Muchas cosas han pasado desde el verano anterior que empecé a colaborar en estas páginas. Hacía tiempo que no escribía y tenía muchas ganas, con lo que recibí la noticia con mucha ilusión. Quien me iba a decir todo lo que estaba a punto de suceder. Echar la vista atrás da vértigo, porque es la primera vez que nos enfrentamos a un verano como este, con fronteras cerradas, listados prohibidos, persianas bajadas y mascarillas por doquier. Definitivamente, va a ser un verano diferente. No tener la libertad de viajar a donde queramos, de visitar o ser visitados, hace que se den dos fenómenos positivos:

Más que nunca disfrutaremos de nuestro turismo nacional, ya que tenemos lugares espectaculares que hemos relegado a un segundo plano durante mucho tiempo. Y más que nunca cobra importancia lo pequeño, los encuentros con los nuestros, la cañita en el bar de la esquina, la tapa en el local de siempre, la reunión entorno a una mesa, la tertulia a la fresca del atardecer… esas pequeñas cosas que formaban parte de nuestro día a día y que en la época post-confinamiento adquieren un valor tan especial.

Sepamos verlo, apreciarlo y, sobre todo, disfrutarlo, porque si algo nos ha enseñado esta crisis, es a no dar nada por sentado, a ser conscientes de que, más que nunca, todo puede cambiar en un instante y nuestro orden vital se puede tambalear con mucha más facilidad de la que siempre hemos creído. Nos enfrentamos a algo desconocido que requiere de un esfuerzo constante y común para que podamos superarlo, así que seamos responsables. Más que nunca dependemos del otro, disfrutemos del verano con la precaución y las medidas que estos tiempos requieren y además de tener cuidado y constancia en aplicar todas las medidas higiénicas y preventivas, seamos conscientes en el uso de la mascarilla, no solo de cuando y cómo las usamos sino de cómo nos deshacemos de ellas. Tardan casi cuatrocientos años en desaparecer, así que el planeta nos lo agradecerá.

Este parón debe servirnos para reflexionar. Quizá el camino que habíamos escogido no daba para más, quizá estemos a tiempo aún de un cambio de rumbo que salve a las próximas generaciones del desastre…

Dejo esta reflexión en el aire. Veamos que nos depara el verano 2020, tan particular y tan diferente de los anteriores. Yo estoy dispuesta a disfrutarlo como nunca, porque no sabemos cuando todo puede cambiar. Disfrútenlo también.

¡Nos leemos en septiembre!

Mónica Regueiro

Actriz y productora

Fundadora de ProduccionesOff