«Grité pero nadie podía oírme, las lágrimas inundaban mis ojos y la fatiga se iba apoderando de mi cuerpo. El dolor me desgarraba por dentro, estaba paralizada aunque luchaba, lo juro que luché. Lo único que recuerdo son sus ojos clavados en mí y el calor de la sangre entre mis piernas«. La historia de millones de mujeres del mundo que sufren a diario este tipo de abusos.

NO ES NO en cualquier idioma. No lo decimos por hacernos las dignas. Es porque tenemos la misma libertad que vosotros para decidir y ser respetadas como todo ser humano merece. A diario escuchamos o leemos casos de agresiones sexuales, y tenemos que soportar los mismos comentarios: “seguro que iba provocando, o iba sola y claro, es normal que ocurran estas cosas”. Siempre ha sido así.

Quiero recordaros que las víctimas son ellas. A la mujer se le arrebata una vida que podrá reconstruir pero nunca olvidará. Estará meses con depresión, con rabia, con miedo a salir. Tardará en recobrar la confianza, quizás prefiera no seguir viviendo y cada noche al acostarse tragará sus miedos frente a su pareja. Otras recordarán cada segundo de esa aberración y pensarán porque no tardaron más en pasar por esa calle o por qué no gritaron con más fuerza. Otras callarán para siempre porque la vergüenza las silencia y quizás sean repudiadas.

Otras, simplemente, no volverán a sentir la brisa en su cara, ni verán ningún atardecer más, ni volverán a reír, no se enamorarán más ni crearán su propia historia porque… murieron. Pensarás que exagero pero cada minuto se producen tres violaciones en el mundo, al día son 4.320 mujeres sin libertad.

Me pregunto por qué la mujer siempre será la víctima de las humillaciones, de las violaciones en las guerras y en países sin guerras, donde somos el trofeo para muchos. Recibimos palizas de unos bestias, soportamos y soportamos pero ¡BASTA YA! ¡Mujer no te calles, no tengas miedo y habla! Alguien inventó que somos el sexo débil. ¡Ja, ja, ja! Y perdonad que me ría, pero todos somos iguales, con nuestras fortalezas y debilidades. Me encantaría recordaros nombres de mujeres que hicieron historia: Marie Curie, Eleanor Roosevelt, Indira Ghandi, La Pasionaria y un largo etcétera, o más fácil aún, mira a los ojos de tu madre que lucha a diario y jamás se queja.

Ojalá llegue el día que dejen de preguntarme si no tengo miedo a irme sola, donde no me tense cuando un coche se pare a mi lado o cuando camine por una calle de madrugada sin compañía. Ojalá llegue el día que me pueda sentar a tomar un café en cualquier bar y no sentir las miradas clavada en mi escote o piernas. Ojalá no tenga que volver a oír que lo hizo porque estaba borracho y después alardeó de su gesta con sus amigos.

Mientras escribo estas frases me embarga la rabia y la tristeza, pero no pierdo la fe en el ser humano porque tengo la fortuna de estar acunada por hombres maravillosos que me ayudan a ser una mujer guerrera.

A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. Madre Teresa de Calcuta.

Sonia Macías
Ultrafondista y co-creadora de La Princesa del Desierto
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