Me gusta levantarme todos los días pensando que pongo mi talento al servicio de un impacto positivo en el mundo. Y me gusta seguir trabajando para ser una líder consciente. Como mujer, obvio, pero también como madre.

Desde hace años se viene hablando de empresas y marcas conscientes. De corporaciones que creen en la triple cuenta de resultados, es decir, en empresas que miden su éxito por el impacto económico, pero también por el ambiental y el social. De nada sirve tener unos buenos números en lo primero si las otras dos cuentas están en negativo. Pero es que, además, no será así.

El equilibrio entre cuentas es de vital importancia. No en vano, Fred Kofman, en su libro Conscious Business, demuestra como la consciencia es la principal fuente de grandeza (y riqueza) organizacional y como una empresa consciente busca promover la búsqueda inteligente de la felicidad en todas sus partes interesadas, produciendo un desempeño sostenible y excepcional a través de la solidaridad de su comunidad y la dignidad de cada miembro.

Lo mejor, es que, los números, dan la razón a esta visión del mundo. Leyendo recientemente un estudio publicado por Gap titulado “Ciudadan@ Post Covid-19”, el 78% vemos un futuro más solidario; el 48% reduciremos el consumo y creemos que no necesitamos tantas cosas; el 43% pensaremos dos veces antes de comprar algo y el 40% pensaremos en ayudar a las personas que más lo necesitan. Son números, números que cuentan algo importante.

Desde que inicié mi andadura en este nuevo rol tuve claro que el foco para mí sería acompañar a todo el equipo de personas que configuran Ogilvy Barcelona en la dirección de ser una agencia creativa consciente y construir así nuestra fortaleza y diferenciación en el mercado. Esta crisis de la COVID-19 no ha hecho más que reafirmar y acelerar si cabe nuestra orientación. En Ogilvy Barcelona estamos totalmente enfocados en salir de este proceso más sólidos y relevantes para la sociedad.

La propuesta de valor a nivel mundial de Ogilvy es “We make brands matter”. Si queremos mantener con éxito esta promesa, debemos conectar con lo que importa a nivel cultural y social, con las expectativas y prioridades de las personas, especialmente de dos targets: nuestro cliente interno (empleados) y nuestro cliente externo (mercado).

Así, optimizar la marca Ogilvy como employer brand es el foco principal, puesto que tenemos la profunda convicción de que nuestro negocio más que People First es People Only. Por ello, es clave apostar por el desarrollo consciente de todas y cada una de las personas que formamos parte de la agencia. Hoy, ya estamos consolidando proyectos como planes de formación; redefiniendo procesos de recruiting & onboarding; revisitando skills & capabilities core; revisitando y digitalizando procesos; implementando procesos de evaluación personal; desarrollando y creando nuevos sistemas internos e impulsando proyectos de impacto social y en el planeta. Y en cuanto al mercado y los clientes, estamos centrados en aportar valor acompañándolos con servicios y soluciones end to end, arrancando desde lo estratégico y llegando hasta lo más táctico.

Debemos entender al ciudadano y al nuevo consumidor para cada uno de sus negocios -qué piensa, qué cree, qué ve, qué escucha, qué le motiva y qué le frustra- y revisitar desde ahí su propósito, su estrategia de marca, de contenidos, de canales, de proyectos estratégicos, de digitalización y, por tanto, en definitiva, reformular como vamos a seguir siendo relevantes para él.

En definitiva, la crisis generada por la COVID-19 ha hinchado las velas de nuestro ya propio divino descontento ogilvyiano y nos da todavía más motivos para seguir buscando la mejor versión de nosotros mismos y liderar la redefinición de qué significa ser una agencia creativa de ahora en adelante.

Así, seguro que mañana, me levantaré pensando que, sí, que pongo mi talento al servicio de un impacto positivo en el mundo.

Gemma Gutiérrez Cortés

Directora General Ogilvy Barcelona