La cultura emprendedora supone una importante partida para el crecimiento económico y social, pues contribuye en la generación de puestos de trabajo, la diversificación del tejido productivo, la innovación, el fortalecimiento del espacio de las pymes, microempresas y startups, así como el incremento de los niveles de competencia y la mejor distribución del poder económico. Siendo todas estas razones más que suficientes para incentivar la promoción del emprendimiento, tanto a nivel general como desde un punto de vista más específico, como lo es el emprendimiento juvenil.

El concepto de sociedad emprendedora, expresa un avance del pensamiento donde las comunidades son capaces de crear iniciativas y proyectos innovadores en diferentes espacios de actuación adaptándose de manera flexible a los cambios en el mundo, cada vez menos ciertos. Desde este enfoque, el emprendimiento no solo abarca a quienes emprenden para crear su propio negocio, sino también a los emprendedores corporativos, los que lideran procesos innovadores en sus organizaciones (sean estas privadas o públicas), así como a los emprendedores sociales.

Ante la incertidumbre del panorama laboral actual de los jóvenes, siendo España el país con la mayor cifra de desempleo juvenil en Europa, es de vital importancia el desarrollo de las capacidades emprendedoras en los jóvenes desde edades muy tempranas. Para que ello suceda, se precisa de un funcionamiento adecuado en el sistema educativo que incida sobre la existencia de la capacidad de emprender, así como en el surgimiento y fomento de la cultura emprendedora como base educativa de transformación social. Las personas pasan desde edades tempranas por una serie de potenciales ámbitos de emprendimiento, cuya presencia en estos espacios puede contribuir en distinto grado al desarrollo de sus vocaciones y capacidad para emprender. Por ello, conviene destacar a la educación como estrategia vertebradora, teniendo en cuenta que la heterogeneidad de los diversos entornos formativos influye directamente en la igualdad de oportunidades para emprender. De este modo, y apoyándonos en la visión global internacional entre educadores y expertos en emprendimiento, hay que fomentar las capacidades emprendedoras por igual desde la infancia.

Lo primero que se debe hacer es avanzar en el camino estratégico de la diversificación productiva y la innovación, y el emprendimiento es una vía práctica en dicha dirección estratégica. Por lo que para que exista una base más amplia de emprendedores es necesario incluir en las políticas de emprendimiento el apoyo formativo a emprendedores con claro potencial desde niños. Promover el emprendimiento desde la fase germinal, fomentando la vocación y la capacidad para emprender en  los jóvenes, completando así la cadena de valor que nutre al desarrollo emprendedor a largo plazo. El problema de hoy es que muchas de las políticas se focalizan en los proyectos ya creados, pero poco hacen por los emprendedores del futuro.

En resumen, el fomento de la cultura emprendedora en los jóvenes desde el propio sistema educativo puede ser una vía prometedora para dotar a los jóvenes de mejores competencias para aumentar sus oportunidades de incorporación al mercado laboral, ya sea trabajando como trabajadores con perfil emprendedor, o bien emprendiendo cuando su deseo o necesidad les llame a ello. Pero teniendo claro que, en ambos casos, los dotamos de las herramientas necesarias para afrontarlo con las mejores garantías de desarrollo profesional y, a su vez, de la mejora en la calidad del tejido productivo de nuestro mercado laboral.

Carolina Medina

Emprendedora, CEO & Founder Psicowiz, Red de Profesionales de salud mental para extranjero

Psicóloga jerezana, Carolina Medina es emprendedora y CEO & Founder Psicowiz, una red de profesionales de la salud mental que atenderá, en su lengua materna, a todos aquellos hispanohablantes que se encuentren en  Europa y Estados Unidos