“Cuando las oportunidades se transforman en proyectos”

Casi nada pasa por casualidad… Posiblemente, ese día tenía más calma de la que la vida permite a una mujer trabajadora con familia numerosa y, en una cadena infinita de grupo un WhatsApp, leí el siguiente mensaje mensaje: “Centro ambulatorio de niños con discapacidad del Sáhara solicita formación en Fisioterapia Neurológica”. Una sensación de alegría se apoderó de mí y únicamente pensaba que era mi área de trabajo. Por otro lado, me decía a mí misma: ¿podré permitirme el lujo de dejar a mis hijos 3 semanas y a los pacientes con las repercusiones económicas y emocionales que eso tendría en mí día a día?

A pesar de los inconvenientes, una fuerza de reto me impulsó a ponerme en contacto con la ONGD y el proyecto me pareció apasionante. Desconocía el Sáhara más allá de que me enfrentaría a una cultura diferente a la occidental y de la existencia de un conflicto geopolítico no resuelto por completo en la actualidad, pero la sensación de necesidad de colaborar con ellos, se me antojó imposible de rechazar. Si no… ¿para qué había estudiado yo Fisioterapia Neurológica y trabajaba en la Universidad?

De este modo, adquirido el compromiso, el siguiente paso fue: ¿cómo? Pedían formación y yo me preguntaba: ¿qué tipo de carencias tendrán? La Association des handicapes cuenta con cinco mujeres: una fisioterapeuta junior, dos auxiliares de fisioterapia, una estimuladora y una secretaria para tratar a 70 niños con patología variada. En ese momento, fui realista y me di cuenta que era un proyecto interdisciplinar donde la fisioterapia no podía abarcarlo todo, así que recurrí al Departamento de Psicología de la Universidad Europea para que se unieran a lo que yo ya había bautizado como “el trabajo extra”.

Y volví a preguntarme: ¿cuál sería la mejor forma de ayudar? El infinito respeto ante sus conocimientos y la ignorancia de la vida cotidiana en Marruecos me hizo plantearme no presentarme en su casa arrogantemente a mostrar lo que yo realizaba en Madrid. La experiencia me ha enseñado a no dar nada por sentado y que no siempre hay fórmulas exitosas cuando se trabaja con equipos en el campo de la discapacidad.

Por ello, recurrí a la ciencia como paradigma para resolver preguntas complejas y, aunque esto era un trabajo social, lo que parecía un simple voluntariado al principio se convirtió, con la ayuda de la Dra. Blanco, en un proyecto de investigación. Lo primero era implicar a la Universidad Europea aplicando a un concurso de microproyectos de cooperación donde una institución de prestigio se convertiría en la institución vehicular. No cabe duda que los pasos siguientes necesitaron de un trabajo burocrático exquisito que nos garantizaba la colaboración de ocho alumnas universitarias que se unirían al proyecto para realizar las acciones.

La Dra. Blanco, junto al equipo, elaboró una sistemática recogida de la información para conocer mejor sus necesidades. Se utilizaron técnicas propias de la investigación cualitativa de los grandes proyectos científicos a través de entrevistas, grupos de discusión y observación de distintos escenarios donde se realizan las tareas. La acogida resultó ser muy positiva, en todo momento estaban dispuestos a colaborar y a hacer equipo con un único objetivo: “mejorar la calidad de vida de los niños”.

Allí en el Sáhara, en la pequeña ciudad de Dakhla, descubrí un país de contrastes donde las diferencias entre la pobreza y la prosperidad no se miden por los recursos materiales que tienen, sino por las oportunidades a las que no pueden acceder. Conocí la responsabilidad que implica hacer un trabajo correcto donde mis argumentos no se basaran solo en mis ideas preconcebidas, donde buscar más allá de tus conocimientos fuera la herramienta de trabajo. Ahora tenemos que organizar a unas estudiantes, llenas de juventud y ganas de colaborar, y de su respuesta dependen, en buena medida, los resultados de mejora de la calidad de vida de unos pequeños cuya rehabilitación está en manos de las habilidades que adquieran cinco mujeres gracias a la respuesta de un WhatsApp.

María Isabel Gaviña Barroso

Profesora de Fisioterapia y Coordinadora de Fisioterapia Neurológica de la Universidad Europea