Eva Serrano Clavero es vicepresidenta primera de la Federación Iberoamericana de Mujeres Empresarias y secretaria general de CIME (Congreso Iberoamericano de Mujeres Empresarias). Además, es miembro del Comité de Mujeres Lideres de las Américas de la Organización de Estados Americanos.

Serrano Clavero también es vicepresidenta primera de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Madrid y presidenta de la Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, ASEME, desde 2015.

Licenciada en Derecho, diplomada en Gestión Empresarial y Máster en Urbanismo, es abogada en ejercicio desde 1998. Vicepresidenta y socia fundadora del despacho Deiuris Legal Partners, además es vicepresidenta de CEIM -Confederación Empresarial de Madrid- donde preside la Comisión de Ética, Responsabilidad social e Igualdad, y es vocal en la Asamblea General de Cepyme y de diversos comités de mujer y diversidad. Como experta en igualdad, es vocal del pleno del Observatorio Regional de Violencia de Género y miembro de la Mesa de Políticas de Protección Social de la Comunidad de Madrid. Asimismo, participa en la Estrategia de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la ciudad de Madrid y en el Foro Madrid Solidario.

Dada su trayectoria profesional fuera de España, ¿cómo cree que deben fomentarse más las relaciones desde un punto de vista internacional?

Hay que fomentar las relaciones porque tenemos muchas leyendas urbanas que luego no son ciertas. Por ejemplo: me gusta mucho la cultura oriental y cuando empezamos la relación con las empresarias chinas, vinieron un grupo de empresarias que eran realmente unas “megaempresarias”, una de ellas con 20.000 empleados. Ella hablaba de temas de conciliación, de cómo viven allí en China, donde son muy tradicionales. Pero, a pesar de estar en China, tienen muchos problemas similares a los nuestros. Su forma de trabajo es que las que han llegado tienen la obligación de hacer de referentes y paraguas para ayudar a las demás. Esos intercambios me parecen súper importantes.

Por su parte, en Iberoamérica, son las mujeres más guerreras que he visto en vida. Me recuerda muchísimo a lo que he visto en nuestra hemeroteca de los 70-80, en el que la mujer reivindicaba lo que era suyo. “Tengo derecho a abrir mi negocio, a abrir mi cuenta…”. En ese momento están ahora mismo las mujeres iberoamericanas. Son muy luchadoras y se unen enseguida. Tienen una cultura muy concienciada de lo que es la reivindicación educada, respetando siempre la diversidad. Todo eso enriquece muchísimo porque el problema es global y cuanto más unidas estemos, mejor. Este año ha habido un ejemplo claro de ello, cuando el #MeToo se convirtió en Trending Topic. Yo me quedo con la parte buena, lo que se ha conseguido: que las mujeres independientemente de su ideología, clase social, estatus, se hayan unido a un mismo movimiento para hacer una reivindicación. La unión es muy importante, así como las relaciones internacionales, que nos relacionemos y nos comuniquemos. Porque, al final, la información es poder, y cuanto más sepamos unas de otras, mejor sabremos hacia donde tenemos que ir.

Partiendo de estos encuentros con empresarias internacionales, ¿cómo valora la situación de la empresaria española? ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta?

La valoro muy positivamente. Aun así, ocurre lo mismo en España que en Iberoamérica que en China: que uno de los problemas más importantes que tenemos es el miedo a la internacionalización, el miedo a sacar nuestra empresa fuera, es una asignatura pendiente. Es común independientemente de donde nos encontremos. Ahora tenemos a las jóvenes, que como yo digo, vienen con el chip tecnología debajo del brazo. Abrir una oficina aquí o en Shanghái lo ven igual de natural, pero no podemos esperar a que ellas lleguen a los 40-50 años porque todas las que hay ahora mismo funcionando ya serán muy mayores. Hay que lograr que sea un movimiento un poco equilibrado y común de todo el mundo.

Por otra parte, ¿qué opina de la situación de la empresaria madrileña?

Las empresarias madrileñas estamos a un 50% con los empresarios. No hay mucha diferencia. Es cierto que muchos de ellos puedan tener empresas más grandes, pero estamos en una situación bastante paritaria y, buena muestra de ello, es que con los cambios generacionales hubo renovación de junta en CEPYME y en CEOE, y los que estaban ejerciendo como presidentes han visto normal y natural el que las mujeres formen parte de estas juntas. Y, ¿qué ha ocurrido con ello? Un efecto llamada que es muy positivo: cuando una mujer está dentro de una junta directiva, otra que tiene la opción de entrar, lo ve y da el paso. Cuando entré en 2015 en la junta directiva de CEIM, había cuatro vocales y mi vicepresidencia. A día de hoy, como he comentado, hay 15 mujeres en la junta, y esta situación va a ir en aumento porque, es un efecto llamada. Tienes que ser responsable de defender también tus derechos, no debes delegar en un tercero, ni se puede subcontratar esta función. Las mujeres tienen que participar en el crecimiento de la sociedad, están dando el paso, tomando el timón y dentro de los organismos empresariales cada vez están más presentes.

¿Qué opina de la Agenda 2030?

Soy una enamorada de la Agenda 2030. Los ODS siempre se deberían haber teniendo en cuenta. Si así hubiera sido, no hubiera habido hambre, crisis medioambiental, empresarial,… La Agenda 2030 debería ser la biblia que todo ciudadano, empresa e integrante de la ciudad siempre debería haber tenido en cuenta. ¿Qué me gusta muchísimo de esta Agenda 2030? Concretamente en España tenemos el Pacto Mundial, al que cada vez se están adhiriendo más empresas porque quieren estar dentro de estos objetivos, quieren cumplirlos. También hay muchas empresas que los estaban cumpliendo y lo desconocían. El mero hecho de que estén de esta manera estructurados nos ayuda a que todos nos unamos. Vuelvo a lo mismo, a la unión para mejorar la sociedad con consciencia, es decir, estamos en este mundo no solo para generar riqueza y empleo, sino también para dejar un legado a los que están por venir, y con el cumplimiento de esta Agenda creo que se podría cumplir. Es una concienciación, es un acto de reflexión para las empresas grandes, medianas y pequeñas, de cómo están llevando a cabo sus negocios para que este legado sea positivo para las generaciones que están por venir. Es algo que veo fantástico, y ojalá en el año 2030 hablemos de que estos objetivos se hayan cumplido y no de estadísticas negativas y de que sigamos con problemas medioambientales. Los objetivos para mí, son lo más.

María Cano Rico

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