Siempre me he interesado en profundizar y estudiar la participación de las mujeres en el emprendimiento y, en particular, en el emprendimiento colectivo que se podría entender fundamentado en su propia identidad en cuanto mujeres. Creo profundamente en la igualdad, aunque tengo que precisar que siempre he huido de esas posiciones, a veces radicales, que buscan el aniquilamiento de toda característica biológica o de cualquier otro principio de diferenciación. Comulgo con ese feminismo que condena relegar a la mujer a la subalternancia. Comulgo con las ideas de aquellas mujeres que quieren representarse a sí mismas, como persona con identidad propia, sabiendo defender sus convicciones y deseos de una manera justa y equilibrada. Me horroriza pensar en esos no tan lejanos periodos históricos cuando las mujeres casadas no podían ni siquiera administrar sus propios bienes y tenían que tener autorización marital para casi todo, para recibir formación, para trabajar, para ejercer actividades económicas, etc., etc. Esa falta de protagonismo de la mujer, de ocultación por parte de los poderes coyunturales, ha hecho que los libros de historia lleven en sus páginas pocos nombres propios de mujeres, más allá de reinas, santas o damas principales.
Recientemente tuve la ocasión de visitar una exposición sobre la mujer en la prehistoria y tengo que decir que, en algunos sentidos, los estudios que allí se exponían sobre aquella sociedad reflejaban una realidad más igualitaria que la vivida en la sociedad moderna. Una de las conclusiones de esos estudios es que las sociedades que giran en torno a la naturaleza y viven en contacto directo con ella actúan de manera más igualitaria. Todo el esfuerzo que hagamos por revalorizar el papel de esas mujeres que, en el pasado y en condiciones desfavorables, lograron traspasar los límites impuestos a todo el sexo femenino haciendo historia en todos los campos, es poco.
Me siento orgulloso de haber impulsado, desde Mujeremprendedora, un trabajo que se inició en 2008 y que trató desde el primer momento de ser un botón de muestra de la recuperación de esa memoria. Se trataba de rescatar y traer a la luz a unas mujeres que habían hecho historia. Mujeres de diferentes periodos históricos y diferentes contextos culturales, que ejercieron diferentes actividades. Mes a mes se fueron publicando en las páginas de la revista perfiles de escritoras, artistas, científicas, exploradoras o empresarias que habían nacido en Andalucía. En 2009 se editó un monográfico con el título “100 mujeres en la historia de Andalucía”. Más tarde se fue ampliando la mirada sobre mujeres de todo el mundo. Hoy la hemeroteca de Mujeremprendedora ofrece un hermoso catálogo de perfiles, talentos, sensibilidades, almas que han sabido dar lo mejor de ellas mismas para mejorar, embellecer o enriquecer nuestra manera de vivir.
Dentro de una semana celebraremos el Día Internacional de la Mujer, que conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Esta celebración me hace subrayar que el tema de 2016 para este día: “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género”, puede ser la ocasión para reflexionar sobre los progresos alcanzados, sobre lo que queda por hacer, y un motivo más para poner en valor a todas esas mujeres corrientes que nunca aparecerán en los libros de historia y que, sin embargo, están jugando un papel extraordinario y vital para el equilibrio de la humanidad, en sus familias y en la sociedad.
Manuel Bellido
bellido@mujeremprendedora.net
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