16 historias de maternidad y conciliación

Livin´LaVidaMadre ha lanzado su primer libro con 16 historias reales y actuales de mujeres que compatibilizan su maternidad con la vida laboral. Un libro colectivo que pretende acercar a las futuras madres la maternidad “tal y como la viven mujeres reales que sin querer renunciar y sin perder su identidad, intentan disfrutar la aventura de formar una familia”. Elena Aljarilla es una de las coautoras de Livin’LaVidaMadre.

ME ENCANTAAAA¿CONCILIAQUÉ…?: Las medidas para conciliar son renuncias laborales encubiertas

Cada vez que pasamos por un periodo electoral, y en este país llevamos varios seguidos, la conciliación familiar y laboral vuelve a salir a debate y se convierte en moneda de cambio de todas las negociaciones. De repente, ese problema que afecta diariamente a millones de familias vuelve a estar en boca de todos, en forma de promesas que hasta los más crédulos saben que no se van a cumplir porque desde el primer momento advierten que no hay dinero, aunque en realidad lo que no hay es voluntad de hacerlo.

Alcanzar la verdadera conciliación requiere algo más que unas cuantas medidas cosméticas que no solucionan el problema de base: la desigualdad entre hombres y mujeres que hace que la conciliación suponga de facto una renuncia laboral para las madres. En el libro Livin’LaVidaMadre contamos 16 historias de conciliación, o mejor dicho de malabarismos, y seguimos recabando historias para concienciar en la lucha por la igualdad real, que realmente permita a los padres disfrutar de sus hijos.

13227134_1778716789014031_8352743343299847715_nActúen o no, los partidos políticos son conscientes de que el problema existe y lo utilizan como reclamo para su propio interés. Al revuelo que causó la imagen de Carolina Bescansa, diputada de Podemos, con su bebé en brazos en el hemiciclo del Congreso para concienciar, dijo, sobre el problema de la conciliación, le siguió otro anuncio no menos llamativo. Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, aseguró que va a pedir al futuro gobierno medidas legislativas para proteger los derechos de la mujer y evitar las discriminaciones por el simple hecho de ser madre. Es decir, luchar contra lo que se conoce como el “mobbing maternal”, erradicarlo como práctica promoviendo la maternidad desde el punto de vista laboral, e incluir en la nueva ley penalizaciones para las empresas que lo lleven a cabo.

Y ahora llega la última promesa recogida en el acuerdo alcanzado para formar gobierno entre PP y Ciudadanos: igualar los permisos de maternidad y paternidad, recuperar el uso horario GMT y finalizar la jornada laboral con carácter general a las 18.00 horas. Promesas que huelen a humo y que olvidan que la ley de 2007 ya prevé un permiso paterno de un mes, pero que nunca se ha dotado del presupuesto suficiente para poder ponerlo en marcha.LVM_Bea_02_R copia

Llevarse los niños al trabajo no es conciliación, y multar a las empresas tampoco es la solución porque la desigualdad les sigue saliendo rentable. La ley está hecha para que sea más barato contratar a un hombre, haciendo que sea la mujer la que asuma el coste laboral de la maternidad. Conciliar es cosa de todos, de hombres y de mujeres, y requiere, además, de un cambio legislativo, una verdadera revolución cultural y empresarial, empezando por lo más básico como es racionalizar los horarios.

Conciliar es organizar las jornadas laborales de forma que los padres puedan pasar más tiempo con sus hijos. Conciliar es igualdad salarial para que el padre y la madre puedan elegir en igualdad de condiciones. Conciliar es corresponsabilidad de padres y madres y eso no llegará mientras los padres tengan derecho a 15 días de baja, frente a los 112 días de las mujeres, lo que hace a los hombres mucho más interesantes y rentables a la hora de contratar y penaliza a las mujeres en posibilidades y condiciones. Por eso, a lo que hay que aspirar es a que los permisos de maternidad y paternidad sean iguales, retribuidos y obligatorios, acabando con la situación injusta y discriminatoria.

LVM_BEAEn Livin’LaVidaMadre sabemos que por el momento conciliar significa reducir jornada, lo que su
pone no sólo un recorte de sueldo, sino también de oportunidades laborales. La mayoría de las veces, un recorte de las horas supone un freno en la carrera profesional y el cierre de muchas puertas hacia la promoción dentro de la empresa. Es, en definitiva, un castigo por querer dedicarle más tiempo a tus hijos por voluntad propia o por obligación, por tener menos sueldo.

Otra opción es hacer malabares organizativos, tirar de abuelos y canguros, (el que tenga o pueda permitírselo) o volverse loca para cuadrar agendas y eso si tienes la suerte de contar con una pareja a tu lado para compartir responsabilidades.

miaconpedroEn nuestra primera edición del libro Livin’LaVidaMadre, las 16 historias, aunque diferentes todas ellas, reflejan situaciones habituales. Como se trata de una iniciativa transmedia, en la que a través de la página web (www.livinglavidamadre.com) estamos recabando otras historias para una segunda edición, hemos visto cómo se multiplica el problema de la conciliación en otros casos, como una familia monoparental o cuando viene un bebé con problemas o dificultades añadidas, que requiere una dedicación especial y en los que se disparan las visitas al médico. En este último caso, el desamparo para los padres es absoluto y acarrea, muchas veces, el abandono del puesto de trabajo por parte de la madre, nuevamente debido a la diferencia salarial.

Por eso, iniciativas como Livin’LaVidaMadre son tan necesarias. Porque queda mucho camino por recorrer y porque es esencial mantener el debate sobre la conciliación real aunque no haya elecciones a la vista. Y como muestra de lo que nos queda y de la falta de voluntad que denunciamos, una prueba más: apenas 24 horas después de firmar el acuerdo que aboga por finalizar la jornada laboral a las 18.00, su promotor, Albert Riviera, convocó una rueda de prensa a las 19.00, complicando todavía más la imposible conciliación de las madres periodistas…

Elena Aljarilla
Coautora de Livin’LaVidaMadre