Hace ya cierto tiempo, tras mi primera experiencia profesional, sentí una necesidad -una especie de vocación- de emprender en el sector social. Sin embargo, los miedos como la falta de preparación o la incertidumbre sobre la seguridad económica, me impidieron aventurarme en ese primer momento.
Años más tarde, trabajé en una empresa que apoyaba a emprendedores sociales y recuperé las ganas de crear mi propio proyecto. Aprovechando mi maternidad, pedí una excedencia en el trabajo y monté Work for Social, que tiene como fin promover la práctica del pro bono (voluntariado basado en habilidades profesionales) y apoyar con talento a entidades sociales.
Mi historia de emprendimiento no transcurre con jornadas maratonianas de trabajo de 24/7, sino que tuve que compatibilizar mis inicios como emprendedora con el cuidado de mis hijas y con mi trabajo de freelance en el sector de la comunicación y la captación de fondos, ya que necesitaba estabilidad económica para sacar adelante mi proyecto.
Esta manera de emprender, sin presión de inversores o de créditos, me permitió analizar bien mi entorno, el sector de la innovación social, y descubrir otros proyectos similares al mío con gran éxito en otros países. Así, acudí a varios encuentros en ciudades europeas de la Global Pro Bono Network y conocí a Pro Bono Lab (París), una organización en la que aprendí durante meses gracias al programa Erasmus para Jóvenes Emprendedores de la Comisión Europea. Esta estancia me permitió consolidar no solo el modelo de sostenibilidad de Work for Social, sino perfeccionar la calidad de los programas que veníamos ofreciendo a las empresas y ONG como intermediarios de sus colaboraciones a través del pro bono.
Esta filosofía de seguir tejiendo lazos con nuestros socios internacionales ha permitido que mi organización siga viva y pueda desarrollar en España proyectos multipaís. Uno de ellos, The BEESE Pro Bono Project, es un consorcio de cinco países que cuenta con financiación del programa Erasmus Plus de la Comisión Europea, y que pretende llevar la práctica del pro bono a estudiantes de universidad.
Por otro lado, nuestro programa Mamabono (originario de Service Grant Japan) tiene como fin mejorar la transición de las madres al mundo laboral a través de la práctica del pro bono. La primera edición comenzará después del verano y, actualmente, estamos convocando a madres profesionales para que participen, y a entidades sociales para que sean beneficiarias.
Y, por último, estamos trabajando con empresas multinacionales que quieren promover la práctica del pro bono en sus empleados en España, de manera coordinada con otros socios de la Global Pro Bono Network que actúan cada uno de ellos en sus respectivos países.
Los emprendedores debemos hacer frente a muchos obstáculos como la falta de financiación, el miedo al fracaso, o la falta de guía. Sin embargo, mediante programas de apoyo como los de la Unión Europea, podemos superar estas barreras. De no haber sido por mi experiencia internacional y por la ayuda de personas con más conocimiento en el sector, dentro, pero sobre todo fuera de España, mi proyecto sería muy diferente o, quizás, ya no seguiría vivo.
Por ello, animo a toda mujer emprendedora a aprovechar todas las oportunidades que instituciones como la Comisión Europea ponen a su alcance para salir, viajar, organizar reuniones por Skype y moverse en un entorno que no entiende de fronteras, sino de colaboración en el mundo emprendedor.
Andrea Sánchez Angulo
Fundadora y directora de Work for Social
Los resultados de una encuesta muestran que solo el 24,8% de los jóvenes conoce los programas de financiación al emprendimiento de la Unión Europea y el 30% los de apoyo al voluntariado. Ante este desconocimiento, la UE decidió presentar su batería de programas para jóvenes, a través de los testimonios de personas que, gracias a la UE, han mejorado su presente y su futuro personal y laboral. En el marco del encuentro ‘EU&Me: la Unión Europea en cuatro historias’, la Comisión Europea analizó la percepción que tienen los jóvenes españoles de las medidas puestas en marcha por la UE para fomentar el empleo juvenil y ayudar a los europeos a acceder al mercado laboral y se dieron a conocer cuatro casos de éxito protagonizados por jóvenes españoles que se han beneficiado de las distintas medidas, a través de iniciativas como los programas de voluntariado, de becas Erasmus, de las ayudas a jóvenes agricultores o de apoyo al emprendimiento. Uno de estos casos de éxito lo protagonizaba Andrea Sánchez Angulo, fundadora y directora de Work for Social.