Youtubero, ningufonear, bizarro, cuñadismo, vendehúmos, LGTBfobia, papilomavirus videoarbitraje, phubbing, populismo, abstenciocracia, posverdad y sorpasso. ¿Qué tienen en común todas estas palabras tan diferentes entre sí, tanto en forma como en significado? Han sido los términos seleccionados por la Fundación del Español Urgente, Fundéu BBVA, para convertirse en la palabra del año 2016. Un término que se caracteriza, por un lado, por marcar la actualidad informativa y, por otro, por tener cierto interés desde el punto de vista lingüístico.

María-CanoY, finalmente, entre todas ellas, la palabra elegida ha sido populismo. Definida por la Real Academia Española como la “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, Javier Lascuráin, el coordinador general de la Fundación, subrayó que “en un año tan político como este, con acontecimientos de importancia global como el brexit, la victoria electoral de Donald Trump y los diferentes procesos electorales y plebiscitarios en América y España, la palabra del año de Fundéu tenía que venir de ese ámbito”.

Y nada más cierto. Populismo, un término que ha evolucionado conceptualmente a lo largo de los últimos meses, e incluso me atrevería a decir años. Así, fue utilizada por los medios y el ámbito político con cierto matiz despectivo para definir diversos regímenes políticos de Latinoamérica, como fue el caso de la República Bolivariana de Venezuela con Hugo Chávez al frente y que, posteriormente, heredó Nicolás Maduro. Un concepto que ha vuelto al punto de mira en 2016, con un viraje hacia la derecha que ha incluido a diversas personalidades públicas como la presidenta del partido de ultraderecha francés Frente Nacional, Marine Lepen; o el miembro del Partido de la Libertad de Austria y candidato este año en las elecciones presidenciales, Norbert Hofer. Y que en el último tramo del año cruzó el Atlántico para llegar concretamente a EE. UU. y así designar al recién elegido presidente norteamericano Donald Trump.

Desde la Fundación explicaban que, a lo largo de los últimos meses, habían recibido muchas consultas sobre el significado real de populismo. De este modo, qué duda cabe que esta palabra se ha convertido en un cajón de sastre cuya evolución conceptual nos hace dudar de la correcta utilización del vocablo y nos muestra el carácter variable de la lingüística, que permite la modificación del lenguaje al antojo de los medios y la ciudadanía en general.

Este es el cuarto año consecutivo que Fundéu desarrolla este interesante ranking que despierta la atención de los amantes de la lingüística, de los seguidores de los medios y, cómo no, del mundo del periodismo. Y, echando un vistazo atrás, nos encontramos con la palabra del año 2015, que bien podría haber sido también la de 2016: refugiado. Un año en el que también estaban de moda palabras como chikunguña, sextuplete, inequidad, poliamor, disruptivo, trolear, zasca, clictivismo, gastroneta o despatarre.

Selfi, la adaptación al español del anglicismo selfie, fue la palabra del año 2014. El término inglés con el que se conoce a este tipo de imágenes ya fue elegido palabra del año por los editores de los diccionarios de Oxford en 2013. Junto a selfi habían sido preseleccionadas palabras como nomofobia, apli, árbitra, además de impago, abdicar, ucraniano o ébola, superluna, postureo o amigovio.

Y el ranking lo inauguró en 2013 la palabra escrache, un término que alude a las manifestaciones convocadas frente a los domicilios de políticos y otros personajes público. El Diccionario de la Real Academia Española no incluía este término, pero sí el verbo escrachar con el significado de «romper, destruir o aplastar» y «fotografiar a una persona». Los filólogos y periodistas que trabajan en esta organización hicieron una primera selección con las palabras quita, austericidio, meme, autofoto, wasapear, cholismo o expapa.

Sin lugar a dudas, la preselección de las palabras del año se sitúa como una interesante y novedosa clasificación que nos permite deducir los acontecimientos más importantes de cada año, aquellos que se han convertido en tendencia y los que marcan nuestra historia reciente. Enmarcadas en las nuevas tecnologías, las redes sociales, el deporte o la política, anglicismo o no, estas palabras muestran el carácter cambiante de la disciplina lingüística, en constante evolución.

María Cano Rico 

Periodista