Hace algunos días, estaba viendo la televisión con mi pareja. Era mediodía, y pusimos el programa de Corazón que echan a las 14.30 horas en la 1 de TVE. Entre las noticias que salieron, hubo una que me llamó la atención.

Inma-Sánchez-opinión-768x1024-768x1024El reportaje hablaba sobre un desfile de tallas grandes que había habido en la Semana de Nueva York, y que había sido todo un éxito. Sobre la pasarela se veían chicas sonrientes, cada una con su figura, todas de tallas grandes, y cada una con su estilo.

Recuerdo que le dije a mi pareja, “oye, mira que bien la iniciativa; qué bien que hayan incluido a mujeres más parecidas a la que vemos todos los días andando por la calle”. Pero él me dijo que no lo veía bien.

Me quedé extrañada y le pregunté por qué. “Está bien que les hayan hecho un desfile, pero es aparte, no están entre el resto de las modelos”, me dijo. Lo cierto es que se trataba una firma que se dedica a confeccionar ropa para mujeres cuyo tallaje es mayor. “El día en que las vea desfilar con el resto de las modelos, integradas en todos los desfiles, estará bien”.

Me quedé pensando en lo que acababa de decir y estuve dándole algunas vueltas. Y caí en la cuenta de lo que no había visto. Había visto mujeres de tallas grandes desfilando, vale. Había visto que era un desfile especial, vale. No había visto que era un desfile especial, vale.

No, no me estoy repitiendo. Yo vi un desfile en el que, por fin, estaban representadas mujeres con tallas más grandes. Yo vi que se les hacía un hueco en uno de los eventos de moda más relevantes. Yo vi que la gente les aplaudía por ello.

Y luego está lo que no vi. No vi que era un desfile exclusivo para mujeres de tallas grandes. No vi que estas mismas modelos desfilaran conjuntamente con otras que no tuvieran su mismo tallaje o parecido. No vi todo lo que aún queda por conseguir en este campo.

Aunque parece que se está avanzando en este ámbito, el trecho que queda por delante todavía es largo. Ashley Graham es una modelo de tallas grandes que se ha hecho un hueco en las pasarelas de todo el mundo, pero desfilando para firmas que hacen ropa para modelos como ellas. Y eso, en mi opinión, y viendo ahora lo que no vi, no es la meta.

Cuando en una pasarela podamos ver a modelos de distintas tallas, con ropa confeccionada por una misma marca, entonces habremos llegado a la meta que yo veo. No vale con que haya firmas que se dediquen exclusivamente a modelos de este tallaje; para mí, el verdadero logro será que todas hagan ropa para todas las tallas. En ese momento, será cuando veamos un desfile donde estén representadas todas las figuras femeninas. Y será en ese momento cuando podré decir: eso sí que lo que he visto.

Inma Sánchez

Periodista