Reconozco que disfruté mucho durante el tiempo de mi formación como médico; la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid supuso una formación muy completa, y a la vez muy dura y exigente. Además del estudio diario y de las prácticas, que nos hacían prácticamente vivir en la facultad, intenté participar en muchos proyectos extracurriculares, como la representación de obras de teatro en el grupo de la facultad o la colaboración en grupos de investigación en los laboratorios de Bioquímica y de Anatomía. Durante las rotaciones en el Hospital La Paz, la especialidad en la que más disfruté como estudiante fue la Pediatría, y decidí que quería dedicarme a ella. En la oposición MIR (Médico Interno Residente), que es obligatoria para la formación de médicos especialistas en España, escogí la especialidad de Pediatría en el hospital donde había estudiado la carrera, en La Paz. La pediatría es una especialidad muy atractiva, ya que trata al paciente pediátrico de forma integral, y te ofrece la posibilidad de desarrollarte tanto en el campo asistencial como en el investigador. Casi siempre podemos identificar una persona en el camino que supone un ejemplo a seguir; en mi caso fue muy cercano, mi padre, pediatra neonatólogo con muchísima vocación, el que me inculcó esa pasión, amor y dedicación a la hora de trabajar con los pequeños pacientes.

Durante mis años de asistencia clínica, he trabajado en atención primaria y en especializada, en la sanidad pública y privada. He podido sentir el agradecimiento de las familias, padres e hijos, que es muy importante para los profesionales. También he sentido el agotamiento tras las jornadas duras y la frustración en situaciones complicadas para los pacientes. Vives con ellos sus circunstancias y, cuando las conoces, sufres con ellos. En algunas ocasiones no he sido capaz de contener las lágrimas al sentir su dolor.

Las inquietudes docentes e investigadoras han sido evidentes en mi carrera. Las tres vertientes (asistencial, docente e investigadora) se viven de forma integrada en la vida del médico, y desde la facultad y después en la residencia, nos vamos preparando para ello. Por tanto, la decisión de realizar el doctorado en Medicina estaba clara. La recogida de los datos para la investigación, el planteamiento y estructuración del proyecto, y la realización del mismo suponen mucho tiempo y mucho esfuerzo. Cuando además tienes hijos pequeños el cansancio se multiplica y las horas de sueño disminuyen. Mi marido me ha apoyado en todo este camino, y puedo decir que sin él no hubiera podido hacer ni la mitad del trabajo. La docencia universitaria me ha interesado desde que estaba en la Facultad de Medicina, y la ilusión de preparar a los médicos del futuro es un reto que no quise dejar pasar. Ser vicedecana de Medicina de la Universidad Europea me permite conocer bien las inquietudes de los estudiantes de Medicina y de los profesores, e introducir cambios o novedades que permitan mejorar la calidad de la titulación. Trabajamos mucho la parte académica pero también la humanización de la asistencia sanitaria, así como la calidad humana y la capacidad de relacionarse con los pacientes. Los medios tecnológicos que ponemos al alcance de los alumnos (ecógrafos hápticos, Realidad Virtual, simuladores de alta complejidad, sistemas interactivos y de razonamiento) les permiten conocer de primera mano las herramientas que podrán utilizar en su práctica clínica real. No olvidamos el entrenamiento de los alumnos para atender a los pacientes con cariño, escucharles y dialogar con ellos y mantener esa vocación de servicio y entrega a los demás durante todo su ejercicio profesional. La Universidad Europea es una gran institución, y tiene detrás una estructura empresarial de gran envergadura, por lo que son muchas las posibilidades que presenta a los estudiantes.

Aunque supone un reto profesional, puesto que es un cambio radical en mi actividad laboral, si te gusta la Medicina, te gusta enseñar Medicina. Como he dicho, disfruté mucho estudiando la carrera, y me gustaría que mis estudiantes disfrutaran al menos tanto como yo.

Magdalena Hawkins

Vicedecana de Medicina en la Universidad Europea