En el año 2015 se aprobó la Agenda 2030 en la Asamblea General de las Naciones Unidas por parte de todos los gobiernos del mundo. Esta agenda es un plan con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (erradicación de la pobreza, igualdad de género, saneamiento del agua, trabajo decente…). 169 metas a las que llegar y 231 indicadores que, una vez cumplidos, garantizarán primero, que tenemos un mundo más sostenible, justo e inclusivo en el año 2030; y, segundo, que nadie se ha quedado atrás.

IMG_4396A tres años de haber suscrito este compromiso, España no ha cumplido todavía ninguno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, siendo los más preocupantes el ODS-8: Trabajo decente, que no se ha conseguido, en ninguna comunidad autónoma; el ODS-10: Reducción de las desigualdades, y el ODS-4: Igualdad de género.

Para poder entender, al menos, la raíz del por qué suspendemos en desarrollo sostenible, creo firmemente que no hace falta ser especialista en Derechos Humanos o cooperación al desarrollo. Al final, todo se reduce siempre a lo mismo: no entendemos el valor de la vida ni el derecho a la dignidad.

Este no es un lema ‘buenista’ que queda bien en el papel, es la realidad más incómoda de reconocer que puede cambiarlo todo. Porque si realmente entendiéramos cuánto vale una vida, estaríamos dispuestos a pedir cuentas por los dos millones de niños y niñas en situación de extrema vulnerabilidad que hay en nuestro país.

Si realmente entendiéramos el derecho a la dignidad humana, exigiríamos a los negocios de nuestras ciudades transparencia en el proceso de producción, para asegurarnos que no estamos perpetuando la explotación laboral ni la destrucción del planeta que se van a encontrar las próximas generaciones.

IMG_1918Si realmente comprendiéramos el valor de cada individuo, la Agenda 2030 se cumpliría, porque eso significaría que por fin estamos dispuestos a hacer por otras personas y por nuestro planeta lo que nos gustaría que hicieran por nosotros mismos.

Pero no lo entendemos. Y la prueba de ello no solo está presente en el incumplimiento de estos 17 objetivos, sino también en esas realidades que tenemos literalmente en frente de nuestros ojos en todas las ciudades de nuestro país y que aún así ignoramos: mendicidad forzada, explotación sexual, menores inmigrantes no acompañados, etc.

Como trabajadora social, pienso en personas que sufren estas problemáticas y me pregunto qué implica realmente ‘no dejar a nadie atrás’ y es justo en esta pregunta donde encuentro la clave de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Estos, además de una estrategia de marca y una difusión espectaculares, contemplan un factor que no IMG_1915todos los proyectos de desarrollo han tenido en cuenta antes: el poder de una comunidad en la que TODOS los actores tienen una función y participan activamente para cumplirla.

Los ODS se deben trabajar a nivel mundial, pero su ejecución será completamente diferente en cada país e incluso en cada ciudad, porque no todo el mundo vive la misma realidad socioeconómica y cultural. Y esto nos deja, como sociedad civil, la responsabilidad de aterrizarlos en nuestra comunidad y construir estrategias y herramientas para implementarlos y que nuestro futuro como sociedad en 2030 sea mejor.

IMG_1919Esto es lo que más me gusta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que, aunque por sí solos no cambian nada, son una hoja de ruta perfecta para empezar a construir el futuro que queremos. Y como son solo una hoja de ruta, es necesario que los hagamos nuestros, que los integremos en nuestro día a día, cuando sacamos la basura, cuando nos duchamos, cuando compramos ropa y cuando hacemos voluntariado.

El desarrollo sostenible no es exclusivamente una cuestión política, de destinar presupuestos para ejecutar proyectos. Requiere de algo mucho más profundo y más difícil: nuestra empatía para otorgarle a las personas y al planeta el valor que merecen y nuestra habilidad para trabajar en equipo con el objetivo de tener un planeta mejor en 2030. Porque estas dos cosas son las que harán que consigamos algo remarcable y, sobre todo, que nadie se quede atrás.

Alejandra Acosta

Alejandra Acosta es trabajadora social y emprendedora. Ha fundado proyectos como Proyectobts y Heforsheucmy está involucrada en la lucha contra la esclavitud y en la promoción de los derechos de las mujeres. Ha sido la representante joven española en la primera Conferencia de Desarrollo Sostenible Iberoamericano, celebrada en Salamanca y ha compartido su experiencia como activista por los derechos de la mujer en el Simposio Joven del Vaticano organizado el pasado octubre en las Naciones Unidas. Por otra parte, también ha sido elegida por TRIVU para el proyecto Equality.