directora del Grupo Polti